miércoles, 31 de julio de 2013

Fic: "Besar a un Ángel" Capitulo IV. Final.


Nota del escritor: Muchas gracias por sus comentarios y antes de que comiencen reproduzcan este vídeo https://www.youtube.com/watch?v=BUPSisnGxgY  La canción no tiene nada que ver con la historia pero me parece que lo que dice es hermoso :')   y quiero decir que me senti bastante bien escribiendo el principio de la historia pero no el final, pero no todo puede tener un final feliz.

Capitulo IV ~Final.

La luna estaba menguando, Bill estaba sentado  frente a la chimenea de su casa tomando chocolate caliente en su silla mientras esperaba que Tom volviera de la casa de Alicia con un pastel que ella había preparado para ellos dos.

 Cerros sus ojos imaginando todo lo que había pasado en el mes que acababa de terminar. Cosas hermosas habían pasado por ejemplo, estaba casado y disfrutando del ser más hermoso de la tierra, Tom.

De luna de miel se habían ido a visitar Perú, habían estado allí por un semana entera visitando cada pueblo, debía admitir que había sido la mejor experiencia de su vida, visitar machu picchu había sido lo mejor de todo, había liberado su alma de tantos dolores, sin duda alguna ese viaje había sido espiritual.

Su salud había mejorado bastante pero eso no quería decir que el resultado fuera a cambiar, “eso” cada vez estaba más cerca pero ya no tenía miedo, lo único que le preocupaba era Tom, pero sabía que conseguiría consuelo.

Nunca se imagino que consiguiera a su alma gemela seis meses antes de la fecha aproximada que le habían dicho que le quedaba, y aunque muchos dijeran que era injusto él se conformaban con que aunque sea se le hubiese permitido estar con una persona que le ama. Había disfrutado de cada momento junto a Tom, cada caricia, cada palabra, y lo mejor de todo era que él no lo trataba como si le quedara poco tiempo de vida.

Era tan feliz junto a Tom que dormía en paz y no tenia tantos dolores, Tom era atento.

Cuando le dolían las piernas y el cuerpo entero, él  le sobaba hasta que se quedaba dormido, cuando tenía dolor de cabeza le cantaba o masajeaba la cabeza hasta lograr un estado de relajación completo, ya no lloraba por las noches y todo era gracias a él, a Tom, su Tom, por siempre.

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Ser feliz siempre había sido uno de los objetivos que tenía Bill, ahora que tenía esa felicidad no quería que nadie se lo arrancara.

—Bill, ven conmigo.

Tom entro en la habitación, Bill lo miro frunciendo el ceño observando la ropa que traía puesta. Tenía solo una bata de baño y quizás algo más debajo pero no podía ver que era.

— ¿Qué te traes? —le pregunto Bill.

—Solo quiero darte algo importante para mí. —respondió Tom sonriendo.

—Bueno, me gustan tus sorpresas. —Bill se levanto de la cama y se coloco sus pantuflas.

—Pero no quiero que te lleves las pantuflas, solo ven descalzo.

—Está bien. —el pelinegro frunció el ceño de nuevo.

Bill se acerco a su esposo y le tomo la mano dejándose llevar hasta donde él quisiera, iría con él al fin del mundo de ser necesario. Minutos más tarde estuvieron dentro de una habitación especial de  la casa, era un baño en donde había un jacuzzi, era el lugar de relajación en donde Bill estaba la mayoría del tiempo ya que el agua le relajaba los dolores.  Ya Bill se imaginaba a donde iba eso, los dos desnudos y Tom entrando en él, la sola idea lo puso duro como una roca.

—Así que quieres que hagamos el amor. —le susurro Bill colocándose frente a Tom para darle un beso en los labios.

—Quiero que hagamos el amor, sí. —Tom le coloco las manos en las caderas.

—Ya veo que quieres estar dentro de mí. —el joven alzo una pierna y le rozo la entrepierna a su hombre.

Tom se estremeció pero lo aparto un poco. Bill se sintió confundido.

— ¿Qué sucede? —pregunto.

—Quiero que hoy sea diferente. —Tom abrió la bata de baño sin dejar descubierto nada aun.

— ¿A qué te refieres con diferente?

—Te amo y quiero darte algo que es muy importante para mí.

Bill frunció el ceño.

—Quiero darte mi virginidad. —las mejillas de Tom estuvieron ruborizadas por primera vez desde que se conocían.

