Tres años atrás.
Distraído en clases se
encontraba el joven con rastas rubias, observaba a Georg, el mejor amigo de su
hermano gemelo. Georg hablaba de su candente cita con Ana, una estudiante del
primer semestre de psicología, en la
universidad, y se vanagloriaba por habérsela pasado por el forro en la primera
cita.
—Y eso fue todo lo que
paso, venga, la mujer se puso caliente de inmediato y me hizo las cosas más fáciles,
tuvimos un agradable momento. —Sonrío maliciosamente— Ya saben que si me busca,
no estoy para ella.
—Eres un maldito Georg.
—dijo Bill sonriendo— Un día de estos, te van a venir cortando los huevos por
desgraciado.
—Vah, yo siempre les
dejo claro que no me gustan las relaciones serías, así que o se abren o se
olvidan que existo es así de simple.
— ¿Jamás has pensado en
tener a alguien que te ame de verdad? Quiero decir, una pareja con la que
platicar y todo eso. —Tom se atrevió a preguntar, pero ya sabía cuál era la
respuesta del déspota y egocéntrico muchacho.
— ¿Qué me ame dices? Tonterías,
en esta vida lo mejor del mundo es follar sin remordimientos. —respondió con
una sonrisa cargada de sensualidad y sexo, que inundo el sistema límbico, y cuerpo
entero de Tom, tanto que se puso duro.
—Eh, yo lo siento tengo
que irme.
—La clase no termina. —dijo
su hermano, Bill.
—Yo me voy.
Salió disparado de
aquel lugar, ¡Maldito fuera Georg! Siempre sucedía aquello, el solo verlo
sonreír de aquella manera tan lasciva y sensual le provocaba orgasmos visuales
que terminaban con una erección creciendo y calentándose.
¿Porque tenía que
gustarle un tío que era lo más heterosexual que podía existir en toda la
tierra? Cuando había aceptado que le gustaban los chicos, tenía catorce años,
tuvo su primera relación amorosa con un hombre que no había funcionado pero por
lo menos le había servido para enfrentarse a su sexualidad. Tener una
orientación sexual diferente no era un pecado, él podía elegir a quien amar.
Todo mundo lo sabía, incluyendo sus padres y daba gracias que lo apoyaran.
Caminó hasta la
cafetería de la universidad, pidió un cupcake de chocolate mas una malteada de
fresa y se sentó en una mesa frente a la ventana. Mientras observaba el campus
no podía dejar de pensar en la sonrisa de Georg, en sus ojos color esmeralda...
« ¡Basta ya!» se regaño a sí mismo, no era bueno pensar tanto en ese pendejo,
eso le hacía daño.
— ¿Por qué tan solito? —pregunto
su mejor amigo Andreas sentándose a su lado, el rubio tenía el aspecto de un
jovencito de diecisiete años y tenia veintiuno.
—Andreas. —Se obligo a
sí mismo a apartar la mirada de la ventana— Pensé que estabas en clase de
geometría.
—No entre, no me agrada
el profesor, espero a Corina con los apuntes. —Suspiro— ¿Qué haces aquí tan
solo? Te hacía en clases, por lo visto te saliste antes de la hora.
—Síp, me dio hambre por
eso salí.
—Si tu hambre se llama
Georg Listing entonces... —Andreas puso los ojos en blanco.
Tom lo fulmino con la
mirada y termino su cupcake.
—No entiendo porque no
te atreves a decirle a Georg que te gusta, o sea nada pierdes. —refunfuño su
amigo.
—Tú mamá como que no
tomo acido fólico cuando te tuvo en el vientre ¿no? No haría eso ni siquiera
que me lo pidiera el mismísimo Dios. —agarro su malteada y tomo un poco.
—Tom, en esta vida el que
no arriesga pierde, que sabes tú si a Georg también le van los tíos y no lo
sabe, coquetéale, anda. —insistió Andreas mientras le movía el brazo.
— ¡No! —Alzo la voz
molesto— para ya, con tus conclusiones estúpidas. Georg es el hombre más
heterosexual que he conocido en mi vida, ni siquiera Bill que es el que
normalmente anda detrás de las faldas de cada mujer que pasa.
—Mentira, nadie es mas
mujeriego que William Guillermo. —Frunció el ceño— nadie era más mujeriego que
tú cuando tenias diecisiete, todos tenemos un homosexual reprimido dentro de
nosotros.
—Deja de ver Honey boo
boo Andreas. —Tom tenía el ceño fruncido, aquellos tiempos en los que tenía
diecisiete años todavía seguía probando con distintas relaciones.
