Capitulo
XIV
Los
dos enamorados caminaban descalzos por el prado, para regresar a la casa. Ellos
iban tomados de la mano en silencio, comunicándose sólo con miradas. Llegando a
la casa Tom escucho el gruñido de su estomago, tenía muchísima hambre y no era
para menos luego de pasar tres horas
haciendo el amor con su compañero. Él aun no terminaba de creerse lo que estaba
sucediendo. Tal vez los demás pensaran que era un tonto y se había dejado
convencer rápido, pero no le importaba. Georg se veía diferente y sus palabras
habían sido tan sinceras que no evito decirle que sí de una sola vez.
—
¿Tienes hambre? —pregunto Georg soltándole la mano para dejar la canasta de
picnic sobre la mesa de la sala.
—Mucha.
—Tom se acaricio el estomago. —muchísima diría yo. —él, aspiro el olor que provenía
de la cocina, comenzó a salivar saboreándose los labios.
Georg
se dio cuenta y sonrió caminando hacia la cocina. —Ven aquí, comeremos algo.
Tom
se fue detrás de Georg y en la cocina se
prepararon emparedados de pavo. Se quedaron allí y comieron hasta estar
satisfechos. Georg busco helado de vainilla y chocolate, lo sirvió en dos copas
para helado.
—Ñon,
ñon. —el rubio levanto la cuchara y empezó a comer su helado favorito.
Georg
le miro adorando cada movimiento aniñado que él hacía. Tom se dio cuenta y se
ruborizo parando de comer.
—
¿Qué pasa? —Tomo una servilleta y limpio su boca pensando que tenía la boca
chorreada.
—Te
ves tierno haciendo eso. —Georg sonrió.
Tom
se ruborizo de nuevo y se dedico a comer su helado hasta que se le ocurrió
hacerle preguntas a Georg sobre eso que no sabía nadie sobre él.
—No
quiero molestarte pero merezco saber más cosas sobre ti Georg.
El
castaño asintió de acuerdo. —Tú pregunta y yo contesto.
—Venga,
entonces ¿No tengo límite de preguntas?
—No.
—
¡Yeih! —Tom dejo la cucharilla en la copa y suspiró. — ¿Desde cuando te sentiste
atraído hacia un hombre?
—
¿Sinceramente? —Él frunció los labios y Tom asintió— hace dos años comencé a
mirarte de una forma diferente, me empezaste a atraer de forma sexual. Quería
estar entre tus piernas ¿Me entiendes?
Tom
estaba ruborizado escuchándolo. —Sí.
—Bien,
pensé que era algo pasajero y lo deje pasar. Bese a otro hombre una sola vez y
me di cuenta de que me es desagradable mirar a otro hombre, fue entonces cuando
descarte esa pequeña posibilidad de ser homosexual. —Tom estaba muy quieto
mirando los ojos de Georg. — así que deje de verte por un tiempo ¿recuerdas
cuando los evitaba? Bueno era porque no quería tener que verte y sentirme
atraído y extraño. Eso se me paso y volví con ustedes, todo comenzó de nuevo y
por eso decidí engañarte. —admitió con vergüenza. — para acostarme contigo y
ver si así dejaba de desearte.
Tom
trago saliva, era algo molesto pero entendía por lo que pasaba.
—Cuando
eso paso y sentí que fue algo único, pensé en estar sintiendo algo más por ti
pero no quería admitirlo y seguí la vida que llevaba antes de acostarme
contigo. Hasta hace un mes en el que me di cuenta que siento más cosas por ti
de las que he podido sentir por nadie.
Tom
se apoyo en el mesón y alcanzo los labios de Georg. Era algo bueno de su parte
haberse dado cuenta de que le quería e intentara arreglar todo de nuevo.
—Aunque
todavía no me siento confiado al cien por ciento creo que mereces la
oportunidad. Te puse reglas que debes respetar. —dijo Tom volviendo a su
asiento.
—Gracias
Tom. —Georg sonrió tomándole la mano derecha. — la verdad es que jamás me he
sentido así de relajado y en paz. Este día es maravilloso después de todo.
Tom
no podía estar más de acuerdo con él. Todo era perfecto.
—Oye
Georg ¿Qué crees tú, qué diría tu madre de enterarse que tienes algo conmigo?
Me he enterado por buena boca que tu madre no es simpatizante de mi orientación
sexual, ni de mí. —Él suspiró.
Georg
no quería herir los sentimientos de Tom pero tenía que dejarle eso claro.
