sábado, 21 de diciembre de 2013

Fic "Te he echado de menos" TORG Capitulo XIV



Capitulo XIV

Los dos enamorados caminaban descalzos por el prado, para regresar a la casa. Ellos iban tomados de la mano en silencio, comunicándose sólo con miradas. Llegando a la casa Tom escucho el gruñido de su estomago, tenía muchísima hambre y no era para menos luego de pasar  tres horas haciendo el amor con su compañero. Él aun no terminaba de creerse lo que estaba sucediendo. Tal vez los demás pensaran que era un tonto y se había dejado convencer rápido, pero no le importaba. Georg se veía diferente y sus palabras habían sido tan sinceras que no evito decirle que sí de una sola vez.
— ¿Tienes hambre? —pregunto Georg soltándole la mano para dejar la canasta de picnic sobre la mesa de la sala.
—Mucha. —Tom se acaricio el estomago. —muchísima diría yo. —él, aspiro el olor que provenía de la cocina, comenzó a salivar saboreándose los labios.
Georg se dio cuenta y sonrió caminando hacia la cocina. —Ven aquí, comeremos algo.
Tom se fue detrás de Georg  y en la cocina se prepararon emparedados de pavo. Se quedaron allí y comieron hasta estar satisfechos. Georg busco helado de vainilla y chocolate, lo sirvió en dos copas para helado.
—Ñon, ñon. —el rubio levanto la cuchara y empezó a comer su helado favorito.
Georg le miro adorando cada movimiento aniñado que él hacía. Tom se dio cuenta y se ruborizo parando de comer.
— ¿Qué pasa? —Tomo una servilleta y limpio su boca pensando que tenía la boca chorreada.
—Te ves tierno haciendo eso. —Georg sonrió.
Tom se ruborizo de nuevo y se dedico a comer su helado hasta que se le ocurrió hacerle preguntas a Georg sobre eso que no sabía nadie sobre él.
—No quiero molestarte pero merezco saber más cosas sobre ti Georg.
El castaño asintió de acuerdo. —Tú pregunta y yo contesto.
—Venga, entonces ¿No tengo límite de preguntas?
—No.
— ¡Yeih! —Tom dejo la cucharilla en la copa y suspiró. — ¿Desde cuando te sentiste atraído hacia un hombre?
— ¿Sinceramente? —Él frunció los labios y Tom asintió— hace dos años comencé a mirarte de una forma diferente, me empezaste a atraer de forma sexual. Quería estar entre tus piernas ¿Me entiendes?
Tom estaba ruborizado escuchándolo. —Sí.
—Bien, pensé que era algo pasajero y lo deje pasar. Bese a otro hombre una sola vez y me di cuenta de que me es desagradable mirar a otro hombre, fue entonces cuando descarte esa pequeña posibilidad de ser homosexual. —Tom estaba muy quieto mirando los ojos de Georg. — así que deje de verte por un tiempo ¿recuerdas cuando los evitaba? Bueno era porque no quería tener que verte y sentirme atraído y extraño. Eso se me paso y volví con ustedes, todo comenzó de nuevo y por eso decidí engañarte. —admitió con vergüenza. — para acostarme contigo y ver si así dejaba de desearte.
Tom trago saliva, era algo molesto pero entendía por lo que pasaba.
—Cuando eso paso y sentí que fue algo único, pensé en estar sintiendo algo más por ti pero no quería admitirlo y seguí la vida que llevaba antes de acostarme contigo. Hasta hace un mes en el que me di cuenta que siento más cosas por ti de las que he podido sentir por nadie.
Tom se apoyo en el mesón y alcanzo los labios de Georg. Era algo bueno de su parte haberse dado cuenta de que le quería e intentara arreglar todo de nuevo. 
—Aunque todavía no me siento confiado al cien por ciento creo que mereces la oportunidad. Te puse reglas que debes respetar. —dijo Tom volviendo a su asiento.