En el momento que
Andreas iba a contestar, Georg y Bill llegaron. Bill se sentó junto a Andreas y
Georg junto a Tom, le dio una palmada en la espalda y le sonrío.
—Te fuiste de la clase
como si te hubieran puesto un cohete en el culo. ¿Estas bien? —pregunto Georg.
—Perfectamente, solo
tenía hambre y decidí salir antes. —Miro a Bill— eso me recuerda que te estaba
buscando Stella, quiere que le ayudes con no sé qué.
—De seguro con su
mantenimiento bucal. —Rió fuerte— soy bueno haciendo eso.
Tom puso los ojos en
blanco. Desde que le gustaba Georg (Desde que se había dado cuenta de que era
el único que lograba hacerlo sentir) no veía a ningún otro hombre, nadie llamada
su atención, escuchar a Bill y a Georg hablar de sus encuentros con otras
señoritas lo asqueaban.
— ¿Cómo te va con los
tíos hermanito? —pregunto Bill tomando un poco de malteada.
El joven de rastas lo
fulmino—No es tu problema.
—Oh vamos, puedes hablar
con nosotros. —dijo Andreas sonriendo.
« ¡Estúpido Rubio!» —No
salgo con nadie, no tengo a nadie ¿contentos?
— ¿Desde hace cuanto
que no follas mi querido amigo? —pregunto Georg de repente, colocando su mano
en el muslo del muchacho.
El mundo de Tom se
detuvo, los demás parecieron no darse cuenta de que Georg acababa de poner la
mano sobre su muslo. Se obligo a mantener el control de su cuerpo y respondió.
—No lo sé, no tengo
idea, no es que yo vaya por ahí contando los meses en los que no estoy con
alguien.
Sintió una caricia en
su muslo, miro a Georg con los ojos bien abiertos por la sorpresa, él solo
sonrío mostrándole su perfecta y blanquecina dentadura, una sonrisa de infarto.
—Eh, yo... no...
Demonios. —necesitaba calmarse antes de explotar, Georg seguía acariciándole la
pierna. —Quiero decir, ¿podemos hablar de otra cosa? Por ejemplo, ¿En qué
termino la clase de Química?—bajo sus manos y retiro la de Georg de su pierna.
—Bien, lo último fue;
la clasificación de la materia. El profesor nos puso a identificar cuáles eran
los elementos, compuestos, mezclas homogéneas y heterogéneas, una tontería nada
mas, eso ya lo sabemos, pero como estamos empezando sabes que...
Tom no escuchaba lo que
estaba diciendo Bill, su cuerpo entero estaba revolucionado y tenía una erección
de mástil, con el rabillo del ojo observaba a Georg muy tranquilo observando a
Andreas que era quien había tomado la palabra, alcanzo a escuchar algo de los
Alquimistas pero su mente estaba cerrada para cualquier información, él solo podía
pensar en la mano de Georg sobre su muslo, tal vez lo había imaginado.
¡Maldita fueran sus hormonas de adolescente!
***
—Prepárate para ir a
casa de Georg, vamos a jugar vídeo juegos y a hacer cualquier cosa.
Bill salió de la
habitación y Tom se levanto refunfuñando, tenía la obligación de ir porque ya lo
había prometido a su hermano. Bill normalmente no salía si no era con él.
Lo que menos quería en
esa tarde era tener que ver a Georg, después de lo de la mañana...
— ¿Estás listo? —Bill
entro en la habitación, el pelinegro iba vestido de cuero de los pies a la
cabeza, parecía un vampiro, llevaba el cabello estilo mohawk, su hermano era un
poco extraño.
—Sí, yap.
—Bueno vamos.
Ambos salieron de la
habitación, se despidieron de sus padres
y se subieron al auto de Tom, como siempre él tenía que manejar, su
hermano era un vago y mal conductor así que no quedaba de otra.
No tardaron ni treinta
minutos en llegar la casa de Georg, quedaba a cuatro cuadras de la suya y muy
cerca de la universidad. Gustav también iba llegando así que al salir se
saludaron como los mejores amigos que eran y entraron a la casa.
— ¿Listos para
divertirse? —Georg salió de la cocina con cuatro cervezas en la mano y la repartió.
— Día de chicos.
Bill y Gustav se
echaron a reír mientras que Tom permanecía serio mirando las paredes de la
casa, divertido sería poder salir corriendo de aquel lugar. Su hermano camino
hasta la cocina y Gustav seguramente se había ido a buscar la consola de vídeos
juegos (como buen gamer que era) dejándolos solos en el vestíbulo. ¿Podía ser
mejor?