El menor se aparto un poco analizando cada palabra dicha por él,  la virginidad era algo que no se esperaba, sintió el corazón hinchado de la emoción.

—Tommy ¿Estás seguro de esto? —susurro Bill mirando aquellos ojos que brillaban, las mejillas de Tom estaban visiblemente ruborizadas y no era propio de él. El corazón le estallo de ternura.

—Estoy completamente seguro, quiero darte lo que nadie ha tenido de mí porque eres a quien amo y quien lo merece. —trago saliva y se saco la bata de baño quedando complemente desnudo frente a su esposo. — quiero que me ames esta noche que seamos uno solo.

Bill escaneo el cuerpo de Tom con su mirada, él era increíble, guapo, sensual, se acerco a él y le acaricio la mejilla, bajo hasta los hombros tensos de Tom y le susurro en el oído.

—Te amaré y te cuidare por siempre mi Tom, para siempre.

Tom cerró los ojos emocionado, tomo el rostro de Bill en sus manos y lo beso dulcemente, un beso tímido, inseguro pero lleno de amor. Bill no estaba acostumbrado a ser él quien llevara las riendas del acto sexual pero sabía lo que tenía que hacer e iba a ser cuidadoso con él.

—Te amo mucho Bill. —susurro Tom, dándole pequeños besos en los labios.

—Yo a ti mi ángel.

El mayor se aparto del menor y se dirigió hacia el jacuzzi, allí entro y se sentó en el borde, Bill sonrío y se comenzó a sacar la ropa, estaba flacucho, esquelético pero Tom lo quería así, la ropa estuvo toda fuera de su cuerpo, entro en el jacuzzi y se arrodillo frente a Tom colocando sus manos en los muslos de él y acariciándolo para que se relajara, mientras agarraba el grueso miembro de él y lo mimaba lo miraba directamente a los ojos dándole seguridad, el tío estaba nervioso y era de esperarse.

Con una sonrisita maligna Bill se levanto y junto con él, Tom. El pelinegro le dio la vuelta al rubio y le beso el cuello, los hombros y le susurraba palabras dulces al oído para hacerlo entrar en confianza, le acaricio el cuerpo entero y ambos consiguieron quedar arrodillados, el agua solo les cubría la mitad de los muslos.

Bill se posiciono en la entrada de Tom y fue entrando con delicadeza, Tom se tenso y cerró los ojos, él sabía que le dolería al principio. Bill le beso la espalda y lo acariciaba mientras seguía entrando, estando ya adentro comenzó a moverse despacio era una nueva experiencia para él y por Dios que lo amaba, se sentía bien. Tom lo recibía perfectamente, estuvo moviéndose lento hasta que la entrada de su esposo se acostumbro a la invasión, comenzó a moverse rápido hasta que Tom estuvo gimiendo de placer, era maravilloso escucharlo, era el mejor recuerdo que iba a tener en lo que le quedaba de vida.

Largos y delirantes minutos después, Tom alcanzo su orgasmo y Bill derramo toda su semilla dentro de Tom, salió de él y lo volteo para darle un apasionado beso, Bill se tumbo en el jacuzzi dejando el agua acariciarle la parte baja de su cuerpo y Tom se sentó entre sus piernas dejando caer suavemente su cabeza en el hombro de su esposo. Bill le beso la mejilla.

—Eso fue… eso tenemos que hacerlo de nuevo. —susurro Tom recuperando su aliento, su pecho subía  y bajaba mientras Bill le acariciaba.

—Cuando tú quieras bebé, cuando tu lo desees. —Bill le beso el cuello y nuevamente la mejilla. — te amo.

—Hasta el final de los tiempos.

Tom agarro las manos de Bill y le beso los dedos, uno por uno, el pelinegro cerró los ojos y sintió cada beso como el último.

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El diez de junio Bill fue internado de emergencias en el hospital por presentar una fuerte infección en los pulmones debido a que sus órganos ya no estaban funcionando correctamente, el doctor había sugerido dejarlo internado porque en cualquier momento él partiría.

Tom estaba completamente destrozado mirando como la vida de Bill se esfumaba tan rápido. Bill por su parte trataba de estar calmado y mostrarse alegre aunque su cuerpo estuviera a punto de explotar.

