jueves, 2 de enero de 2014

Fic "Te he echado de menos" TORG Capitulo XVII



Capitulo XVII
Los días pasaban rápido. Tom y Georg ya habían cumplido su segundo mes juntos y todo permanecía en secreto todavía. Los únicos sabedores de la verdad eran Gustav, Bill y Raven quien se había vuelto muy cercana ellos, más que todo a Tom.
Era lunes por la mañana, las vacaciones de verano habían terminado y era hora de volver a las clases universitarias con un nuevo semestre. Tom estaba feliz de volver a clases pero al parecer su querido novio no lo estaba.
—Tom, no quiero ir a la universidad, quiero dormir. —decía mientras se volvía a enrollar en sus sabanas.
Tom le dio dos palmadas en el trasero y suspiró. Él debía levantarse. —Hoy es el primer día, no me quede a dormir aquí por nada. ¡Debemos ir juntos, lo prometiste!
Georg se dio la vuelta para encontrarse con el rostro de Tom, él estaba haciendo un mohín con los labios y eso le causo tanta ternura que se levanto de inmediato y fue al baño a arreglarse.
Ya en la universidad todos le miraban extraño y Tom se había percatado de eso cuando pasaron justo frente al equipo de jugadores de Rugby y ellos comenzaron a murmurar. Todos en la universidad parecían saber algo que ellos dos ignoraban.
Llegaron al laboratorio de Biología y Hannah  se les quedo mirando hasta que se sentaron en sus lugares, muy cerca del escritorio de la profesora. Tom se estaba volviendo loco y sabía que Georg también estaba igual que él preguntándose qué mierda pasaba con esa gente que les miraba como si fueran bichos raros.
Bill hizo su entrada triunfal haciendo que más de una suspirara y se bajaran las braguitas para entregárselas. Sonrió mirando a su hermano y camino hasta él sentándose a su lado.
—Hola hermanito. —dijo mientras abría su libreta y anotaba la fecha de ese día.
Tom sonrió de vuelta imaginando que su enorme sonrisa y alegría se debía a cierta chica castaña que lo tenía atontado. Era bonito ver a su hermano enamorado.
—Ya me imagino a que se debe tanta sonrisa.
—Te lo has imaginado bien. Raven me ha dicho que sí quiere ser mi novia.
Las chicas que estaban detrás dejaron de respirar y cuchichearon acerca de lo que Bill había dicho. Él sólo sonrió mirando a su hermano, ignorando que las chicas estuviesen casi llorando por él. Ellas eran patéticas.
La clase de anatomía fisiológica I comenzó y todos se dedicaron a prestar atención. La puerta del salón de clases fue abierta y Gustav asomo su cabeza rubia mirando a la mujer que daba la clase. Bill, Georg y Tom se miraron con extrañeza.
—Disculpe profesora, necesito al estudiante Tom Kaulitz, órdenes del centro de estudiantes. —él se acomodo sus gafas.
Tom paso saliva no entendiendo nada. ¿Qué tenía que hacer en el centro de estudiantes? A juzgar por el rostro de Gustav no se trataba del centro de estudiantes, era algo urgente. Su querido amigo no sabía mentir.
—Adelante señor Kaulitz. —le dijo la profesora.
Él se levanto rápido y salió del salón.
— ¿Qué pasa? Ya sé que mentiste.
Gustav asintió y dejo escapar un suspiro. — Tom, no vayas a reaccionar mal. ¿Entendido?
—Vale. —Tom se cruzo de brazos.
—En la universidad corre el rumor de que tú y Georg son novios. Sabemos que eso es verdad pero se dice que Georg está contigo por una apuesta que hizo con alguien.
 Tom bajo sus brazos mirando fijamente el rostro de su amigo. ¿Apuesta? Joder pero sería una apuesta muy larga porque ya llevaban dos meses juntos.
—Tiene que ser mentira. ¿Quién diablos ha regado ese maldito rumor? Lo conseguiré y lo mataré.
—No es lo peor, dicen que Georg está con una chica que recién entro aquí este semestre. Se llama Casside pero ella no ha venido hoy y no sé cómo se hizo tan grande esta cuestión.
A Tom no le importo irrumpir la clase, entro al salón de nuevo y jalo del brazo a Georg. Todos se le quedaron viendo. Bill se levanto yendo detrás de ellos y una vez afuera Tom enfrento la mirada de Georg quien parecía confundido.
