viernes, 14 de febrero de 2014

Fic "Te he echado de menos" TORG Capitulo XXVIII



Capitulo XVIII
Georg se levantó de un salto caminando de un lado a otro. No podía creer lo que Tom acababa de decir. ¿Su hijo? ¿Cómo que su hijo?
Tom por su parte estaba más aterrado de lo que jamás había estado. Georg caminaba de un lado a otro tratando aceptar lo que acababa de oír. Cuando llegó a esa casa lo que quería decirle era eso y de la forma más calmada, no que le descubriera por darse cuenta de su cesárea.
— ¿Cómo ocurrió? ¿Por qué? yo jamás me lo hubiese imaginado ¿Qué paso después que me fui?—preguntó sentándose en la esquina de la cama. Se sentía un poco aturdido.
—Yo ovulé como una mujer y por eso pude concebir a Moritz. Pasó porque era voluntad de Dios que ese niño naciera. Después que te fuiste, oculté mi embarazo de la vista de todos, sólo lo sabían Raven, Gustav y Bill, cuando mis padres se enteraron me sacaron de casa y me vi obligado a trabajar para mantener mi embarazo, aunque Gustav se hacía cargo de mi cuando Bill me abandono también, yo no quería ser una carga para nadie. Nació moritz y desde entonces trabajo para mantenernos y estamos bien. —sus ojos se nublaron por las lagrimas. Había pasado por mucho,  por culpa de la persona con la que había hecho el amor minutos atrás y que ahora se enteraba que tenía un hijo. Aunque dijera que lo había perdonado, un poco de rencor se guarda en su corazón, él jugó con sus sentimientos y dolía todavía. — No tienes porque hacerte cargo, al final tú me abandonaste a mí sin saber que esperaba un hijo tuyo así que no importa nada, sólo quería que supieras que por ahí en el mundo, tienes un pequeño idéntico a ti.
Tom se levantó buscando sus bóxers y su pantalón, se los colocó y miró a Georg con los ojos fijos en una esquina de la habitación.
—No voy a preguntarte nada, no quiero saber nada, ya dije lo que tenía que decir.
Se acercó a la puerta y salió con las lágrimas encharcando sus mejillas. Tenía el pecho oprimido por su corazón adolorido. Bajó las escaleras y se sintió aun peor porque Georg ni siquiera bajaba a decirle algo, sabía que eso sucedería.
— ¡Espera! —gritó Georg desde arriba, ahora iba vestido con una pantalón negro de hacer ejercicios y una camisa manga larga gris.
Tom se dio la vuelta para mirarle. Georg bajó las escaleras corriendo, saltándose el último escalón hasta llegar al menor.
—Me alejé de ti porque pensé que sí lo hacía no te haría sufrir. Mi madre descubrió lo nuestro y amenazó con alejarme de mi padre y mi hermano. No es justificativo pero en esos momentos no quería alejarme de ellos, no quise hacer que tu vida se convirtiera en un infierno después de que todos en la universidad se enteraron de lo nuestro así que por eso accedí a los deseos de mi madre de llevarme de nuevo a Holanda con los abuelos, ella planeaba hacértelo pasar mal y no podía permitirlo. Estaba pasándola muy mal porque deseaba verte pero decidí dejarte esa carta haciéndote pensar que yo no te quería, la verdad es que no he pasado ni un solo momento sin dejar de pensar en tu sonrisa y en tu forma de caminar. Te he echado de menos durante todo este jodido tiempo y es momento de que te diga lo que tanto deseaste escuchar cuando fuimos novios, te amo más que a nadie en este jodido mundo y es por eso que he vuelto. Quiero que estemos juntos, que nuestras almas se hagan una sola y vivamos felices. —Tomó el rostro masculino de él y le besó suavemente los labios— Enséñame a amarte más de lo que ya lo hago.
El rostro de Tom era todo un poema, las lágrimas salían una detrás de otra. El rencor ya no existía pero aún así le dolía recordar todo lo que había pasado. No había sido completamente culpa de Georg, había sido culpa también de su madre y de todos lo que no aceptaban su relación. No lo justificaba, más bien odiaba que lo hubiera hecho, pero ahora que le había dicho que lo amaba su corazón saltaba de emoción.  Aunque su mente estaba diciéndole que no le creyera.