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Ángela ya tiene ocho meses de embarazo y la enfermedad de Bill ya ha acabado con el 70% de su cuerpo, estuvo quejándose por los dolores con más frecuencia y se desespera por no conseguir tranquilidad, había perdido parte de su cabello y estaba en los huesos. Bill en sus momentos tranquilos hablaba con Tom sobre lo que tiene que hacer cuando él ya no este.

—Recuérdame como el hombre que conociste antes de saber de mi enfermedad Tom.

—Lo haré cada día de mi vida.

Bill nunca había visto a Tom llorar frente a él pero en ese momento, él rubio estaba llorando como un crío sin consuelo, trato de ser fuerte, trato de no llorar pero sus ojos estaban nublados y suspiro.

—Recuerda ser feliz cuando yo no esté, con otro hombre tal vez, pero quiero que seas feliz.

—No podre amar a nadie como a ti. —el rubio lloraba a moco tendido sobre el abdomen de Bill.

—Lo harás Tom, porque quiero que seas feliz. Debes prometerlo o te juro que voy a jalarte los pies todas las noches hasta que te busques a otro hombre y seas feliz. —dijo entre dientes.

—Lo prometo. —el mayor alzo la vista mirándolo a los ojos. — aunque eso de que me jales los pies en la noche me agrada, sería una forma de verte.

— ¡Tom!

—Lo siento. —suspiro y busco un pañuelo para limpiarse los líquidos de la nariz.

—No quiero que después de muerto tú vayas a mi tumba a llorar Tom.

—Pero me gustaría visitarte siempre.

—Yo no voy a estar allí, del polvo llegaste en polvo te vas a convertir, Harriet Beecher Stowe dijo una vez, “Las lágrimas más amargas derramadas sobre tumbas son por palabras que no se dijeron y cosas que no se hicieron.” Y tú me has dicho todo, además yo estaré aquí. —Levanto la esquelética mano y le toco la frente con el dedo índice— y aquí —le señalo el corazón— siempre.

Tom comenzó a llorar de nuevo. Bill le apretó la mano lo más fuerte que pudo y lloro también, estaba resignado pero aun no quería irse.

Georg entro en la habitación con lágrimas de gran tamaño en sus ojos, él también estaba muy afectado con todo eso pero cuando Bill medio lo vio supo que no era por él.

—Mi hija acaba de nacer, oh Dios cachorro, Anastasia acaba de nacer, prematura pero es una niña saludable.

Bill sintió el corazón crecerle dentro del pecho, quería levantarse de allí pero apenas y podía hablar y mover las manos.

—Quiero… quiero verla. —susurro antes de desmayarse.

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Ya era común que se desmayara cada que se emocionaba o se agitaba, cuando Bill despertó observo a Georg y a Ángela sentados en el sofá con un bulto rosado en los brazos, Bill no podía ver bien lo que era. Se sintió mareado y respiro con dificultad mientras buscaba a Tom con la mano.

—Aquí estoy. —le dijo Tom dándole la mano y un beso en la frente.

Bill asintió incapaz de hablar, cada día le costaba más mantenerse despierto.

—Al fin despertaste Bill. —Taemin se acerco y le dio un beso en la frente— estuviste así por tres días.

Bill suspiro y busco a Georg con la mirada pero ya no podía ver mucho. Georg se acerco hacia él con su hija Anastasia en brazos.

—Traje a alguien para ti Bill, es Anastasia, mi hija.

Bill abrió los ojos y trato de verla, su visión se aclaro un poco y pudo ver a la pequeña y prematura niña, Georg la acostó a su lado y él pudo moverse un poco para sentirla y olerla, la niña tenía las mejillas gordas y rosadas una preciosa nariz pequeña y los ojos abiertos de par en par, verdes como los de su padre. Una lagrima rodo sobre su ojo derecho y susurro.

—Tu vienes cuando ya yo me voy, prométeme que vas a cuidar de mi esposo y mis hermanos, se que los harás feliz.

Trato de agarrar la pequeña mano de la niña pero el esfuerzo le hizo agitarse demasiado, él aparato que llevaba sus latidos comenzó a pitar, de repente él ya no podía respirar, sintió que la vida se le iba, y lo último que sintió fue a Tom apretarle la mano y decir

—Te amo por siempre Bill.