—Explícame por qué demonios dicen que tú estás conmigo por una apuesta y porqué dicen que tú tienes a otra persona también. —Tom estaba calmado pero por dentro furioso y dolido.
— ¿Cómo demonios se enteraron de lo nuestro? —susurró. Parecía que no quería que nadie los escuchara.
Tom no presto atención a eso. — No lo sé, dime tú.
—Yo no sé nada. —él estaba diciendo la verdad, no sabía nada en los absoluto.
Del salón de al lado salió Rafael y al verlos se acercó sonriendo, ¡hipócrita!
— ¿Les ha gustado mi rumor? Mierda en esta universidad son todas unas estrellas del drama y los chismes. Se corren demasiado rápido.
—Hijo de puta. —le grito Tom lanzándose hacia él pero Bill lo detuvo.
Todos salieron de sus salones para estar de espectadores de lo que sucedía.
Georg parecía querer huir de allí. Tom lo supo cuando observo que mantenía la mirada fija en el suelo. Estaba avergonzado, él lo sabía.
—Mejor calla tu hocico y devuélvete a donde no molestes a nadie. —le dijo Bill viendo que nadie decía nada.
—Escuchen todos. —Rafael alzo las manos sonriendo, le divertía ver como Georg bajaba la cabeza y Tom lo miraba esperando que dijera algo. — Tom y Georg están juntos desde hace un buen tiempo.
Todo mundo murmuro por lo bajo y Tom se sintió acorralado, odiaba ser el centro de atención, aunque esta vez no estaba solo.
— ¿Creían que Georg era heterosexual? Pobres de ustedes señoritas, pero aquí, el muchacho en cuestión le gusta follar con hombres, y quién mejor para follar que el tonto hermano de su mejor amigo.
El corazón de Tom latía acelerado y sus manos le hormigueaban porque quería golpear a ese hijo de puta para que se callara. Georg estaba en silencio mientras que los hombres se reían de él y las muchachas hacían gestos de asco. Eso era un infierno.
— ¡No es problema tuyo ni de nadie! —Grito Tom enojado— Sí, él y yo estamos juntos pero ¿hay algún maldito problema? Nos queremos. —él le tomo la mano.
Georg le soltó la mano y camino por el pasillo hasta desaparecer. Tom ignoro que los demás decían cosas y se fue tras él. ¿Qué diablos pasaba con él? Sí los descubrieron era mejor así podrían andar libres.
— ¡Georg, espera!
Pero el castaño no se detenía. Llego a su auto, abrió la puerta y entro, Tom detuvo la puerta antes de que se cerrara. Se sentía confundido y extrañado de la reacción de Georg.
— ¡Suelta la maldita puerta! —Le grito Georg de repente—
— ¡No lo haré hasta que me digas porque te pones así, era algo que iba a suceder tarde o temprano! —grito él también.
Georg se bajo del auto y lo agarro por los brazos zarandeándolo. — ¡Porque quedé en ridículo delante de toda la universidad por culpa de ese hijo de puta que está enamorado de ti! ¡Todo esto ha sido tu culpa Tom, tu jodida culpa!
Tom se quedo en silencio y Georg lo soltó recostándose a la puerta del auto. Estaba arrepentido de lo último.
—Sí me quisieras Georg, eso no te importara.
—No era el tiempo de que los demás lo supieran, no estaba preparado para decirlo Tom. —suspiró y se acerco a abrazarlo pero Tom se quedo paralizado.
Tom no dijo nada; no lloro; no hablo, no hizo nada más que quedarse quieto. Georg se aparto y subió a su auto dejándolo allí, solo, con todos en la universidad hablando sobre ellos.
***
El día siguiente Tom no se levanto para ir a la universidad porque se sentía en mal estado. Había amanecido con muchas nauseas y mareado, en los últimos días también se había sentido muy soñoliento y cansado. Bill le recomendó que se quedara y él no se había negado porque tampoco quería ir a la universidad después del escandalazo provocado por el estúpido Rafael.
Recibió dos mensajes de Georg pidiéndole disculpas pero eso había sido todo. Tom estaba más que seguro que se avergonzaba de su relación, y eso dolía lo suficiente como para quitarle el ánimo y las ganas de seguir en pie.
