sábado, 7 de septiembre de 2013

Fic "Te he echado de menos" TORG Capitulo II

Tres años atrás.
Distraído en clases se encontraba el joven con rastas rubias, observaba a Georg, el mejor amigo de su hermano gemelo. Georg hablaba de su candente cita con Ana, una estudiante del primer semestre  de psicología, en la universidad, y se vanagloriaba por habérsela pasado por el forro en la primera cita.
—Y eso fue todo lo que paso, venga, la mujer se puso caliente de inmediato y me hizo las cosas más fáciles, tuvimos un agradable momento. —Sonrío maliciosamente— Ya saben que si me busca, no estoy para ella.
—Eres un maldito Georg. —dijo Bill sonriendo— Un día de estos, te van a venir cortando los huevos por desgraciado.
—Vah, yo siempre les dejo claro que no me gustan las relaciones serías, así que o se abren o se olvidan que existo es así de simple.
— ¿Jamás has pensado en tener a alguien que te ame de verdad? Quiero decir, una pareja con la que platicar y todo eso. —Tom se atrevió a preguntar, pero ya sabía cuál era la respuesta del déspota y egocéntrico muchacho.
— ¿Qué me ame dices? Tonterías, en esta vida lo mejor del mundo es follar sin remordimientos. —respondió con una sonrisa cargada de sensualidad y sexo, que inundo el sistema límbico, y cuerpo entero de Tom, tanto que se puso duro.
—Eh, yo lo siento tengo que irme.
—La clase no termina. —dijo su hermano, Bill.
—Yo me voy.
Salió disparado de aquel lugar, ¡Maldito fuera Georg! Siempre sucedía aquello, el solo verlo sonreír de aquella manera tan lasciva y sensual le provocaba orgasmos visuales que terminaban con una erección creciendo y calentándose.
¿Porque tenía que gustarle un tío que era lo más heterosexual que podía existir en toda la tierra? Cuando había aceptado que le gustaban los chicos, tenía catorce años, tuvo su primera relación amorosa con un hombre que no había funcionado pero por lo menos le había servido para enfrentarse a su sexualidad. Tener una orientación sexual diferente no era un pecado, él podía elegir a quien amar. Todo mundo lo sabía, incluyendo sus padres y daba gracias  que lo apoyaran.
Caminó hasta la cafetería de la universidad, pidió un cupcake de chocolate mas una malteada de fresa y se sentó en una mesa frente a la ventana. Mientras observaba el campus no podía dejar de pensar en la sonrisa de Georg, en sus ojos color esmeralda... « ¡Basta ya!» se regaño a sí mismo, no era bueno pensar tanto en ese pendejo, eso le hacía daño.
— ¿Por qué tan solito? —pregunto su mejor amigo Andreas sentándose a su lado, el rubio tenía el aspecto de un jovencito de diecisiete años y tenia veintiuno.
—Andreas. —Se obligo a sí mismo a apartar la mirada de la ventana— Pensé que estabas en clase de geometría.
—No entre, no me agrada el profesor, espero a Corina con los apuntes. —Suspiro— ¿Qué haces aquí tan solo? Te hacía en clases, por lo visto te saliste antes de la hora.
—Síp, me dio hambre por eso salí.
—Si tu hambre se llama Georg Listing entonces... —Andreas puso los ojos en blanco.
Tom lo fulmino con la mirada y termino su cupcake.
—No entiendo porque no te atreves a decirle a Georg que te gusta, o sea nada pierdes. —refunfuño su amigo.
—Tú mamá como que no tomo acido fólico cuando te tuvo en el vientre ¿no? No haría eso ni siquiera que me lo pidiera el mismísimo Dios. —agarro su malteada y tomo un poco.
—Tom, en esta vida el que no arriesga pierde, que sabes tú si a Georg también le van los tíos y no lo sabe, coquetéale, anda. —insistió Andreas mientras le movía el brazo.
— ¡No! —Alzo la voz molesto— para ya, con tus conclusiones estúpidas. Georg es el hombre más heterosexual que he conocido en mi vida, ni siquiera Bill que es el que normalmente anda detrás de las faldas de cada mujer que pasa.
—Mentira, nadie es mas mujeriego que William Guillermo. —Frunció el ceño— nadie era más mujeriego que tú cuando tenias diecisiete, todos tenemos un homosexual reprimido dentro de nosotros.