"Me diste un para siempre dentro de días enumerados"
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Un comentario sería bien recibido, bueno o malo sabré apreciarlo. 

miércoles, 24 de julio de 2013

Fic: "Besar a un Ángel" Capitulo III



 Nota de la escritora: Me costo mucho saber donde cortar el capitulo. :l espero que les guste, el proximo sera el final.
 Capitulo III
 
El vientre de embarazo de Ángela crecía sin detenerse, tenía cinco meses y Bill no podía dejar de pensar en que él no estaría para cuidar de esa niña que venía,  como el buen tío que sabía que podía ser. Ángela no sabía lo que pasaría con él en tres meses.
—Tres meses. 
Dijo en voz alta, demasiado alta porque Taemin lo escucho, ambos estaban en la cocina preparando la cena, Tom cenaría con ellos esa noche.
— ¿Tres meses? —pregunto el rubio picando tomates.
— ¿Uh? No es nada.
— ¿Nada? como si no te conociera. —Él frunció el ceño— Tu y Georg ocultan algo que es muy importante, yo necesito saberlo así que escúpelo todo ahora, llevo dos meses esperando a que me lo cuenten.
Bill no podía decirle nada, no quería arruinarle la noche. Él había obligado a Georg a que no mencionara nada de su enfermedad a nadie, eso incluía a Ángela, como era de esperarse Georg no estaba de acuerdo pero respeto esa decisión, eso le hacía recordar que Tom tampoco lo sabía, y se sentía egoísta, porque Tom hacia planes que no podría cumplir, la enfermedad iba avanzando muy rápido y aunque trataba de ocultarlo, ya se estaba quedando sin fuerzas y su delgadez era preocupante.
El corazón se le apretó dentro del pecho y trago fuerte.
—No es nada, no ocultamos nada, tú ocúpate de esos tomates, ya vuelvo.
Se fue de la cocina esperando que el joven se le olvidara lo que había preguntado y regreso cuando pensó que fue necesario. Los dos terminaron de preparar la cena y él se fue a bañar para arreglarse para recibir a su novio, tomo las pastillas que pudo porque esa noche, no se sentía nada bien.
A la hora de la cena todos estaban sentados disfrutando de su comida, Georg hablaba con Tom acerca del restaurante y Taemin platicaba con Ángela, pero Bill no se sentía bien, estaba mareado, tenia nauseas y el dolor de cabeza era insoportable.
— ¿Te sientes bien? —Pregunto Georg al ver la palidez y desorientación de Bill.
—Necesito ir al baño un momento. —Se excuso y miro a Tom dejando un pequeño  beso en sus labios—vuelvo en un rato.
Se levanto de la silla y dio dos pasos, suficientes para caer desplomado en el piso.
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Abrió sus ojos tratando de enfocar su vista para saber donde estaba, la cabeza le daba vueltas y todo lo que veía era un techo blanco. ¿Ya se había muerto? ¡No, no podía ser! « ¿Tom? ¡Dios mío Tom!» enfoco mas la vista y logro divisar a una enfermera que estaba a su lado revisando una maquina, le tomo la mano y sollozo.
— ¿Dónde, donde esta mi Tom?
La enfermera de cabello cobrizo le acaricio la mano amablemente y sonrío. —Que bueno que despierta señor Kaulitz, si se refiere al chico de rastas rubias, está afuera, ha estado aquí desde que usted fue traído de emergencias, está parado al pie del cañón.
Bill no pudo evitar derramar lágrimas de alegría, estaba vivo todavía y Tom estaba allí para él pero sabía que no se la acabaría cuando tom y él hablaran a solas, le había mentido, le había ocultado una verdad muy importante, lo había dejado hacer planes.
— ¿Cuánto tiempo llevo aquí?
—Desde ayer por la noche, estuvo inconsciente desde entonces.
Suspiro y trago fuerte. — ¿Puede decirle a Tom que venga por favor?
Ella asintió. —En un momento, debo cambiar tu suero.
La amable mujer termino de hacer su trabajo y salió, un minuto después Tom entro en la habitación. Él estaba mortalmente serio, tanto que Bill se estremeció y tuvo miedo.
—Hola.
Él trago saliva, tratando de contener las lágrimas. —Hola.
— ¿Cuándo pensabas decírmelo?
—Tom, yo…