—Gracias Tom. —Georg sonrió tomándole la mano derecha. — la verdad es que jamás me he sentido así de relajado y en paz. Este día es maravilloso después de todo.
Tom no podía estar más de acuerdo con él. Todo era perfecto.
—Oye Georg ¿Qué crees tú, qué diría tu madre de enterarse que tienes algo conmigo? Me he enterado por buena boca que tu madre no es simpatizante de mi orientación sexual, ni de mí. —Él suspiró.
Georg no quería herir los sentimientos de Tom pero tenía que dejarle eso claro.
—Mi madre es un poco cerrada de mente, ella es tercermundista todavía y no siente que sea bueno tener un hijo homosexual, no les discrimina, los atiende a todos por igual pero no los acepta. —Georg miro su copa de helado. —En cuanto a ti, es cierto; a ella no le agradas mucho y la verdad no entiendo porqué.
Tom trago saliva sintiéndose mal por eso. No le importaba que ella no lo aceptara pero si le importaba mucho que ella los separara, le aterraba pensar en eso.
— ¿Qué crees que diga? —insistió.
Él suspiró. —Tal vez intente separarnos, busque maneras de distanciarnos ó simplemente no acepte que estemos juntos y me haga a un lado. La última opción es la más probable por eso es preferible que como apenas estamos comenzando todo quede entre nosotros dos porque no creo que a tu hermano le haga mucha gracia después de todo lo que paso.
El de rastas bajo la cabeza asintiendo. No podía con esas personas que veían ese amor con malos ojos. Georg se levanto de su silla y camino hacia Tom, tomo el rostro de él entre sus manos y le miro directo a los ojos. Los marrones ojos de Tom estaban brillantes por las lágrimas que no dejaba salir, él rubio cerró los ojos y Georg aprovecho el momento para besarle los parpados e ir bajando dejando una reguera de besos hasta los labios. Tom coloco sus manos en la cintura de él y abrió sus piernas para que quedara entre ellas. Los labios de Georg eran la gloria, pequeños, suaves… todo cuanto le gustaba.
Lo único que Georg intentaba era consolarlo y transmitirle tranquilidad infinita. Tom coloco su frente en el hombro de él y suspiró sintiendo las caricias en la espalda, no le hacía falta más nada que estar con Georg, no quería nada más que sentirse querido por él.
***
Tom se sentía tranquilo y lleno de felicidad, esa tarde había sido una de las mejores.
— ¿Dónde estabas Tom?
Simone le saco de su globo de felicidad esperándolo en la puerta. Él se asusto porque apareció de repente detrás de él y a esas horas de la noche un susto como esos era terrible.
—Me has asustado. —dijo colocándose una mano en el pecho y sobándolo para calmarse un poco.
—Lo siento. —respondió ella colocando sus brazos en jarra. — ¿Qué horas son estas de llegar? No te impido que lo hagas pero esta casa merece respeto y siempre que sales y llegas a estas horas me lo avisas con anticipación. ¿Qué estabas haciendo Thomas?
Tom le miro fijo a los ojos marrones tan parecidos a los suyos. No iba a discutir con ella y mucho menos iba a preguntar el porqué de sus palabras dichas temprano en la mañana.
—Estaba en casa de una amiga. —suspiró. — se me hizo tarde y pues por eso llego a esta hora.
El rostro de ella cambio de expresión y sus brazos cayeron ligeros. Tom sabía que era porque había dicho “amiga” era una buena mentira.
— ¿Amiga? Oh, ya veo. ¿Qué amiga es esa? —pregunto sonriendo.
—Una amiga mamá, oye no tengo por qué decirte con quien salgo o no. —se emociono con la mentira y decidió hacerla crecer.
—Oh mi hijo. —ella se guindo del cuello de Tom y le beso la mejilla. —Bien no te preocupes, mamá no le dirá nada a papá, ve a tu habitación y descansa.