—Deja de ver Honey boo boo Andreas. —Tom tenía el ceño fruncido, aquellos tiempos en los que tenía diecisiete años todavía seguía probando con distintas relaciones.
En el momento que Andreas iba a contestar, Georg y Bill llegaron. Bill se sentó junto a Andreas y Georg junto a Tom, le dio una palmada en la espalda y le sonrío.
—Te fuiste de la clase como si te hubieran puesto un cohete en el culo. ¿Estas bien? —pregunto Georg.
—Perfectamente, solo tenía hambre y decidí salir antes. —Miro a Bill— eso me recuerda que te estaba buscando Stella, quiere que le ayudes con no sé qué.
—De seguro con su mantenimiento bucal. —Rió fuerte— soy bueno haciendo eso.
Tom puso los ojos en blanco. Desde que le gustaba Georg (Desde que se había dado cuenta de que era el único que lograba hacerlo sentir) no veía a ningún otro hombre, nadie llamada su atención, escuchar a Bill y a Georg hablar de sus encuentros con otras señoritas lo asqueaban.
— ¿Cómo te va con los tíos hermanito? —pregunto Bill tomando un poco de malteada.
El joven de rastas lo fulmino—No es tu problema.
—Oh vamos, puedes hablar con nosotros. —dijo Andreas sonriendo.
« ¡Estúpido Rubio!» —No salgo con nadie, no tengo a nadie ¿contentos?
— ¿Desde hace cuanto que no follas mi querido amigo? —pregunto Georg de repente, colocando su mano en el muslo del muchacho.
El mundo de Tom se detuvo, los demás parecieron no darse cuenta de que Georg acababa de poner la mano sobre su muslo. Se obligo a mantener el control de su cuerpo y respondió.
—No lo sé, no tengo idea, no es que yo vaya por ahí contando los meses en los que no estoy con alguien.
Sintió una caricia en su muslo, miro a Georg con los ojos bien abiertos por la sorpresa, él solo sonrío mostrándole su perfecta y blanquecina dentadura, una sonrisa de infarto.
—Eh, yo... no... Demonios. —necesitaba calmarse antes de explotar, Georg seguía acariciándole la pierna. —Quiero decir, ¿podemos hablar de otra cosa? Por ejemplo, ¿En qué termino la clase de Química?—bajo sus manos y retiro la de Georg de su pierna.
—Bien, lo último fue; la clasificación de la materia. El profesor nos puso a identificar cuáles eran los elementos, compuestos, mezclas homogéneas y heterogéneas, una tontería nada mas, eso ya lo sabemos, pero como estamos empezando sabes que...
Tom no escuchaba lo que estaba diciendo Bill, su cuerpo entero estaba revolucionado y tenía una erección de mástil, con el rabillo del ojo observaba a Georg muy tranquilo observando a Andreas que era quien había tomado la palabra, alcanzo a escuchar algo de los Alquimistas pero su mente estaba cerrada para cualquier información, él solo podía pensar en la mano de Georg sobre su muslo, tal vez lo había imaginado.
 ¡Maldita fueran sus hormonas de adolescente!
***
—Prepárate para ir a casa de Georg, vamos a jugar vídeo juegos y a hacer cualquier cosa.
Bill salió de la habitación y Tom se levanto refunfuñando, tenía la obligación de ir porque ya lo había prometido a su hermano. Bill normalmente no salía si no era con él.
Lo que menos quería en esa tarde era tener que ver a Georg, después de lo de la mañana...
— ¿Estás listo? —Bill entro en la habitación, el pelinegro iba vestido de cuero de los pies a la cabeza, parecía un vampiro, llevaba el cabello estilo mohawk, su hermano era un poco extraño.
—Sí, yap.
—Bueno vamos.
Ambos salieron de la habitación, se despidieron de sus padres  y se subieron al auto de Tom, como siempre él tenía que manejar, su hermano era un vago y mal conductor así que no quedaba de otra.
No tardaron ni treinta minutos en llegar la casa de Georg, quedaba a cuatro cuadras de la suya y muy cerca de la universidad. Gustav también iba llegando así que al salir se saludaron como los mejores amigos que eran y entraron a la casa.
— ¿Listos para divertirse? —Georg salió de la cocina con cuatro cervezas en la mano y la repartió. — Día de chicos.
Bill y Gustav se echaron a reír mientras que Tom permanecía serio mirando las paredes de la casa, divertido sería poder salir corriendo de aquel lugar. Su hermano camino hasta la cocina y Gustav seguramente se había ido a buscar la consola de vídeos juegos (como buen gamer que era) dejándolos solos en el vestíbulo. ¿Podía ser mejor?