Cerró su boca bajando la mirada hacia sus esqueléticas y pálidas manos, él no había pensando si quiera cuando decirlo, estaba tan sumido en su felicidad que no había fijado una fecha y era tan egoísta que ni siquiera se había detenido a pensar en que Tom también iba a sufrir cuando él se fuera.
El silencio reino en ese lugar a excepción del sonido de la maquina en la que lo monitoreaban, Bill hacia pucheros tratando de contener las lagrimas y buscar las palabras correctas para Tom pero no sabía que decir. ¿Qué se iba a morir quizás? Eso ya Tom lo sabía.
— ¿Sabes lo que sentí cuando Georg me dijo lo que te pasa?
Bill negó con la cabeza incapaz de hablar, no podía mirarlo, rompería a llorar si lo hacía.
—Mírame cuando te hablo.
El menor levanto la mirada observando el rostro dolido de Tom.
—Sentí que el mundo se me caía encima, que todo esto era injusto para ti y más que todo para mí, porque estoy enamorado de ti, te amo tanto que me asusta. —El rubio aclaro su garganta— me sentí herido porque no me lo contaste desde un principio.
Bill rompió en llanto y llevo sus manos a su rostro. —No quería que me dejaras al saberlo, no quería que nada de esto pasara, yo sabía que enamorarme como estaban las cosas no me traería nada bueno, iba a ser un error que pagaría muy caro, pero yo quería amar, quería sentir lo que era ser amado por otra persona, quería… yo quería ser feliz.
Tom estaba en completo silencio mientras Bill sollozaba, el pelinegro quito las manos de su rostro para asegurarse de que Tom aun estuviera allí, esté permanecía mirándolo fijamente, sin expresión alguna, solo mirándolo.
—Se que ahora querrás odiarme pero por favor nunca dudes de que te amo, te amo tanto mi vida y lamento todo esto. —continuo diciendo Bill esperando alguna respuesta.
La única respuesta que obtuvo fue ver a Tom caminar hacia la puerta y desaparecer. Debió imaginarlo, debió saber que Tom lo dejaría solo cuando se enterara.
Las siguientes cuatro horas su estado decayó, había pasado toda la tarde llorando, los ojos se le saldrían en cualquier momento, su rostro estaba hinchado y su cabeza a punto de estallar, quería morirse, en ese mismo momento. El doctor había entrado a la habitación mientras él estaba con Georg y Taemin. Le habían hablado de una pequeña mejoría que había tenido en esos últimos meses, la enfermedad seguía avanzando pero su cuerpo estaba resistiendo mucho más, y él sabía mejor que nadie que la mejoría era por Tom, pero ahora que no lo tendría más, sabía que los cambios no ocurrirían.
—Tom va a volver, ya lo veras, él te ama. Si tú hubieses visto al hombre que yo vi ayer cuando te vio en el suelo desmayado e inconsciente lo sabrías. —decía Taemin mientras le acariciaba la cabeza a Bill.
Bill permanecía con los ojos cerrados para evitar llorar y disfrutaba de las caricias de Taemin, Tom no volvería, estaba seguro de eso.
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Bill fue dado de alta tres días después y en esos tres días no había tenido señales de Tom, su vida pendía de un hilo y lo único que quería hacer era morir antes, para dejar de sentir dolor.
Taemin se sentó a su lado cargando a Dahim en sus brazos, comenzó a hablarle pero Bill, él no le escuchaba, estaba pensando en Tom y en los últimos meses. Lo extrañaba tanto, las lágrimas comenzaron a salir sin ser bienvenidas.
—No llores. —Taemin soltó a Dahim quien salto al regazo de Bill haciendo sonidos de llanto— La niña sabe que te sientes mal y se sentirá mal también, me harás llorar a mí también.
Bill pasó un brazo por los hombros de Taemin y lo acerco hacia sí. —Lo lamento. —beso la corona de esa cabeza ahora pelirroja y suspiro. —no voy a llorar de nuevo.
—No deberías hacerlo.
Él adoraba a ese niño, era un verdadero dolor de cabeza pero el más adorable y sentimental que había conocido. Jugó un rato con Dahim mientras seguía abrazando a Taemin hasta que tocaron la puerta del departamento.
—Yo voy.
Grito Taemin como si estuviera esperando ese sonido. Bill se quedo con Dahim en sus brazos y la abrazo fuerte, era tan preciosa y la amaba tanto. Sonrió cuando ella le lamio la mejilla.
