Nota del Escritor: Hola, he aquí yo de nuevo con una nueva historia para ustedes, espero les guste. :)
Título: Te he
echado de menos
Autor: Raibelys
Clasificación: NC-17
Categoría: Slash
Género: Lemon, TORG,
Universo Alterno, romance, Mpreg, Relación establecida, Drama.
Advertencia: Ninguna.
Disclaimer: Todos los
personajes reconocibles en las historias son propiedad de sus respectivos
dueños, las acciones y los hechos pertenecen a su autor.
“—Solo una cosa más. —Georg se puso serio— No te
enamores perdidamente de mí. No valgo la pena.
Esas palabras provocaron en Tom un cambio notorio
por lo que Georg coloco sus manos en los hombros del joven.
—Promételo.
—Lo prometo. —soltó Tom con la mirada fija en la de
Georg.”
Resumen: Tom Kaulitz es un joven de veinticuatro
años con un hijo de tres años llamado Moritz. Nadie conoce la historia de cómo
llego ese niño a excepción de los padres, el hermano gemelo de él y su mejor
amigo Gustav. Con su corazón agujereado Tom ha logrado sobrellevar la vida sin
la persona que ha amado desde que tiene catorce años de edad.
Hace tres
años, nueve meses, ocho horas y cinco segundos que no ve al padre de su
“Gordito” pero eso cambia, cuando la
persona que jamás pensó volvería a ver apareció en su sitio de trabajo
ordenando que se le atendiera. Georg aparece en el mejor (O peor) momento de la
vida del muchacho.
Capítulo
I
Invierno. La última
hoja del árbol caía sobre la nieve, un joven muchacho la recogía y sonreía
admirándola, la guardo en el bolsillo de su abrigo y continúo su camino.
Observaba la belleza de aquella ciudad cubierta de nieve blanca y pura, como su
corazón.
El joven, iba camino
hacia su trabajo en la cafetería que pertenecía a su amigo, ansiaba tanto
volver a trabajar de nuevo después de que... El sonido de la bocina de un auto
lo hizo detenerse, estaba tan distraído que no había podido ver que un auto se
acercaba, pidió disculpas y siguió con su camino.
Llego a la cafetería y
entro, vio a Guadalupe acomodando algunas mesas, su amigo estaba haciendo
algunas cuentas en el mostrador por lo que se acerco hasta él y le saludo.
—Hey, Gustav ¿Qué tal
estas? —pregunto.
El hombre de cabellos
rubios y lentes le dedico una agradable sonrisa.
—Encantado de verte
Tom, hoy será un buen día.
—Estoy completamente
seguro de que así será. —sonrío.
Tom se dio la vuelta
para mirar como Guadalupe ordenaba las servilletas y los manteles de cada mesa,
esa chica era una buena trabajadora. Ella le descubrió mirándole, se ruborizo y
él se vio obligado a levantar la mano para saludarle.
— ¿Cómo estas, Lupita?
Ella sonrío
tímidamente, paso una mano por su larga cabellera negra y suspiro. —No muy bien
pero espero que este día pase algo que me alegre.
— ¿Qué sucede,
problemas en casa? —pregunto de manera amable.
Lupita dejo escapar de
nuevo un suspiro.
—Mi novio, es un
idiota, termine con él.
—Oh cuanto lo siento.
Él sabía perfectamente lo
que era tener un novio idiota y hablar de eso no era lo que planeaba para su
mañana.
—Espero que todo se
arregle, cariño, si él te hizo mal era mejor dejarlo.
—Sip. —ella lo
deslumbro con una sonrisa adorable. — ¿Cómo está el gordito?
Tom sonrío cuando ella
pregunto por el gordito, era su alegría todos los días.
—Lo deje en el kínder
hace unos treinta minutos, oh señor no sabes lo que es tener que dejarlo, el
pobre estuvo llorando desde que le dije que tenía que quedarse. —Hizo una
mueca— no me gusta que lloré.
—Te entiendo —ella
suspiro— pero es un proceso, ya verás que se va a acostumbrar.
—Eso espero.
Su conversación no se
extendió mucho más porque era hora de abrir el lugar. No pasaron diez minutos
cuando una mujer y dos niños entraron al local, se sentaron en una mesa y
Guadalupe llego a atenderlos, Tom se quedo observándolos, ellos le recordaban
mucho a su gordito.