— ¿Y tú qué? ¿Te has chupado un limón? Por eso traes tu carita bonita así de seria. —Georg levanto su dedo índice y jugueteo con los labios de Tom.
Él le dio un manotazo, eso era molesto. —Déjalo ya.
—La falta de sexo afecta tus relaciones con las demás personas. —Él moreno de pelo largo, paseo alrededor de Tom, se quedo detrás de él tomando un sorbo de su cerveza en lata— y se nota que no has follado en mucho, mucho tiempo.
Tom sintió sus mejillas ruborizarse, no era problema de nadie si le hacía falta tener sexo con alguien, con el único que quería era con ese que no podía.
—Pero eso lo podemos arreglar.
Georg le dio una fuerte palmada a los pequeños pero firmes glúteos, este perdió todo el color y luego lo recupero sonrojándose por completo.
— ¿Estas bien, Georg?
No obtuvo una respuesta verbal, si no una física que lo dejo en estado de coma. El mayor coloco sus manos en las caderas del menor, lo pego a su cuerpo y le susurro al oído.
—No me van los tíos pero tú me provocas, así que si algún día quieres hacer algo llámame.
Georg se aparto y  camino hacia la cocina, Tom estaba simplemente parado en el medio del vestíbulo con el corazón bombeando y su pene en un estado erecto, lo bastante grave como para tener que ir al baño y dejar que su amiga “manuela” se hiciera cargo de aquel problemita.
—Vamos, ¿te vas a quedar parado como una plastota en todo el medio de la casa? Mueve tu trasero Tom.
Tom negó con la cabeza tratando de recuperarse y procesar todas las palabras dichas por Bill. Le ordeno a su cerebro a salir de su estado y moverse, no podía permitir que Georg lo viera afectado por lo que acaba de pasar.
Al llegar a la sala Gustav estaba sentado en el sofá con el control de la Xbox en la mano, Bill se desparramaba en el sofá de al lado y Georg se sentaba junto a Gustav. Tom se sentía encerrado, a punto de sufrir un ataque de pánico, era de esos momentos en los que deseaba ser tragado por la tierra, no era su día, no lo era.
—Voy al baño. —Dijo rápidamente— disculpen.
Sabía donde quedaba el baño, había estado miles de veces en esa casa, en fiestas, en reuniones familiares, en reunión de amigos entre otras cosas y la conocía como si fuera la suya. Inmediatamente estando en el baño, abrió el grifo del lavabo, cogió agua con las manos y se salpico la cara, estaba helada pero eso haría que su alma regresara a su cuerpo. Levanto la mirada para observar su reflejo en el espejo, estaba tan pálido que parecía más muerto que vivo, el color había abandonado su cuerpo cuando Georg le había dicho aquellas palabras. ¿Qué se traía entre manos? Tendría que esta bromeando.
—No Tom, Georg solo bromeaba, no es que quiera estar contigo, lo conoces bien, es un chulo, quiere jugar con tu mente, no lo dejes.
Se repetía a sí mismo. Llevo sus manos al rostro y se sentó en el inodoro, no iba a llorar pero si se sentía como un completo idiota, miro al techo adornado con estrellas.
— ¿Por qué me tiene que pasar esto a mi? Por qué no puedo enamorarme de un tío que si sea como yo. Este chaval solo intenta jugar conmigo. —Abrió los ojos tan grande como pudo y miro el lavabo— ¿Será que sabe que estoy colado por él? Oh, santísima virgen escriba, ha de haber visto como lo miro, definitivamente soy el más estúpido de todos los estúpidos que pisaron esta jodida tierra. —Bajo la mirada hacia su pantalón y observo que la erección aun seguía allí, caliente y esperando para ser calmada— eres peor que una puta caliente, llegas cuando no te deseo. —suspiro y se dio una palmada en el pene. —estas castigada.
Pero las cosas no iban a pasar como lo deseaba. Pensar en lo que había pasado minutos antes hacía que su erección siguiera allí, no podía controlar el impulso de meter su mano en su bóxer y hacerse cargo de una vez por todas.
—Venga, estoy en casa del tío que me ha puesto así, no voy a hacerme una paja aquí. —cerro sus ojos y se apretó el pene. Fue mala idea.
— ¿Necesitas ayuda?