—Tom, me voy a la universidad pero Raven estará libre hoy y me dijo que ella cuidaría de ti.
Raven siempre tan servicial. Suspiró asintiendo y se enrolló en su cama esperando que su hermano saliera y luego regresara con Raven.
Bill regreso a la habitación con Raven pisándole los talones, ambos entraron y su gemelo se despidió porque llegaría tarde. Ella se sentó en la esquina de la cama colocando su mano sobre su pie.
—Se que te sientes mal por lo de Georg. —Suspiró— pero yo hable con él ayer.
Tom escucho eso y se levanto de forma brusca aunque eso le provocara mareos. — ¿Qué te dijo?
— ¿Estas bien? —pregunto ella al ver que Tom se agarraba la cabeza.
Él asintió. — ¿Qué fue lo que te dijo?

—Me dijo que sabía que no debía haber tomado esa reacción pero que tenías que entenderlo, sólo eso, y siéndote sincera yo no lo entiendo.  ¿Estás seguro qué te sientes bien?
Tom iba a decir algo pero sintió nauseas y tuvo que ir al baño a vomitar todo lo que había comido en el desayuno que le había preparado su madre. Ella estaba un poco más atenta con él, y tenía que admitir que tanta atención era extraña pero la aceptaba porque nunca la había tenido.
Raven entro al baño, en sus manos traía un vaso con agua y se lo ofreció.  Él lo tomo y se  bebió el contenido entero, se recostó en la pared y espero a que su cuerpo se estabilizara, sentía el cuerpo flojo y tenía ganas de dormir eternamente. ¿Qué le sucedía?
— ¿Necesitas un medico? Deberías ir a uno, estas pálido y demacrado. ¿Has estado comiendo bien?
Él asintió y se lavo la cara con agua fría. Se observo en el espejo y era cierto, su piel estaba demacrada y las ojeras le llegaban al piso. Pero lo que él tenía era llamado: Síndrome de Georg Listing, lo estaba padeciendo desde siempre y le jodía que ese estúpido muchacho le pidiera que lo entendiera. ¿Qué iba a entender? ¿Qué se avergonzara de la relación que tenía? Ok, él entendía que fuera difícil pero dejarlo solo en medio de un pabellón de la universidad entero, alborotado por la noticia, era un acto de cobardía que no podía perdonar.
Decidió salir del baño e ir a acostarse en la cama mientras esperaba que el mundo dejara de girar. Una vez estable abrió los ojos y miro los de Raven.
—No puedo entender su acto de cobardía, sinceramente no lo esperé. Yo pensé que actuaria diferente, que defendería lo nuestro pero me equivoque. —acaricio su abdomen pues sentía movimientos extraños, de seguro tenía daño estomacal. — Georg nunca iba a decirlo a nadie, ahora me doy cuenta de eso.
Y se sentía pendejo por eso. Raven se quedo con él un largo rato hasta que la llamaron por teléfono y tuvo que retirarse, de todas maneras Bill ya venía en camino.
Mientras esperaba a su hermano, el sueño se apoderó de él y cerró sus ojos quedándose dormido.
El ruido de los ladridos juguetones de Scotty lo hizo despertarse. Su bebé sólo ladraba de esa forma cuando salían juntos o cuando Georg llegaba. ¿Estaría Georg allí? No podía creer que fuera tan cabeza dura y se apareciera en su casa con quién sabe qué excusas para endulzarlo. Él salió disparado al baño para acomodarse un poco, se miro al espejo y pellizco sus mejillas para que le viera un poco de color, tenía que ir al médico, Raven tenía razón.
— ¿Tom, estas aquí?
La voz de Georg sonó clara y fuerte. Él salió del baño con la cabeza en alto y le miro, era difícil no hacerlo cuando era la mirada y la belleza de Georg lo que tanto adoraba ver. El castaño llevaba una camiseta de cuadros, tenis y jeans, lo típico de él. Sus miradas se encontraron y toda tensión desapareció. Georg cerró la puerta y sin decir ninguna palabra se acerco a Tom y lo beso hasta dejarlo sin oxigeno.
Tom por su parte reacciono como se temía que lo haría cuando ellos se vieran. Solo había pasado un día y se deseaban el uno al otro. El beso se extendió hasta que tocaron la puerta, pero ellos no pensaban abrir, para nada, ellos más bien se lanzaron a la cama sin dejar de besarse y acariciarse frotando sus cuerpos.