Escucho una voz que reconocía perfectamente y pensó que estaba delirando. Se quedo helado al ver a la persona que estaba detrás de Taemin.
—Tienes una visita.
Bill soltó a Dahim observando a Tom, estaba más hermoso que nunca y traía una ropa que lo hacía ver diferente. Tenía el cabello recogido y vestía ropa que parecía más adecuada para su cuerpo, casi se le sale la saliva al verlo, no podía creerlo ¿Qué hacía allí? Esperaba que no fuera para reclamarle más nada, su corazón no lo soportaría.
—Yo los dejo solos.
Taemin salió corriendo hacia su habitación. Tom se acerco a Bill y se sentó a su lado mirando hacia el frente.
—Necesito que te arregles, te que pongas una bonita ropa y vengas conmigo.
Bill lo miro frunciendo el ceño. — ¿Qué?
—Haz lo que te digo, por favor.
Algo dentro de él sabía que no tenía que desobedecer así que se levanto rápidamente y fue hasta su habitación, se dio un baño rápido, se coloco la mejor ropa que encontró y delineo sus ojos, estaba demasiado pálido cuando se miro al espejo, pellizco sus mejillas logrando un poco de color y sonrío. ¡Tom estaba allí! ¡Tom había vuelto!
Unos minutos después salió y Tom estaba aun sentado en el sofá con las manos responsado sobre sus muslos, parecía impaciente y su rostro era serio. Algo en su interior le decía que algo no iba bien, el corazón se le arrugo completo.
— ¿Qué sucede? ¿A dónde vamos?
—Tú solo ven conmigo.
Dijo sin siquiera detenerse a mirarlo. Se acerco a él, le tomo la mano y lo jalo para sacarlo del departamento. ¿Pero qué demonios…?
—Oye suéltame, no puedes sacarme así, Taemin está solo en el departamento y…
Tom se detuvo— No hagas preguntas, solo quédate en silencio y te lo agradeceré de por vida, ya suficiente de ti he tenido en estos días como para que acabes con mi paciencia.
El menor se quedo en silencio al ver la mirada mortal de Tom, tenía ganas de salir corriendo pero tenía curiosidad de saber a dónde lo llevaba, aunque antes iba a poner en su lugar a ese cabeza de chorlito, nadie le hablaba así.
—Oye tú pelo espantoso, antes de irme contigo debo decirte que me molesta tu tono de voz y que me jalonees, odio que hagan eso, así que si no quieres un problema enorme conmigo mejor le bajas dos rayitas a tu humor. —Bill se cruzo de brazos y alzo la ceja para mostrar seriedad.
—Cállate Listing, me vuelves a decir así y te juro que tendrás mas problemas de los que jamás tuviste en tu vida.
Le volvió a jalar y esta vez Bill se puso tan tieso como pudo, Tom no pudo moverlo.
— ¿Te vas a poner con niñerías? Vamos Bill, necesito que hagamos esto rápido.
— ¿Hacer qué? De aquí no me muevo hasta que me lo digas, te desapareces tres días después de enterarte de que me voy a morir y regresas con una cara de perro con rabia que ni para que te cuento, me dices que me vas a llevar a una parte y me tratas mal. ¿Qué quieres que haga? Si piensas que es una niñería allá tu, si no me dices a donde vamos entonces yo no me muevo de aquí.
Bill no se iba a dejar de Tom, nunca lo había visto de esa manera y  no le gustaba, además odiaba ser controlado, por algo también se había escapado de su casa a los diez años.
—Que conste que te dije, las cosas por las buenas.
Para cuando Bill fue a rechistar Tom ya lo tenía sobre su hombro y caminaba sin ninguna dificultad, como si lo que llevara en el hombro fuera un costal de plumas, y bueno no había mucha diferencia, en los últimos meses había adelgazado tanto que estaba en los huesos (literalmente).
Tom hacia caso omiso a los quejidos y golpeteos de Bill en su espalda y seguía caminando hasta el ascensor, Bill no podía contra él y el esfuerzo le estaba costando bastante, se sentía mareado y le faltaba un poco el aire así que dicen que si no puedes con ellos entonces úneteles.
—Está bien, bájame y prometo no hablar ni moverme hasta que hayamos llegado a donde sea que vamos.
