jueves, 2 de enero de 2014

Fic "Te he echado de menos" TORG Capitulo XVIII



Capitulo XVIII
Era domingo por la tarde, el día estaba completamente oscuro por las nubes que anunciaban la tormenta del siglo. Tom se despidió de su gemelo y se dirigió hacia la casa de Georg. Ninguno de los dos se había mensajeado en una semana entera, ni una sola vez habían hablado por teléfono luego de la pelea que habían tenido en casa y eso lo estaba matando lentamente. Y para rematar todo eso, estaba enfermo pues seguía con los mareos extraños de los que no quería comentar a nadie.
En toda esa semana había pensando en lo estúpido que había sido pelear por algo que a la final no tenía mucho sentido. Georg ya le había dicho que no se avergonzaba y él por llorica y malcriado había insistido cagandola por completo. Iba de camino a casa de su castaño, con los nervios de punta pero siendo positivo en que Georg volvería con él pues ya lo echaba mucho de menos.
Cuando llego encontró un camión de mudanza en el frente. Se extrañó y bajó de su auto corriendo hacia la casa para buscar a Georg, no encontró a nadie más que un montón de personas caminando de un lado a otro recogiendo las cosas que pertenecían a la familia de Georg. ¡¿Qué diablos estaba pasando allí?! ¿Dónde estaban Georg y su familia?
Marcó al celular de Georg pero no contestaba y le preguntó a un señor que estaba allí, por la familia.
—Disculpe señor, ¿podría decirme dónde están las personas que vivían aquí?
—Lo siento. —El señor señalo con la cabeza a una mujer de cabello rubio que hablaba con dos obreros— ella podría darle esa información.
—Gracias.
Camino hacia la mujer que no podía tener más de treinta y ocho y le pregunto.
— ¿Podría usted darme información de las personas que vivían aquí?
Ella lo miro y alzo una ceja extrañada. —Disculpa si sueno grosera pero ¿Quién eres y por qué preguntas?
—Porque mi novi… mejor amigo vivía aquí. —suspiró mordiéndose el dedo pulgar, cosa que siempre hacia cuando se sentía nervioso.
Ella se quedo pensativa y buscó algo en la carpeta marrón que llevaba en las manos. Saco un sobre blanco y se lo entrego, el sobre tenía su nombre en una casi perfecta letra cursiva. Era la letra de Georg, la conocía perfectamente bien.
—Georg me dijo que te la entregara en tu casa pero me has ahorrado el trabajo viniendo aquí. También dijo que no me preguntaras nada, sino que leyeras esa carta y fue todo.
Tom asintió sin poder responderle algo coherente y salió de esa casa mirando el sobre en sus manos, tenía tanto miedo de abrirlo y descubrir que Georg le había dejado para siempre. No podía ser eso, no podía estar pasando eso.
Se subió a su auto y manejó con un poco de dificultad hacia su casa. Los latidos de su corazón lo aturdían al igual que sus pensamientos sobre el contenido de esa carta. No quería abrirlo solo, necesitaba a Bill a su lado como apoyo por lo que sea que allí dijera.
Una vez en casa subió a la habitación de su hermano y lo encontró junto a Gustav jugando con el PS3, lo apago y sus dos amigos saltaron enojados pero al ver la cara que Tom traía esa molestia se evaporo y se convirtió en preocupación.
— ¿Qué tienes? Estas pálido y temblando.
—Necesito que… necesito que lean esto por mí. —él le entrego la carta a su hermano.
Bill agarró la carta y la abrió sin entender nada. La leyó primero y miro a su gemelo, sabía que eso lo rompería en mil pedazos.
— ¿Estas seguro de que quieres que lo lea para ti? Mejor no lo hagas por favor. —le advirtió.
Gustav agarro la carta y también la leyó, su mirada se fue hasta la de Tom, pensando en cómo se pondría su mejor amigo.
— ¡Léanmela por el amor a Dios! —gritó desesperado, intentando controlar sus lagrimas que estaban por salir.
Gustav empezó a leerla en voz alta.