Horas fueron las que pasaron entregándose el uno al otro, hasta que Tom por el cansancio y la fatiga tuvo que parar. Su vista estaba nublada y su corazón latía de forma irregular, lo habían hecho de todas las formas que se pudieran conocer en el mundo y se sentía satisfecho pero mareado y fatigado.
— ¡Paremos! —exclamo bajándose del vientre de Georg. Éste se quejo pero asintió recuperándose del orgasmo demoledor que acababa de tener.
Los dos se abrazaron haciendo cucharita y cerraron los ojos. Aquello era lo que Tom deseaba pero a la vez sentía su corazón entristecido, a él no se le olvidaría fácilmente lo ocurrido en la universidad.
— ¿Por qué hiciste eso en la universidad?
Georg se mostro sorprendido. Él nunca había tenido que dar explicaciones de sus actos, solo había tenido una novia formal y a ella nunca había tenido que explicarle nada (Además de que el problema era diferente) él pensó que un buen polvo haría que Tom se olvidara de lo sucedido el día anterior. Mierda, tenía unos meses con Tom y aun no aprendía como tratar a otro mientras estaban en una relación.
—Tu silencio no es agradable. Necesito una explicación creíble, no esa de que es mi culpa, es tu culpa, es culpa de todos. No. Yo quiero que me digas sí te avergüenzas de nuestra relación Georg.
Georg había estado pensándolo mucho después de salir de la universidad con su reputación por el suelo. No se avergonzaba, pero ver a todas esas personas reírse de él era algo a lo que siempre había temido. Por ese maldito bocazas (Al que tenía jurado darle una muerta digna de un violador) había perdido el respeto de muchos.
—O hablas, o te vas.
Tom se levanto y se coloco una sabana encima mirando fijamente al castaño que yacía acostado sobre su cama. Él corazón latía a un ritmo irregular pero esta vez era por la molestia que sentía de que su novio (o ex novio, dependía de lo que dijera) no respondiera algo que no tenía ciencia, era responder si o no y porqué.
—No me avergüenzo. —respondió Georg, al fin. — pero fue de sopetón que todos se enteraron y yo no supe qué hacer ni dónde meterme. No me avergüenza tener una relación contigo pero… no fue agradable pasar por lo de ayer.
— ¿Te importa más lo que piensen los demás? —La ira se apoderaba de él, no daba crédito a lo que sus oídos escuchaban. Claro que sí se avergonzaba, de lo contrario no le importara lo que dijeran. ¡No había una maldita excusa! ¡No la había!
— ¡No me importa! —Georg grito mientras se levantaba de la cama— ¡Pero yo no quería que nadie se enterase todavía! ¿No puedes entenderlo?
Bill comenzó a tocar la puerta. — ¡Hey chicos ¿Estáis bien?!
Tom se le quedo mirando a Georg fijamente. Podía ver las dudas en los ojos de él, podía ver cuánto deseaba no volver a la universidad por vergüenza.
— ¡Es mentira, tú lo único que querías era mantener todo en secreto hasta que te cansaras de mi! —le grito más fuerte.
— ¡Chicos voy a tirar la maldita puerta si no abrís!
Georg se puso sus calzoncillos y el pantalón. Estaba molesto porque Tom no le creía nada. ¿De qué le valía decir algo verdadero, sí Tom no le creía?
— ¡Piensa lo que te de la puta gana ¿vale?! Estoy diciéndote que no me importa lo que digan los demás pero como no me quieres creer, muere con la mentira.
Georg abrió la puerta y paso por encima de Bill. Él no se preocupo por el castaño que se iba, lo hizo por su hermano que estaba parado frente a él mirando con los ojos llorosos el lugar que Georg había ocupado minutos atrás.
—No llores Tom. —Bill lo abrazo, pero su hermano apenas y pestañeaba. — no lo vale.
Había sido una pelea estúpida, una ridiculez. Debió dejar que todo pasara y seguir como si nada, pero venga, era un pendejo comportándose como una mujer malcriada y llorona. Todo era su culpa, su maldita culpa y Georg tenía toda la razón.

1 comentario:

  1. ay que cosas por dios me encanto voy al otro me dejas siempre muy intrigada un beso

    ResponderEliminar