El día había pasado
lento, clientes entraban y salían mientras que él estaba pendiente de la hora
para ir a buscar al gordito en el kínder. A la final, Gustav se ofreció a ir
por él y él, acepto porque el lugar estaba lleno y se necesitaba ayuda extra en
el mostrador.
Media hora más tarde,
un niño de mejillas regordetas y coloradas entro junto con Gustav a aquel
lugar, Tom sintió su corazón hincharse de la emoción al ver a su gordito tan
sonriente y feliz. El pequeño lo saludo con euforia y se fue junto con Gustav
hacia la parte trasera mientras que Tom se dispuso a limpiar una mesa. En la
cafetería, él hacía todo lo que pudiera, era mesero, atendía el mostrador y
todo en lo que se necesitara porque para
eso estaba allí.
Tom limpiaba la mesa
con afán de que quedara completamente limpia, tenía una pequeña compulsión con
la limpieza así que tenía que quedar brillante.
—Buenas tardes, ¿Podría
atenderme usted? No hay nadie en el mostrador.
El joven se envaro al
escuchar aquella voz que conocía perfectamente, no podía ser. Alzo su mirada
para llevarse una gran sorpresa, era él, después de tanto tiempo era él.
— ¿Tom?
La cabeza comenzó a
doler y los recuerdos invadieron su mente, tuvo que sentarse un momento para
recuperarse.
— ¿Estás bien?
¿Necesitas algo? Espera voy a...
— ¡No! —exclamo,
alzando la mirada hacia el hombre frente a él, setenta kilos aproximadamente de
puro musculo, ojos esmeralda y cabello corto, castaño. — Georg, ¿Qué estás
haciendo aquí?
El castaño frunció el
ceño, se sentó en una silla y suspiro.
—Tengo cosas que
arreglar, por eso estoy aquí, jamás me imagine que te iba a encontrar en este lugar, fui a casa de tus
padres pero me dijeron que no vivías allí desde hace tres años.
Tom no podía creer lo
que estaba escuchando ¿Lo había ido a buscar? ¡Después de que lo había
abandonado! Sus manos comenzaron a temblar y trato de calmarse respirando
suavemente.
—No hablo con mis
padres desde hace mucho tiempo, ¿Qué haces buscándome? Creí que tú habías sido
suficiente claro al decir que ya no podías estar conmigo Georg. —respondió con
rabia acumulándose en su interior.
El joven frente a él
dejo escapar un suspiro y le tomo la mano, él la esquivo.
—Se que te estarás
haciendo muchas preguntas, pero solo quiero conversar contigo.
El ambiente estaba
tenso, si se lo contaban, él jamás lo iba a creer.
— ¿Cómo has estado?
Tom frunció el ceño
conteniendo sus ganas de lagrimear. Tanto tiempo anhelo con verlo y que todo lo
que había pasado fuera mentira. En definitiva Georg no se merecía ni una sola
lagrima.
—Muy bien, he estado
bien ¿y tú? —respondió sonriendo, no iba a demostrar que aun había algo.
—Regrese de Holanda
hace unos días, extrañaba estar aquí.
—Que bueno. —Tom volteo
para ver a Lupita mirarlos desde la ventanilla de la cocina. — Tengo que irme,
debo trabajar.
— ¿Por qué ya no estás
con tus padres? Cuando mencione tu nombre a tu madre hizo una mueca extraña y
me dijo que no te buscara en esa casa, ¿Paso algo cuando yo me fui?
¿Qué si había pasado
preguntaba? Era su culpa, por él había sido echado de aquella casa que tanto
amaba, alejado de todo lo que había tenido un día y obligado a trabajar para
mantenerse y mantener a su hijo, lo único que amaba más que a sí mismo.
—Es algo que no
quisiera platicar contigo Georg, —él le miro a los ojos— así que con tu
permiso.
Tom se dio la vuelta
para caminar hacia la cocina pero su gordito estaba asomado por la puerta
mirándolo, se puso como una piedra, no quería que Georg lo viera, ese niño era
su hijo.