— ¿Y tú qué? ¿Te has
chupado un limón? Por eso traes tu carita bonita así de seria. —Georg levanto
su dedo índice y jugueteo con los labios de Tom.
Él le dio un manotazo,
eso era molesto. —Déjalo ya.
—La falta de sexo
afecta tus relaciones con las demás personas. —Él moreno de pelo largo, paseo
alrededor de Tom, se quedo detrás de él tomando un sorbo de su cerveza en lata—
y se nota que no has follado en mucho, mucho tiempo.
Tom sintió sus mejillas
ruborizarse, no era problema de nadie si le hacía falta tener sexo con alguien,
con el único que quería era con ese que no podía.
—Pero eso lo podemos
arreglar.
Georg le dio una fuerte
palmada a los pequeños pero firmes glúteos, este perdió todo el color y luego
lo recupero sonrojándose por completo.
— ¿Estas bien, Georg?
No obtuvo una respuesta
verbal, si no una física que lo dejo en estado de coma. El mayor coloco sus
manos en las caderas del menor, lo pego a su cuerpo y le susurro al oído.
—No me van los tíos
pero tú me provocas, así que si algún día quieres hacer algo llámame.
Georg se aparto y camino hacia la cocina, Tom estaba
simplemente parado en el medio del vestíbulo con el corazón bombeando y su pene
en un estado erecto, lo bastante grave como para tener que ir al baño y dejar
que su amiga “manuela” se hiciera cargo de aquel problemita.
—Vamos, ¿te vas a
quedar parado como una plastota en todo el medio de la casa? Mueve tu trasero
Tom.
Tom negó con la cabeza
tratando de recuperarse y procesar todas las palabras dichas por Bill. Le
ordeno a su cerebro a salir de su estado y moverse, no podía permitir que Georg
lo viera afectado por lo que acaba de pasar.
Al llegar a la sala
Gustav estaba sentado en el sofá con el control de la Xbox en la mano, Bill se
desparramaba en el sofá de al lado y Georg se sentaba junto a Gustav. Tom se sentía
encerrado, a punto de sufrir un ataque de pánico, era de esos momentos en los
que deseaba ser tragado por la tierra, no era su día, no lo era.
—Voy al baño. —Dijo rápidamente—
disculpen.
Sabía donde quedaba el
baño, había estado miles de veces en esa casa, en fiestas, en reuniones
familiares, en reunión de amigos entre otras cosas y la conocía como si fuera
la suya. Inmediatamente estando en el baño, abrió el grifo del lavabo, cogió
agua con las manos y se salpico la cara, estaba helada pero eso haría que su
alma regresara a su cuerpo. Levanto la mirada para observar su reflejo en el
espejo, estaba tan pálido que parecía más muerto que vivo, el color había
abandonado su cuerpo cuando Georg le había dicho aquellas palabras. ¿Qué se traía
entre manos? Tendría que esta bromeando.
—No Tom, Georg solo
bromeaba, no es que quiera estar contigo, lo conoces bien, es un chulo, quiere
jugar con tu mente, no lo dejes.
Se repetía a sí mismo.
Llevo sus manos al rostro y se sentó en el inodoro, no iba a llorar pero si se sentía
como un completo idiota, miro al techo adornado con estrellas.
— ¿Por qué me tiene que
pasar esto a mi? Por qué no puedo enamorarme de un tío que si sea como yo. Este
chaval solo intenta jugar conmigo. —Abrió los ojos tan grande como pudo y miro
el lavabo— ¿Será que sabe que estoy colado por él? Oh, santísima virgen
escriba, ha de haber visto como lo miro, definitivamente soy el más estúpido de
todos los estúpidos que pisaron esta jodida tierra. —Bajo la mirada hacia su pantalón
y observo que la erección aun seguía allí, caliente y esperando para ser
calmada— eres peor que una puta caliente, llegas cuando no te deseo. —suspiro y
se dio una palmada en el pene. —estas castigada.
Pero las cosas no iban
a pasar como lo deseaba. Pensar en lo que había pasado minutos antes hacía que
su erección siguiera allí, no podía controlar el impulso de meter su mano en su
bóxer y hacerse cargo de una vez por todas.
—Venga, estoy en casa
del tío que me ha puesto así, no voy a hacerme una paja aquí. —cerro sus ojos y
se apretó el pene. Fue mala idea.
— ¿Necesitas ayuda?