Tom se dio la vuelta, al ver a Georg parado en el marco de la puerta le hizo retroceder hasta chocar contra la puerta de la regadera, algo cayó en su cabeza y al ver el suelo era un pato de hule (Del hermano pequeño de Georg, seguramente). Que romántico.
— ¿Qué haces aquí Georg? —pregunto tratando de conservar la calma «tranquilito Tom, que no va a pasar nada» trato de decirse para calmar sus nervios.
—Vine a ver porque tardabas tanto pero —Georg hizo una pequeña pausa y dirigió su mirada hacia la entrepierna de Tom— Creo que tenemos un problemita que tenemos que arreglar, aquí y ahora.
Tom bajo sus manos hasta su entrepierna al ver la forma lasciva en la que Georg le miraba, sus piernas temblaban como si fuera un chihuahua asustado, el corazón se le iba a salir del pecho, se sentía como un niño, él no era así.
La tensión sexual estaba en el aire. Georg cerró la puerta con seguro, se coloco en frente de él y sonrío de lado.
—No te acerques Georg, no sé qué demonios está pasando en tu jodida cabeza pero no voy a ser objeto de tus jueguitos estúpidos. —no sabía de dónde salían aquellas palabras pero eran buenas, le gustaban.
—Tom, no te niegues a ti mismo el placer de que yo te toque, lo has deseado por mucho tiempo ¿O estoy diciendo alguna mentira?
Él negó con la cabeza, ¿Quién demonios le había dicho eso? Bill no podía ser.
—Escucha, creo que te estás confundiendo o que se yo, no quiero problemas, de verdad a ti te van las tías buenorras esas con las que te la pasas a mí los tíos, creo que la cerveza te afecta.
Georg se carcajeo con fuerza, con un movimiento rápido lo dejo estampado en la pared, sus cuerpos estaban juntos. Tom trago saliva.
—Quiero cambiar, me interesa un solo tío y eres tú. —dijo con completa seguridad.
Tom lo miro desconcertado— No soy conejito de indias de nadie, no voy a dejar que experimentes conmigo, hay mu-chos tíos a los que puedes pasarte por el forro.
Él moreno se aparto y se peino su larga cabellera sonriendo. —Cuando menos te lo esperes mi querido amigo te voy a tener en cuatro, sobre mi cama y vas a rogar que te la meta.
Eso lo puso duro como una roca pero se contuvo, también estaba preparándose para darle dos puñetazos en la mandíbula.
—Eso lo veremos, imbécil.
Georg salió del baño soltando una carcajada. Tom era ira en su estado puro, mantenía los puños cerrados y le hormigueaban, ¡quería tanto golpear a ese pendejo! ¿Qué carajos estaba pasando con ese hombre? Estaba volviéndose loco, un día heterosexual y al otro día dice que desea follarselo.
Era de esperar que la erección bajara y su pene quedara en un estado normal. Su cuerpo temblaba molesto, tenía demasiadas ganas de ir por ese imbécil y romperle la crisma, pero no iba a dar un espectáculo solo para que Bill y Gustav vieran cuanto le afectaba estar con Georg. Estuvo un rato pensativo en aquel cuarto de baño hasta que estuvo calmado y se miro en el espejo.
—Tú tienes el control Tom, además esto no va a suceder de nuevo, Georg solo esta borracho, es todo. —dejo escapar un suspiro.
Llego a la sala, Bill estaba discutiendo con Gustav sobre ese estúpido juego de vídeo que estaban jugando y Georg solo era un espectador que sonreía por los insultos de aquellos niños. Georg le pillo mirándole y sonrío con aquella sensualidad propia de él, como si nada hubiese pasado, amigos por siempre. Tom evito aquello y se encamino hacia el sofá donde había estado sentado Bill, allí dejo caer todo su cuerpo y suspiro.
— ¿Qué pasa Tom? —pregunto Bill, volteando  a verlo. —Pareces cansado, fatigado ¿Te sientes bien? —el pelinegro frunció el ceño.
—Estoy bien. —Lo que no quería era que le preguntaran que le pasaba, eso tenía nombre y apellido y no era agradable decirlo en voz alta cuando el problema estaba justo frente a él, saco su iPhone y comenzó a enviar mensaje de texto a Andreas para distraerse.
— ¿Estas mensajeandote con un tío? Uy, creo que alguien tiene fiesta hoy. —Bill se carcajeo.
—Bien, seria justicia Tom, recuerda cuidarte, nunca sabes lo que pueda ocurrir. —Gustav le miro con aire misterioso, como si supiera algo que Tom no.