—Mi
madre es un poco cerrada de mente, ella es tercermundista todavía y no siente
que sea bueno tener un hijo homosexual, no les discrimina, los atiende a todos
por igual pero no los acepta. —Georg miro su copa de helado. —En cuanto a ti,
es cierto; a ella no le agradas mucho y la verdad no entiendo porqué.
Tom
trago saliva sintiéndose mal por eso. No le importaba que ella no lo aceptara
pero si le importaba mucho que ella los separara, le aterraba pensar en eso.
—
¿Qué crees que diga? —insistió.
Él
suspiró. —Tal vez intente separarnos, busque maneras de distanciarnos ó
simplemente no acepte que estemos juntos y me haga a un lado. La última opción
es la más probable por eso es preferible que como apenas estamos comenzando
todo quede entre nosotros dos porque no creo que a tu hermano le haga mucha
gracia después de todo lo que paso.
El
de rastas bajo la cabeza asintiendo. No podía con esas personas que veían ese
amor con malos ojos. Georg se levanto de su silla y camino hacia Tom, tomo el
rostro de él entre sus manos y le miro directo a los ojos. Los marrones ojos de
Tom estaban brillantes por las lágrimas que no dejaba salir, él rubio cerró los
ojos y Georg aprovecho el momento para besarle los parpados e ir bajando
dejando una reguera de besos hasta los labios. Tom coloco sus manos en la
cintura de él y abrió sus piernas para que quedara entre ellas. Los labios de
Georg eran la gloria, pequeños, suaves… todo cuanto le gustaba.
Lo
único que Georg intentaba era consolarlo y transmitirle tranquilidad infinita.
Tom coloco su frente en el hombro de él y suspiró sintiendo las caricias en la
espalda, no le hacía falta más nada que estar con Georg, no quería nada más que
sentirse querido por él.
***
Tom
se sentía tranquilo y lleno de felicidad, esa tarde había sido una de las
mejores.
—
¿Dónde estabas Tom?
Simone
le saco de su globo de felicidad esperándolo en la puerta. Él se asusto porque
apareció de repente detrás de él y a esas horas de la noche un susto como esos
era terrible.
—Me
has asustado. —dijo colocándose una mano en el pecho y sobándolo para calmarse
un poco.
—Lo
siento. —respondió ella colocando sus brazos en jarra. — ¿Qué horas son estas
de llegar? No te impido que lo hagas pero esta casa merece respeto y siempre
que sales y llegas a estas horas me lo avisas con anticipación. ¿Qué estabas
haciendo Thomas?
Tom
le miro fijo a los ojos marrones tan parecidos a los suyos. No iba a discutir
con ella y mucho menos iba a preguntar el porqué de sus palabras dichas
temprano en la mañana.
—Estaba
en casa de una amiga. —suspiró. — se me hizo tarde y pues por eso llego a esta
hora.
El
rostro de ella cambio de expresión y sus brazos cayeron ligeros. Tom sabía que
era porque había dicho “amiga” era una buena mentira.
—
¿Amiga? Oh, ya veo. ¿Qué amiga es esa? —pregunto sonriendo.
—Una
amiga mamá, oye no tengo por qué decirte con quien salgo o no. —se emociono con
la mentira y decidió hacerla crecer.
—Oh
mi hijo. —ella se guindo del cuello de Tom y le beso la mejilla. —Bien no te
preocupes, mamá no le dirá nada a papá, ve a tu habitación y descansa.
Tom
sintió ese abrazo demasiado falso para su gusto y le entraron ganas de vomitar.
¿Cómo demonios es que su madre podía actuar de esa manera? Merecía un Oscar a
la mejor actriz en realidad.
Él
subió las escaleras hasta llegar a su habitación, ese sentimiento que había
tenido en la mañana por lo sucedido con su madre era minúsculo, Georg le había
dado esa tranquilidad que tanto merecía y deseaba. Nadie podría volverlo a
sacar de esa burbuja en la que por decisión propia se había metido.
—Tom
¿Qué es esto?
Tom
recibió otro susto, estaba tan sumido en sus pensamientos que no tenía
conciencia de lo que pasaba a su alrededor. Esta vez fue Bill quien lo asusto.
Su gemelo estaba sentado en la cama agarrando unos bóxers con un palito, su
cara horrorizada y de asco le indico que probablemente esos no fueran ni suyos
ni de él sino de… ¡Georg!