“Para cuando leas esto es más que seguro que yo ya no estoy en el país. Este papel no tiene mucho contenido porque no quiero extenderme, lo único que puedo decirte es que lo lamento. Tú y yo ya no podíamos seguir juntos y lo mejor que pudimos hacer fue separarnos.
Se feliz, búscate otro novio y todo estará bien. Tal vez algún día nos encontremos de nuevo. No trates de buscarme porque no me encontraras. Adiós”
Todo a su alrededor se detuvo. El dolor en el pecho era intenso, sus manos temblaban y en algún momento sus piernas cederían y caería al piso, se sintió mareado, confundido y perdido.
— ¡Tom, respira!
A él se le había olvidado que estaba conteniendo el aire en sus pulmones, elimino todo ese aire y se derrumbo en los brazos de Bill. Georg había mentido todo el tiempo y se iba sin darle explicaciones.
Las lagrimas no tardaron en llegar y cuando quiso detenerlas era muy tarde ya no podía. Su hermano lo mantenía abrazado mientras estaba tirado de rodillas en el suelo,  llorando sin consuelo. Lloraba a gritos, lloraba con todo el sentimiento del mundo, lloraba de rabia, lloraba de dolor, lloraba la muerte de su corazón, lloraba porque era la única manera en la que podía descargar todo eso que no se podía contener mas, lloraba porque había perdido una parte de su corazón que ya no iba a recuperar. Y sobre todo lloraba porque lo amaba con todo su ser.
***
Los días eran críticos en la vida de Tom, no comía, apenas dormía y no dejaba de llorar. Se bañaba cuando su cuerpo lo necesitaba (dos veces por semana) se sentía agotado y vacio. Su vida estaba hecha un completo desastre desde que Georg lo había abandonado. Todos estaban preocupado por él, incluso su padre trato de sacarlo de la habitación y hacerlo comer pero, molesto, destrozo su habitación y por eso nadie quería entrar allí.
Se sentía engañado, sentía que necesitaba una explicación, algo más que una maldita carta que lo único que decía era un “lo lamento” que no explicaba nada. Quería odiarlo, quería que todo pasara rápido pero no era tan fácil, él no podía olvidarlo, no podía arrancar todas las noche que paso con él, todo lo que sucedió en la casa de campo, todo lo que habían hablado acerca de estar juntos. Todo había sido un teatro y él había sido el títere de Georg.
El muñeco que rompió.
Su situación era terrible, se miraba en el espejo y veía su cuerpo perder masa corporal, sus ojeras cada día eran más grandes y sus ojos estaban hinchados todo el tiempo.
Una tarde en la que no pudo con su alma, llamo a Raven. Él, no quería ver a su hermano allí, porque verlo, era recordar el día que se enteró de lo que decía la jodida carta del infierno.
Necesito ayuda, no le digas nada a Bill. —dijo mientras caía arrodillado al suelo desmayado.
Cuando despertó, estaba en una cama de hospital, miro a un lado y tenía un suero en el brazo derecho y una maquina que monitoreaba los latidos de su corazón. ¿Cuánto tiempo había estado allí? ¿Sabrían ya sus padres y hermano? Hubiera preferido tener que despertar en el infierno a tener que regresar a la vida sin él.
—Por fin despertaste. —susurró Raven mientras se acercaba y le besaba la frente de forma maternal. Él se estremeció y al cerrar sus ojos una lagrima cayo por su mejilla. Su madre nunca le dio un beso en la frente, ni siquiera cuando era un niño necesitado del amor maternal. — no llores por favor. —ella parecía afectada.
Tom suspiró y sintió sed, muchísima sed. Se sentía como aplastado por un camión.
—Sed, tengo mucha sed. —Su voz sonaba rasposa.
Raven de inmediato busco agua para él y le ayudo a tomársela. Agradable fue la sensación del agua tibia pasar por su garganta y refrescarlo.
— ¿Te sientes bien Tommy? —pregunto ella sobándole la mejilla.
Aquel contacto le irrito pero no iba a decir nada, ella se estaba comportando como su madre nunca lo hizo.
— ¿Ya lo sabe mi hermano? ¿Cuánto tiempo llevo aquí?