—Sí, estoy mensajeandome con un tío y sí posiblemente tenga fiesta hoy. —casi ladro la respuesta, miro a Georg quien tenía el ceño fruncido.
—Esperemos que te vaya bien, muy bien. —Georg permanecía serio.
Tom se alegro de que no preguntaran nada más, cerro sus ojos y sonrío con satisfacción al ver la reacción de su querido amigo. Era un mentiroso y posiblemente se quemara en el infierno pero... daba igual ¿no? Así lo dejaban de molestar de una vez por todas.
Desde que su vida sexual había cambiado porque ahora se interesaba por los sentimientos, sus amigos (y su hermano) le molestaban la mayoría del tiempo. Querían buscarle un novio en todos los lugares a los que iban, bien, solo Bill quería que consiguiera novio,  pero él se negaba por el simple hecho de que no se sentía atraído por ninguno. Tío eso era una mierda.
Podría sonar totalmente cursi, estúpido y chapado a la antigua pero su corazón solo podía pertenecer a uno solo, ese era Georg. Lo había sabido desde que lo conoció cuando tenía solo quince inviernos, aun lo recordaba perfectamente.
***Tiempo atrás.
— ¡Mamá, he traído un amigo a casa, se queda a cenar! —grito Bill mientras dejaba su mochila y su abrigo sobre la mesa.
— ¡Está bien, hijo, por favor sube a ver cómo sigue Tom!
—Ok mamá.
Tom iba bajando las escaleras, envuelto en un cobertor y una taza de café en la mano, se sentía pateado por un toro y todo por esa jodida gripe que le había contagiado la hija de la vecina, no iba a cargar a esa niña más nunca. Observo a su hermano gemelo, tenía el aspecto de un  muerto, con su cabello negrísimo y sus collares góticos, cuan extraño era pero como lo amaba.
— ¿Qué tal te fue en la escuela? ¿Han puesto muchas tareas? —Tom hablo con aquel tonito odioso propio de cuando se tiene gripe.
—Me fue muy bien, llego un nuevo a la clase y me ha caído genial.
— ¿Nuevo? ¿A mitad del curso? —frunció el ceño.
—Sip, y es increíble, es de aquí de Alemania pero vivió gran parte de su infancia en Holanda, ahora está de regreso y planea quedarse. —sonrío alegre.
— ¿Dónde está? —Tom se sintió un poco celoso, no se juntaban con nadie, solo tenían a Gustav y a Andreas, que llegara alguien nuevo y que Bill se emocionara tanto no era indicio de algo bueno.
—ah, pensé que estaba detrás de mi —rio y se asomo por la puerta abierta. — ¿Georg?
Cuando Bill abrió por completo, Tom pudo enfocar su vista en ese jovencito de ojos color esmeralda, de contextura gruesa y el cabello corto, sus mejillas regordetas y ruborizadas, su corazón estallo.
—Hola, soy  Georg, tú debes ser Thomas. —sonrío, sus dientes estaban perfectamente en su lugar y eran brillantes.
Tom tenía los ojos bien abiertos, se había quedado sin palabras.
— ¿Tom? —Bill frunció el ceño mirando a su hermano.
—Perdón, —Tom negó con la cabeza y le dio la mano a Georg— un gusto conocerte.
—El gusto es mío. —respondió aquel jovencito, bien parecido.
Tom sintió un hormigueo en su estomago, se vio por el espejo que había en el vestíbulo y se espanto de lo que veía, parecía un muerto viviente, con el rostro pálido, lo único que tenía color en su rostro era su nariz por habérsela sonado tanto. ¡Era un desastre! Se disculpo y subió a su habitación para colocarse un poco de ropa decente y arreglarse un poco para ese nuevo amigo que estaba en casa.
***
Sobresaltado Tom despertó dejando atrás aquellos recuerdos de su adolescencia, miro a su alrededor y todo estaba en su lugar, excepto Georg que ya no estaba en la sala, se sintió aliviado.

Nota mental: No quedarse solo con Georg en ningún lado, es un peligro.

3 comentarios:

  1. alsdkjalksd Raibelys... me hiciste reír en algunas partes xDD pero lo amé *u* quiero más :c haha saludos y besos:3

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  2. santo cristo las cosas se ponen interesantes sube pronto un beso

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  3. Dios mío... No me imagine eso de Georg...
    Me encanta Rai *w*
    sube pronto
    cuídate y un abrazo :D

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