Tom se dio la vuelta,
al ver a Georg parado en el marco de la puerta le hizo retroceder hasta chocar
contra la puerta de la regadera, algo cayó en su cabeza y al ver el suelo era
un pato de hule (Del hermano pequeño de Georg, seguramente). Que romántico.
— ¿Qué haces aquí
Georg? —pregunto tratando de conservar la calma «tranquilito Tom, que no va a
pasar nada» trato de decirse para calmar sus nervios.
—Vine a ver porque
tardabas tanto pero —Georg hizo una pequeña pausa y dirigió su mirada hacia la
entrepierna de Tom— Creo que tenemos un problemita que tenemos que arreglar,
aquí y ahora.
Tom bajo sus manos
hasta su entrepierna al ver la forma lasciva en la que Georg le miraba, sus
piernas temblaban como si fuera un chihuahua asustado, el corazón se le iba a
salir del pecho, se sentía como un niño, él no era así.
La tensión sexual
estaba en el aire. Georg cerró la puerta con seguro, se coloco en frente de él
y sonrío de lado.
—No te acerques Georg,
no sé qué demonios está pasando en tu jodida cabeza pero no voy a ser objeto de
tus jueguitos estúpidos. —no sabía de dónde salían aquellas palabras pero eran
buenas, le gustaban.
—Tom, no te niegues a
ti mismo el placer de que yo te toque, lo has deseado por mucho tiempo ¿O estoy
diciendo alguna mentira?
Él negó con la cabeza, ¿Quién
demonios le había dicho eso? Bill no podía ser.
—Escucha, creo que te estás
confundiendo o que se yo, no quiero problemas, de verdad a ti te van las tías
buenorras esas con las que te la pasas a mí los tíos, creo que la cerveza te
afecta.
Georg se carcajeo con
fuerza, con un movimiento rápido lo dejo estampado en la pared, sus cuerpos
estaban juntos. Tom trago saliva.
—Quiero cambiar, me
interesa un solo tío y eres tú. —dijo con completa seguridad.
Tom lo miro
desconcertado— No soy conejito de indias de nadie, no voy a dejar que
experimentes conmigo, hay mu-chos tíos a los que puedes pasarte por el forro.
Él moreno se aparto y
se peino su larga cabellera sonriendo. —Cuando menos te lo esperes mi querido
amigo te voy a tener en cuatro, sobre mi cama y vas a rogar que te la meta.
Eso lo puso duro como
una roca pero se contuvo, también estaba preparándose para darle dos puñetazos
en la mandíbula.
—Eso lo veremos,
imbécil.
Georg salió del baño
soltando una carcajada. Tom era ira en su estado puro, mantenía los puños
cerrados y le hormigueaban, ¡quería tanto golpear a ese pendejo! ¿Qué carajos
estaba pasando con ese hombre? Estaba volviéndose loco, un día heterosexual y
al otro día dice que desea follarselo.
Era de esperar que la erección
bajara y su pene quedara en un estado normal. Su cuerpo temblaba molesto, tenía
demasiadas ganas de ir por ese imbécil y romperle la crisma, pero no iba a dar
un espectáculo solo para que Bill y Gustav vieran cuanto le afectaba estar con
Georg. Estuvo un rato pensativo en aquel cuarto de baño hasta que estuvo
calmado y se miro en el espejo.
—Tú tienes el control
Tom, además esto no va a suceder de nuevo, Georg solo esta borracho, es todo. —dejo
escapar un suspiro.
Llego a la sala, Bill
estaba discutiendo con Gustav sobre ese estúpido juego de vídeo que estaban
jugando y Georg solo era un espectador que sonreía por los insultos de aquellos
niños. Georg le pillo mirándole y sonrío con aquella sensualidad propia de él,
como si nada hubiese pasado, amigos por siempre. Tom evito aquello y se
encamino hacia el sofá donde había estado sentado Bill, allí dejo caer todo su
cuerpo y suspiro.
— ¿Qué pasa Tom? —pregunto
Bill, volteando a verlo. —Pareces
cansado, fatigado ¿Te sientes bien? —el pelinegro frunció el ceño.
—Estoy bien. —Lo que no
quería era que le preguntaran que le pasaba, eso tenía nombre y apellido y no
era agradable decirlo en voz alta cuando el problema estaba justo frente a él,
saco su iPhone y comenzó a enviar mensaje de texto a Andreas para distraerse.
— ¿Estas mensajeandote
con un tío? Uy, creo que alguien tiene fiesta hoy. —Bill se carcajeo.
—Bien, seria justicia
Tom, recuerda cuidarte, nunca sabes lo que pueda ocurrir. —Gustav le miro con
aire misterioso, como si supiera algo que Tom no.