—Nadie lo sabe, sólo Gustav y yo. Me pediste que no le dijera a tu hermano pero era difícil, yo no puedo mentirle pero al final decidí no decirle que estabas en el hospital. Le dije que estábamos de viaje los dos y aunque insistió en que le dijera le pedí que no molestara más, y se quedó tranquilo. Debía decírselo a alguien y llame a Gustav, él apareció aquí y se hizo cargo de todo lo que hacía falta para que permanecieras aquí sin que nadie supiera nada. Llevas tres días durmiendo Tom.
El peli-rubio cerró los ojos de nuevo y coloco las manos en su vientre. Ellos dos eran muy buenos amigos y estaría agradecido toda la eternidad.
—Te tiraste a morir Tom, te estabas matando lenta y vilmente.
Él no dijo nada porque sabía que era cierto. Era cobarde, un maldito cobarde por querer acabar consigo mismo. Ya rebasaba los límites de la estupidez, y todo era culpa de un hombre que no lo merecía.
Justo cuando iba a decir algo el doctor entro a la habitación con Gustav detrás de él. Se planto en una esquina de la cama y revisó la carpeta que tenía en sus manos. Por su cara, no traía nada bueno que decir.
—Señor Kaulitz, me alegra que ya este despierto y ver que su estado ha mejorado. —su rostro era serio.
—Gracias doctor. —susurró él mirándolo. Estaba bajo la expectativa de qué  era lo que tenía para decirle.
—Sé que apenas te acabas de despertar pero debes enterarte de lo que pasa con tu cuerpo de una vez por todas.
Raven, Gustav y él intercambiaron miradas interrogativas.
—Usted ingreso a este hospital con un cuadro de deshidratación grave, aparte de eso tenía desnutrición y presentaba síntomas poco comunes en un hombre, como mareos y vómitos según fui informado por la señorita.
—Creí que sería bueno acotar eso. —susurró Raven tomándole la mano.
Gustav se coloco al lado de Raven mirando atento al doctor.
—Le hemos practicado varios análisis y uno de ellos arrojo un resultado poco común y extraño.
— ¡Por favor ya dígame! —se exalto desesperado por saber.
—Usted tiene dos meses y medio de embarazo señor Tom.
Gustav miro a Raven y ella a Tom, él tenía cara de póker y lo único que hizo fue soltar una carcajada.
— ¿Yo embarazado? ¿Está loco usted doctor?
El doctor no se rió, él se quedo serio todo el tiempo.
—No puede ser cierto. —dijo Tom al ver que no decía nada más.
—Si me permite explicarle, usted posee un útero y ovula como una mujer, he de imaginar que usted tiene una pareja hombre y es por eso que ha quedado embarazado. Nunca lo supo porque seguramente jamás se practico el tipo de exámenes requeridos para saberlo. Usted tiene un ser creciendo en su vientre y mientras dormía le hicimos un eco grama para comprobarlo y sí, es pequeño pero débil por su mal hábito alimenticio. Su estado anterior pudo hacerlo abortar de no haber sido atendido a tiempo.
Tom no podía pensar en otra cosa que en lo del bebé creciendo en su vientre. Cuando creía que ya todo había pasado, cuando pensó que las cosas podían mejorar, llegaba ese embarazo. Acuno su vientre y derramo lagrimas, no sabía si de felicidad, tristeza u odio. ¿Y ahora que le diría a sus padres?
“Mamá, papá, tengo casi tres meses de embarazo, era de Georg ¿recuerdan al chico que era mejor amigo de mi hermano? Pues ese es el padre de mi bebé, él me abandono porque no me quería. Acéptenme con mi bebé”
Ellos no lo aceptarían, ellos lo aborrecerían, pensarían que es una aberración y lo dejarían solo. Su hijo mayor, un hombre embarazado que fue abandonado por el padre del bebé. Es una bonita historia de Disney.  

2 comentarios:

  1. Jodeeeeeeeeeeer pobre Tom TwT
    pero ese bebecito cambiara su vida :')
    sube pronto Rai

    ResponderEliminar
  2. AYYYYYYY MI TOM EMBARAZADO POR DIOS ! me encanta la historia y espero el siguiete con ansias un beso

    ResponderEliminar