Odiaba ser tan débil en esos momentos, pero debía admitir que con todo y enfermedad aquel comportamiento de Tom y la reacción de él lo hacían querer comérselo a besos.
El mayor no dijo nada y lo bajo, llegaron al primer piso del edificio y salieron, el auto de Tom estaba estacionado en frente, cruzaron la calle y ambos subieron.
Bill iba con la cabeza pegada a la ventanilla del auto, observando a las personas caminar de un lado a otro, el día estaba bonito, el sol brillante y el cielo completamente en un tono azulado.
Tom dio un frenazo que de no ser por el cinturón de seguridad seguro que hubiese dejado los dientes pegados en el tablero del auto, él volteo a mirarlo, frunció el ceño cuando lo vio sacar una pañoleta negra de su bolsillo del pantalón. ¿Qué…?
—Quítate el cinturón y date la vuelta. —dijo mientras doblaba la pañoleta hasta hacerla una venda.
Bill entrecerró los ojos. — ¿Para qué?
—Dijiste que no harías preguntas.
—Las hago porque me estas poniendo de los nervios, no sé qué diablos sucede y a no ser que quieras secuestrarme y matarme no se me ocurre nada más. —suspiro cansado, quería saber a dónde iba todo eso.
—Cariño, tú siempre pensando que todo lo que camina va a hacerte daño. Solo date la vuelta, necesito vendarte los ojos. —le ofreció una sonrisa amable y dulce, de esas que solo Tom podía hacer para derretirlo hasta quedar esparcido en el piso.
—Espero que esto no sea nada de lo que me vaya yo a arrepentir.
Bill sonrío y se dio la vuelta, cuando le vio sonreír vio a su Tom, al hombre que amaba con toda su alma. El mayor coloco la bandana en sus ojos y tuvo cuidado de no apretarla mucho, le pidió que se acomodara para ponerle el cinturón y entonces Bill anduvo todo lo que resto de camino a ciegas.
Fueron alrededor de diez, quince minutos cuando el auto se detuvo y Bill escucho el motor apagándose, ruido siguiente, la puerta. ¿Lo había dejado solo en el auto? Trato de quitarse la venda pero escucho la puerta de su lado abrirse y sintió las manos de Tom sobre las suyas, la sensación fue gratificante y sonrío, las manos de Tom eran suaves y venosas, las amaba. Un hormigueo intenso se poso sobre su vientre e imagino a Tom pasando sus manos por su cuerpo, una vez más.
 Una incómoda erección se pronuncio en sus pantalones pitillos, demasiado evidente porque escucho la risa de Tom mientras le quitaba el cinturón de seguridad.
—El amigo está inquieto, lastima, no estoy de humor.
Bill quería quitarse la venda para encajarle un puñetazo en la barbilla a ese muchacho pero la vergüenza le gano a cualquier otra cosa, sintió las mejillas arder.
—No tengo culpa de que con un simple toque hagas que mi amigo, ese que tanto te gusta, quiera hacer de las suyas.
Escucho de nuevo la risa de Tom. Al salir del auto sintió la brisa fría golpearle el rostro con suavidad, trato de oler o sentir algo con sus pies que le diera una idea de donde estaba pero no obtuvo nada. ¿A dónde quería llevarlo Tom? ¿Qué iba a hacerle? Por su mente pasaban miles de cosas.
—Tom, ¿Por qué estás haciendo esto?
Pero no obtuvo respuesta. Sintió las suaves manos de Tom sobre la venda en los ojos y luego como la desamarraba lentamente. ¡Jesús! Estaba a punto de morir de los nervios, el corazón le latía con fuerza en su caja torácica. La venda fue retirada por completo y cuando enfoco su mirada vio a Georg junto a su hermosa novia embarazada, Taemin vestido de traje con Dahim quien tenía un vestidito rosa y lacitos en las orejas y a Alicia observándolos desde el arco blanco en donde también estaba un hombre que estaba colocando un libro en una mesa. Miro a los lados y estaban al aire libre, la vista era preciosa, un jardín enorme, lleno de color, no estaba entendiendo nada.
— ¿Te quieres casar conmigo?
Bill se sobresalto y se dio la vuelta para mirar a Tom, estaba intentando procesar aquella pregunta. ¿Estaba soñando? Si era así por favor que no lo despertaran nunca.
—Necesitas responder ahora porque nos están esperando. —señalo hacia donde estaban los demás.
—Tom, pero… yo me voy… yo…