—Júrame que todo lo que dices es cierto Georg, dime que no es uno de tus juegos estúpidos y que no vas a volver a destrozarme. —susurró con los ojos cerrados.
—Abre los ojos y dime sí ves que te estoy mintiendo.
Tom abrió los ojos mirando los de Georg, tan bellos como siempre. No podía notar ninguna pizca de mentira pero aún así la duda estaba ahí.
—Te juro que no es mentira, todo lo que te he dicho es cierto, puedes preguntarle a mi padre que es por él que estoy aquí. Sabe todo lo que yo sufrí, se dio cuenta al ver que yo ya no salía como antes y que mis días eran oscuros como si ya no tuviera más nada por lo que vivir. Él es el único que me apoyo en esta situación y te acepta, me ha dicho que no puedo volver a Holanda si no es contigo de la mano. ¿Vendrás conmigo Tom? me ayudaras a demostrarle a todo el mundo que te amo con todo lo que soy y no me avergüenzo.
Todo ese palabrerío era tentador pero algo en su interior lo hizo apartarse. Temor, ya no podía confiar como antes.
—Perdóname.
Como un rayo salió de esa casa y corrió hasta salir de esa urbanización y llegar a la parada de autobús. Necesitaba escapar y pensar en todo lo que había pasado, algo como lo que él hizo no podía ser perdonado tan fácilmente.
***
«Lo he perdido para siempre» pensó Georg sentándose en el primer escalón de las escaleras, observando la puerta por donde Tom había desaparecido.
Era difícil perdonar lo que había hecho. Él no se podría perdonar nunca haber hecho pasar por tantas cosas al hombre que amaba. Ahora que sabía que tenía un hijo, no podía dejar de pensar en que ese hijo los uniría porque sí. Aunque nunca imaginó que Moritz fuera su hijo, siempre pensó que él niño era un amor y deseaba que fuera suyo también, tal vez y ese era el llamado de la sangre.
Cogió su teléfono celular y le marcó a Gustav. Él sabía ya toda la verdad y por eso sabía que Tom iba a llegar a su casa.
¿Qué pasó? ¿Os habéis arreglado? —preguntó Gustav del otro lado.
—Le he dicho todo lo que ha pasado y ha salido corriendo de aquí, creo que está demasiado impactado y me odia. —pasó una mano por su cara mientras se levantaba y caminaba hacia la puerta para cerrarla. —no he querido seguirlo porque no quiero hacer que se sienta peor.
— ¡joder! Bueno, tienes que entenderlo, sabes que él sufrió demasiado por todo esto. —Gustav se quedó en silencio un momento y luego habló de nuevo. — ¿no te dijo más nada?
—Me ha dicho que Moritz es mi hijo. —dejó escapar un largo suspiró y esta vez las lagrimas ya estaban en sus mejillas. — tengo un hijo Gustav y sin saberlo ya lo quería muchísimo.
—Dios mío, Tom debe estar vuelto loco, te ha soltado todo y tú se lo has soltado también. —suspiró. — Él iba exactamente a eso, iba a decirte que Moritz es tu hijo.
—Iré a buscarlo Gustav, no puedo estar aquí sabiendo que él está por ahí mal por mi culpa de nuevo.
Si no lo encuentras rápido, búscalo en el parque al que íbamos cuando éramos unos niños, estoy seguro de que ahí está.
—Lo haré Gustav.
Cortó la llamada y corrió a su habitación a ponerse algo más caliente para ir en busca de Tom.
***
Él iba sin rumbo, ya no sabía a dónde quería ir. Hacía  muchísimo tiempo que no sufría tanto como en esos momentos. No lo soportaba, quería escapar.
Llegó al parque abandonado, ese en donde jugaba con su hermano gemelo, Georg y Gustav. En realidad, ahí no jugaban, allí sólo cotorreaban y hablaban de las locuras que habían hecho en clases. Era su lugar de reunión.