El adorable niño
gordito, con mejillas grandes y coloradas, tan pálido y parecido a su padre
salió corriendo hasta llegar a él, Tom no tuvo más remedio que levantarlo y
acurrucarlo en su pecho, era su bebé, su milagrito y por lo único que seguía
vivo.
—Papi, ¿Quién es tu
amiguito? —pregunto el niño curioso, observando a Georg frente a ellos.
Él no sabía que
responder.
—Soy Georg pequeño.
—dijo sonriendo un poco, extendiendo su mano para dársela al niño. — ¿Tú cómo
te llamas?
—Me llamo Moritz
Kaulitz. —sonrío tiernamente, sus ojitos verdes brillaban felices.
— ¿Moritz? Qué bonito
nombre, yo me llamo Georg Moritz.
Tom seguía dándole la
espalda a Georg, su corazón martilleaba su pecho, se había quedado sin
palabras. Su hijo y su padre, juntos por primera vez en sus vidas.
—Moritz, cariño... papá
te ha dicho que no debes salir a fisgonear cuando estoy trabajando, quedamos en
que ibas a quedarte en la oficina con el tío Gustav ¿o no? —le regaño
suavemente.
Moritz suspiro—Papi, el
tío Gustav me dijo que podía venir por un dulce y yo vine y te vi con tu
amiguito. ¿Es malo eso?
—No, —dijo Tom
colocándose de frente— pero ya mi amiguito se va ¿No es cierto? —miro a Georg.
—Sí, me voy en un rato
más.
El rostro de Georg se
veía confundido y seguro que estaba sacando conclusiones sobre ese niño que le
decía “papi” cuando la verdad es que el niño era una pequeña parte de ambos.
—Ve con Lupita y pídele
que te dé un poco de helado de Vainilla. —Palmeo el traserito acolchado por el
pañal de su niño y deposito un beso en su mejilla— yo iré en un rato. —Lo bajo
de su regazo.
Moritz se fue corriendo
y sonriendo por la buena noticia de que le dejarían comer helado. Tom regreso
su mirada a Georg quien permanecía callado observando la puerta por donde el
pequeño había desaparecido.
— ¿Es tú hijo? ¿Cuándo
lo tuviste? ¿Con quién?—pregunto de repente.
—No es tu problema.
—respondió de manera neutra.
—Tienes razón, lo
siento. Oye me gustaría que habláramos, tenemos mucho tiempo de no vernos y yo
quiero arreglar ciertas cosas contigo ¿Te parece que nos veamos en algún lugar
esta noche?
« ¿Estas jodidatamente
loco?» pensó.
—Creo que eso no podrá
ser posible, yo tengo muchas cosas que hacer esta noche con mi hijo así que, lo
siento. —sonrío falsamente.
—Entiendo, pero debes
tener otros días libres. —insistió.
—Para ti no.
Se dio la vuelta y se
fue hasta la cocina en donde Moritz estaba jugando con su helado de vainilla y
tenía la boca sucia. Miro a Lupita y suspiro.
— ¿Puedes ir a atender
a ese hombre que estaba conmigo? Tengo algo que hacer con este grosero. —Le
beso la mejilla y sonrío sintiendo el sabor de la vainilla en sus labios— que
posiblemente me coma porque sabe rico.
Moritz se carcajeo al
recibir los besitos de su papá.
—Será un placer atender
a ese bombonaso ¿Cómo dices que se llama?
Tom la miro con mala
cara—Pregúntaselo tú.
Lupita obedeció y salió de allí con cara de “A
este tío me lo cojo porque sí” provocando celos y pensamientos asesinos en Tom.
Aunque pasaran mil años, él siempre amaría a Georg, a su único y primer amor,
había tenido muchos y muchas amantes en su vida pero Georg fue al que amo y
amaba en la actualidad aunque este le hubiese hecho tanto daño.
Un comentario es bien recibido, bueno o malo sabre apreciarlo.
AAAAAAAAHHHHHHHHHHH ¡POR DIOS! ME ENCANTA ESPERO MAS POR FAVOR CUIDATE UN BESO
ResponderEliminarOwwwww el gordito :'3
ResponderEliminarDios Rai estas haciendo que me gusten mucho estas historias :3
Espero subas pronto...
Que ya me quedé picada...
Cuídate y un abrazo :D
Recien empiezo a leer y me encanta♥
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