No sabía que responder, si decía que sí, Tom se quedaría viudo pronto, si decía que no, moriría sin saber lo que era casarse con alguien.
—No me importa nada de eso, quiero casarme contigo, quiero estar junto a ti, despertar junto a ti, comer junto a ti, soñar junto a ti por todo el tiempo que podamos.
Los ojos de Bill se llenaron de lágrimas, aun no sabía que decir.
—Te amo, es la pura verdad. Desde que te vi por primera vez en el parque el día doce de octubre del año pasado, recuerdo fue a las cuatro de la tarde y tú te paseabas con tal sonrisa en el rostro que me dejaste atontado por unos minutos mientras te veía pasar hasta que te perdiste de mi vista, así que te vi cada tarde que ibas al parque pero yo no me atrevía a acercarme, alguien como tu seguramente tenia a alguien y no quería ser molestia.
Bill seguía llorando pero esta vez acompañaba el llanto con risas.
—O sea que eras un mirón. —soltó una risa nerviosa.
—Lo era, de hecho una vez me escondí detrás de un árbol para verte más de cerca y estuviste a punto de verme,  pero yo me escabulle como pude. —Tom sonreía.
No se lo podía creer, ellos estaban destinados a estar juntos. De pronto la difícil decisión se volvió la más fácil de todas.
—Acepto casarme contigo Tom. —se lanzo a sus brazos abrazándolo con todas las fuerzas que podía. — te amo. —lo beso tiernamente en los labios olvidándose de que atrás había personas mirando.
— ¡Aun no pueden besarse joder! ¡No lo arruinen! —Grito Taemin.
Bill se aparto de Tom volteando a ver a Taemin riendo y a la vez enojado por la palabrota que acaba de decir, como adolescente menor de diecisiete delante de él no tenía permitido decir malas palabras.
— ¡Cuidadito con esas malas palabras Lee Taemin! —le señalo.
—Creo que ya es tiempo de que se acerquen aquí. —Georg estaba sonriente tomado de la mano de su novia. — apúrense, el funcionario debe irse pronto.
Tom cogió la mano de Bill y ambos corrieron para llegar a donde estaban los demás. Bill no cabía dentro de sí, estaba feliz como nunca, amando más que nunca a la persona que tenía a su lado. Estaban frente a la persona que los iba a casar.
—Estamos aquí reunidos para unir en matrimonio civil a Tom Kaulitz y Bill Listing…
Y así comenzó, luego era el turno de Tom decir sus votos matrimoniales y entregar el anillo. Tom observo a Taemin con los anillos en una almohadita y le sonrío, él joven tenía los ojos llenos de lagrimas y le devolvió la sonrisa. Agarro el anillo y tomo la mano de Bill y la beso para luego mirarlo a los ojos.
—Yo Tom Kaulitz, acepto como esposo a Bill Listing para amarlo y respetarlo, estar con él hasta que Dios me lo permita, para cuidarlo y protegerlo hasta que me grite y me diga que no lo ahogue tanto. —Rio bajo con algo de nerviosismo— eres mío por siempre.
Bill se rio y puso los ojos en blanco, sintió el anillo deslizarse sobre su dedo y miro a Tom con tanto amor, lo amaba, estaba tan feliz de haberlo encontrado. Miro a Taemin lloriqueando y sonrío besándole la frente.
—No llores mi pequeño, me harás llorar a mí, más de lo que ya llore.
Taemin suspiro tratando de no llorar y le dedico una sonrisa, Bill se detuvo un momento a mirar a Georg y a Ángela, el moreno tenía a su novia pegada a su cuerpo y una mano sobre el abultado vientre y sonreía, Ángela estaba llorando y sonriendo a la vez. Luego fue a mirar a Alicia que estaba del lado de Tom tan hermosa como siempre, ella le lanzo un pequeño beso. No le cabía duda de que cuando le llegara el momento de irse, Tom se quedaría en buenas manos, Georg, Ángela, Taemin y Alicia cuidarían de él.
Les sonrió a todos y se dedico a decir lo suyo.
—Yo Bill Listing prometo amarte y respetarte, estar contigo en las buenas y las malas hasta que sea la muerte quien me separe de ti. Te amo con todo lo que soy Tom Kaulitz.
Le termino de colocar el anillo y así fue como procedió todo hasta que por fin se dieron el beso de los recién casados.




Un comentario sería bien recibido, bueno o malo, gracias por tomarse el tiempo para leer. :)