Aún recordaba cada vez que jugaban futbol y siempre le tocaba con Georg, por torpe y estar pendiente del castaño, siempre terminaba en el suelo y Georg le protegía como ni siquiera lo hacía su hermano gemelo. Aquellos tiempos en los que ni siquiera sabía lo que era el dolor por abandono, dolor por rechazo, dolor de amor.
Sinceramente, nunca esperó que la reacción de Georg fuera todo lo contrario a lo que había imaginado. No rechazó a Moritz, no se escandalizó, lo aceptó y le pidió perdón por todo lo que había pasado. Y eso… eso le aterró más que cualquier cosa.  Trataba de creer en Georg, pero era bastante difícil después de todo lo que había pasado. ¿Reconciliarse con él? ¿Tan rápido? No sabía sí eso era lo más correcto e inteligente que podría hacer. 
Abatido se sentó en una piedra cerca de los juegos abandonados. Sus manos fueron a parar directamente en su cara, mojándose de sus lágrimas. Le dolía muchísimo la cabeza pero no dejaría de llorar.
— ¿Tom?
Escuchó una voz femenina llegarle desde un lado. Alzó la mirada y la vio, rubia, de ojos azules, preciosa como en los años de universidad. Era Hannah, la chica que había estado enamorada suyo.
— ¿Hannah?
—Soy yo Tommy. ¿Qué te ocurre? Hace tanto tiempo que deje de verte, lo último que supe de ti es que ya no estudiarías más en la universidad. —ella se puso en cuclillas y le tomó las manos.
—Han pasado tantas cosas desde que no nos vemos. —suspiró.
—A mí también, hace unos meses que me gradué y tengo un bebito de tres meses llamado Tom. —se ruborizó acariciando la mejilla del moreno.
Tom abrió sus ojos sorprendido. — ¿Tom? ah pero qué bonito nombre. —se rió un poco tratando de olvidar lo que pasaba.
—Lo sé, yo nunca…—ella hizo una pequeña pausa. — nunca te he olvidado y pues le puse Tom a mi bebito porque es rubiecito como tú cuando eras bebé.
Tom se sintió alagado.
—Oh, gracias.
—Ahora me puedes decir que es lo que te ocurre.
Él miró por arriba de la cabeza de Hannah y vio a Georg llegar y detenerse al verlo con ella. Bajó la mirada e hizo algo que jamás se espero de él. La beso en los labios.
— ¡Tom! —se sorprendió ella luego de que el beso terminara.
—Lo siento. —se disculpó bajando la mirada.
—Yo no. —susurró ella ruborizada. — ¿Por qué lo hiciste?
—Hannah, ¿Tiene novio? Ya sé que tienes un hijo pero no mencionaste casamiento o algo así. —Estaba loco, no podía hacer eso con quien recién se encontraba, pero lo haría de todas formas. Era mejor mentirle a Georg.
—No tengo, el padre de Tommy huyó antes de que le dijera que iba a ser papá. —ella bajo la mirada.
Tom le tomó las mejillas suavemente y se sintió identificado con ella. ¡Habían pasado por lo mismo joder!
—Sé que nos acabamos de reencontrar pero Hannah, ¿Te gustaría que lo intentáramos?
— ¿Qué? —preguntó ella sorprendida.
—Que tú y yo vivamos juntos, sé que te gusto todavía, y yo… bueno yo a pesar de sentirme atraído por los hombres, hubo una sola mujer que me atrajo, eras tú. —Algo en sus palabras no era mentira, él sí se había sentido un poco atraído hacia ella, por ser tan dulce y tranquila.
Ella no daba crédito a lo que escuchaba. Pero quería a Tom y por eso asintió.
—Siempre te he querido Tom. —lo abrazó fuerte.
Tom correspondió al abrazo y le besó la mejilla, mirando como Georg retrocedía y se iba de allí. Le dolía el corazón.
—Pero antes de venirte conmigo, tengo que decirte que tengo un hijo llamado Moritz, yo lo tuve nueve meses en mi vientre.
Ella no se quedó sorprendida y lo único que dijo fue que se llevaría bien con su pequeño bebé.
Estaba cometiendo un grave error. Y aún así, no se iba a retractar.

2 comentarios:

  1. ¡DIOS MIO! ¿Que le pasa? bueno, es dificil perdonar pero, esta metiendo la patota de un modo que...¿Ves lo que haces? me emto en la historia porque me encanta espero otro capitulo un beso y que todo mejore

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