—Sí, estoy
mensajeandome con un tío y sí posiblemente tenga fiesta hoy. —casi ladro la
respuesta, miro a Georg quien tenía el ceño fruncido.
—Esperemos que te vaya
bien, muy bien. —Georg permanecía serio.
Tom se alegro de que no
preguntaran nada más, cerro sus ojos y sonrío con satisfacción al ver la reacción
de su querido amigo. Era un mentiroso y posiblemente se quemara en el infierno
pero... daba igual ¿no? Así lo dejaban de molestar de una vez por todas.
Desde que su vida
sexual había cambiado porque ahora se interesaba por los sentimientos, sus
amigos (y su hermano) le molestaban la mayoría del tiempo. Querían buscarle un
novio en todos los lugares a los que iban, bien, solo Bill quería que
consiguiera novio, pero él se negaba por
el simple hecho de que no se sentía atraído por ninguno. Tío eso era una
mierda.
Podría sonar totalmente
cursi, estúpido y chapado a la antigua pero su corazón solo podía pertenecer a
uno solo, ese era Georg. Lo había sabido desde que lo conoció cuando tenía solo
quince inviernos, aun lo recordaba perfectamente.
***Tiempo atrás.
— ¡Mamá, he traído un
amigo a casa, se queda a cenar! —grito Bill mientras dejaba su mochila y su
abrigo sobre la mesa.
— ¡Está bien, hijo, por
favor sube a ver cómo sigue Tom!
—Ok mamá.
Tom iba bajando las
escaleras, envuelto en un cobertor y una taza de café en la mano, se sentía
pateado por un toro y todo por esa jodida gripe que le había contagiado la hija
de la vecina, no iba a cargar a esa niña más nunca. Observo a su hermano
gemelo, tenía el aspecto de un muerto,
con su cabello negrísimo y sus collares góticos, cuan extraño era pero como lo
amaba.
— ¿Qué tal te fue en la
escuela? ¿Han puesto muchas tareas? —Tom hablo con aquel tonito odioso propio
de cuando se tiene gripe.
—Me fue muy bien, llego
un nuevo a la clase y me ha caído genial.
— ¿Nuevo? ¿A mitad del
curso? —frunció el ceño.
—Sip, y es increíble,
es de aquí de Alemania pero vivió gran parte de su infancia en Holanda, ahora
está de regreso y planea quedarse. —sonrío alegre.
— ¿Dónde está? —Tom se sintió
un poco celoso, no se juntaban con nadie, solo tenían a Gustav y a Andreas, que
llegara alguien nuevo y que Bill se emocionara tanto no era indicio de algo
bueno.
—ah, pensé que estaba detrás
de mi —rio y se asomo por la puerta abierta. — ¿Georg?
Cuando Bill abrió por
completo, Tom pudo enfocar su vista en ese jovencito de ojos color esmeralda,
de contextura gruesa y el cabello corto, sus mejillas regordetas y ruborizadas,
su corazón estallo.
—Hola, soy Georg, tú debes ser Thomas. —sonrío, sus
dientes estaban perfectamente en su lugar y eran brillantes.
Tom tenía los ojos bien
abiertos, se había quedado sin palabras.
— ¿Tom? —Bill frunció
el ceño mirando a su hermano.
—Perdón, —Tom negó con
la cabeza y le dio la mano a Georg— un gusto conocerte.
—El gusto es mío. —respondió
aquel jovencito, bien parecido.
Tom sintió un hormigueo
en su estomago, se vio por el espejo que había en el vestíbulo y se espanto de
lo que veía, parecía un muerto viviente, con el rostro pálido, lo único que
tenía color en su rostro era su nariz por habérsela sonado tanto. ¡Era un
desastre! Se disculpo y subió a su habitación para colocarse un poco de ropa
decente y arreglarse un poco para ese nuevo amigo que estaba en casa.
***
Sobresaltado Tom despertó
dejando atrás aquellos recuerdos de su adolescencia, miro a su alrededor y todo
estaba en su lugar, excepto Georg que ya no estaba en la sala, se sintió
aliviado.
Nota mental: No
quedarse solo con Georg en ningún lado, es un peligro.
alsdkjalksd Raibelys... me hiciste reír en algunas partes xDD pero lo amé *u* quiero más :c haha saludos y besos:3
ResponderEliminarsanto cristo las cosas se ponen interesantes sube pronto un beso
ResponderEliminarDios mío... No me imagine eso de Georg...
ResponderEliminarMe encanta Rai *w*
sube pronto
cuídate y un abrazo :D