—Oh
por dios. —susurró observando a su hermano mientras su sangre abandonada gran
parte de su cuerpo y se alojaba en sus mejillas. Tosió un poco y sonrió. —Son
bóxers Bill ¿Nunca habías visto unos?
El
pelinegro tenía el ceño fruncido, estaba muy serio. —Estos no son tuyos y
tampoco míos y quiero pensar que no son de Georg.
Tom
bajo la cabeza y comenzó a reírse, no era risa de gozo, era risa de nervios.
¿De dónde diablos había sacado eso?
—Y
antes de que te preguntes de dónde lo saqué, te digo que estaban debajo de tu
cama. Me vine hace un rato a buscar uno de mis collares porque no lo encontré
en mi habitación y me conseguí con esto. ¡Qué puto asco! ¡¿Te acostaste con mi
mejor amigo en nuestra casa?!
Él
levanto su cabeza con los ojos abiertos de par en par. Sentía vergüenza y le
causaba un poco de gracia a la vez, la cara de Bill no era normal, se veía como
un niño al que le daba asco tocar la ropa interior de su madre.
—Dame
acá eso. —Tom se acerco, arrebatándole la ropa interior de las manos. — no te
pongas a buscar cosas en mi habitación cuando yo no estoy. Puede conseguir
cosas que no te gustan. —sonrió con picardía.
—Pero
lo hiciste ¿verdad?
—No
seas insistente Bill. —él refunfuño.
—
¡Lo hiciste! Mierda, mierda, mierda Tom. —Se levanto de la cama armando un escándalo—
¡No me volverá a acostar en tu cama mas nunca! —lloriqueo.
—No
seas llorica Bill, son sabanas nuevas. —rió. —Además creí que Georg no era tu
amigo ya, y acabas de decir “mi mejor amigo”
—La
costumbre. —el pelinegro lo miro con desinterés. Estaba fingiendo, él lo sabía,
lo conocía mejor que nadie más en la bolita del mundo. —Él dejo de serlo cuando
se metió contigo.
Tom
se sentó en la silla frente a su escritorio. —Yo lo perdone Bill, yo no tengo
rencor hacia él y tú tampoco deberías, tienen una amistad de años y no creo eso
de que no te importa.
Bill
suspiró. —Sí, sí me importa pero no quiero tener que verle la cara luego de que
te jodiera así. ¿Sabes todo lo qué me dolió verte tan triste? Lo que sentí al
verte sonreír de nuevo luego de un mes en el que ni siquiera querías salir de
tu habitación.
El
corazón de Tom exploto con esas palabras de su hermano pero él tenía que
entender que tener rencor no era bueno.
—Todo
eso ya paso Bill, él te quiere mucho y tú lo sabes, tú también lo quieres él es
mucho más que tu amigo, es como tu hermano. ¿Por qué no lo buscas y se piden
disculpas?
—Veremos
lo que pueda suceder.
Su
gemelo siempre ha sido así, le cuesta perdonar a las demás personas y por ese
motivo tiende a ser tan frío en algunas ocasiones. Pero sabía que le perdonaría
después de todo, ellos dos eran inseparables y una de las cosas que había
odiado de sí mismo era haberlos separado.
***
—¡¡Tommy!!
Michael
Listing salió de su escondite al escuchar la voz de su amigo Tom, corrió hacia
él y se guindo de su pierna.
—
¡Tommy, Tommy, Tommy!
—Venga,
él no se emociona así cuando yo llego. —Georg frunció el ceño y luego rió.
Tom
sonrió apartando al pequeño de su pierna y poniéndose a su altura, abrió sus
brazos y permitió que Michael lo abrazara.
—Hola
Bob Esponja. —Tom le beso la mejilla.
—No
habías venido a verme. —el niño hizo un mohín demasiado tierno. Tom le beso la
frente. —Fue por mi hermanito ¿Verdad? Fue por culpa suya que no querías venir.
—Michael le dio un golpe en la entrepierna.
—
¡Michael Alexander! —Georg se doblo del dolor y miro a su hermano. —pequeño
¡Demonio! —grito.
Michael
se asusto y se abrazo a Tom quien miraba a Georg y se aguantaba la risa, eso
fue divertido.
—Fue
sin querer hermanito. —susurró Michael temeroso. — lo juro.
Georg
se sentó en el piso inhalando y exhalando hasta que se le paso el dolor y miro
a su hermano, sabía que había sido sin querer.
—Está
bien, diablito, pero ten más cuidado.
Tom
se comenzó a reír y beso la mejilla del niño. —Eso fue divertido.
—
¿Divertido? ¡¿Divertido, dices?! ¿Te doy una patada en las pelotas a ver si es
divertido? —Georg entrecerró los ojos.
—No
gracias. —rió Tom.
—Tommy
¡Vamos a jugar con mis autos nuevos! —grito Michael emocionado.
—Ve
por ellos. —dijo Tom acariciando la rubia y rizada cabeza del niño.
Michael
se fue corriendo y él volteo la mirada hacia Georg.
—Mi
hermano está recibiendo más atención que yo. Voy a tener que ponerme pañales y
hablar como un bebé para que me veas.
—Georg tenía la ceja derecha alzada.
—No
seas tonto Georg. —Tom le dio un corto beso en los labios. — así de hombre
estas mucho mejor.
—Eso
lo sé. —Georg le dio otro beso, este fue más largo y apasionado. — Te he echado
de menos.
—Yo
también. —él suspiró. — ya ves que a papá le dio por llevarnos a Bill y a mí de
paseo al campo con sus papás. Fue una semana difícil sin verte, pero al fin
estoy aquí. ¿Está tu madre? —miro a los lados, no quería encontrarse con ella
porque sus miradas hostiles eran molestas.
—Nop,
ella está trabajando hasta tarde hoy en el hospital. —le beso la mejilla y se
le acerco al oído. — hoy quiero tenerte conmigo, hay que dormir a Michael.
Tom
se ruborizo y asintió emocionado con la idea, su cuerpo ya lo necesitaba. En
esa semana que había estado fuera de la ciudad hablando solo por mensaje con
él, lo había extrañado un montón y deseaba estar con él.
Escapo
de Bill y sus preguntas sobre a donde iba y nadie sabía dónde estaba así que
serian horas en paz con el hombre que cada día quería más y del cual descubría
cosas nuevas que ni siquiera cuando eran amigos sabía que existían.
Entre
beso y beso no se habían dado cuenta que tenían a un espectador.
—
¿Por qué están pegando sus bocas? —Michael dejo caer sus carritos de sus manos
y formo una O grande con su boca.
Tom
y Georg se separaron de un salto y miraron al niño que los miraba sorprendido.
Tom no sabía dónde meterse y Georg estaba
preocupado por lo que el niño pudiera decir más tarde. ¿Cómo le iban a
explicar para que su pequeño cerebro lo entendiera?
—Yo-yo
eh explícale tú —Georg señalo a Tom.
«Claro,
el más pendejo siempre» pensó Tom. Camino
hacia Michael y lo cargo en sus brazos.
—Tu
hermano y yo nos queremos y por eso nos estábamos dando un beso. —explico
sonriendo.
Michael
frunció el ceño mirando a Tom. — ¿Tú eres una niña? Porque mi mamá dice que los
niños dan besitos a las niñas.
Tom
suspiró negando con la cabeza. —No, yo no soy una niña, soy un niño pero me
gustan los niños.
—Todos
tenemos algo diferente y en Tom es que a él le gustan los niños y… bueno a mi
también. —intervino Georg sonriendo apenado.
—Entonces
tú quieres a mi hermanito. —le dijo a Tom y luego miro a su hermano. — y tú
quieres a Tommy.
Los
dos asintieron.
—Está
bien, eso es lindo, se quieren como hermanitos. —el niño inocente sonrió. —
tengo otro hermanito. ¡Yeih!
Tom
sonrió. —Pero no puedes decirle a nadie que tu hermano Georg y yo nos dimos un
besito.
—
¿Por qué? —pregunto ladeando su cabecita.
—Porque
es un secreto de nosotros tres ¿Entiendes? —dijo Georg acercándose a él.
—Entonces
no diré nadita a mami ni a nadie. —tapo su boca riendo.
Los
dos respiraron aliviados pero eso no quitaba que Michael siendo un bebé no se
le pudiera escapar en algún momento. Georg sabía que ahora tenía que estar más
al pendiente de ese niño.
AY POR DIOS! A VER SI AL NIÑO NO SE LE ESCAPA ALGO Y ESTE PAR DE ENAMORADOS QUE NO TIENEN CUIDADO JAJAJAJ ESPERO ANSIOSA EL SIGUIENTE CUIDATE
ResponderEliminarowwwwwwww lo ame *u*
ResponderEliminarAmor el TORG *uuuuu*
Tan dulce el pequeño :3
Un abrazo Rai :3