Tom sintió ese abrazo demasiado falso para su gusto y le entraron ganas de vomitar. ¿Cómo demonios es que su madre podía actuar de esa manera? Merecía un Oscar a la mejor actriz en realidad.
Él subió las escaleras hasta llegar a su habitación, ese sentimiento que había tenido en la mañana por lo sucedido con su madre era minúsculo, Georg le había dado esa tranquilidad que tanto merecía y deseaba. Nadie podría volverlo a sacar de esa burbuja en la que por decisión propia se había metido.
—Tom ¿Qué es esto?
Tom recibió otro susto, estaba tan sumido en sus pensamientos que no tenía conciencia de lo que pasaba a su alrededor. Esta vez fue Bill quien lo asusto. Su gemelo estaba sentado en la cama agarrando unos bóxers con un palito, su cara horrorizada y de asco le indico que probablemente esos no fueran ni suyos ni de él sino de… ¡Georg!
—Oh por dios. —susurró observando a su hermano mientras su sangre abandonada gran parte de su cuerpo y se alojaba en sus mejillas. Tosió un poco y sonrió. —Son bóxers Bill ¿Nunca habías visto unos?
El pelinegro tenía el ceño fruncido, estaba muy serio. —Estos no son tuyos y tampoco míos y quiero pensar que no son de Georg.
Tom bajo la cabeza y comenzó a reírse, no era risa de gozo, era risa de nervios. ¿De dónde diablos había sacado eso?
—Y antes de que te preguntes de dónde lo saqué, te digo que estaban debajo de tu cama. Me vine hace un rato a buscar uno de mis collares porque no lo encontré en mi habitación y me conseguí con esto. ¡Qué puto asco! ¡¿Te acostaste con mi mejor amigo en nuestra casa?!
Él levanto su cabeza con los ojos abiertos de par en par. Sentía vergüenza y le causaba un poco de gracia a la vez, la cara de Bill no era normal, se veía como un niño al que le daba asco tocar la ropa interior de su madre.
—Dame acá eso. —Tom se acerco, arrebatándole la ropa interior de las manos. — no te pongas a buscar cosas en mi habitación cuando yo no estoy. Puede conseguir cosas que no te gustan. —sonrió con picardía.
—Pero lo hiciste ¿verdad?
—No seas insistente Bill. —él refunfuño.
— ¡Lo hiciste! Mierda, mierda, mierda Tom. —Se levanto de la cama armando un escándalo— ¡No me volverá a acostar en tu cama mas nunca! —lloriqueo.
—No seas llorica Bill, son sabanas nuevas. —rió. —Además creí que Georg no era tu amigo ya, y acabas de decir “mi mejor amigo”
—La costumbre. —el pelinegro lo miro con desinterés. Estaba fingiendo, él lo sabía, lo conocía mejor que nadie más en la bolita del mundo. —Él dejo de serlo cuando se metió contigo.
Tom se sentó en la silla frente a su escritorio. —Yo lo perdone Bill, yo no tengo rencor hacia él y tú tampoco deberías, tienen una amistad de años y no creo eso de que no te importa.
Bill suspiró. —Sí, sí me importa pero no quiero tener que verle la cara luego de que te jodiera así. ¿Sabes todo lo qué me dolió verte tan triste? Lo que sentí al verte sonreír de nuevo luego de un mes en el que ni siquiera querías salir de tu habitación.
El corazón de Tom exploto con esas palabras de su hermano pero él tenía que entender que tener rencor no era bueno.
—Todo eso ya paso Bill, él te quiere mucho y tú lo sabes, tú también lo quieres él es mucho más que tu amigo, es como tu hermano. ¿Por qué no lo buscas y se piden disculpas?
—Veremos lo que pueda suceder.
Su gemelo siempre ha sido así, le cuesta perdonar a las demás personas y por ese motivo tiende a ser tan frío en algunas ocasiones. Pero sabía que le perdonaría después de todo, ellos dos eran inseparables y una de las cosas que había odiado de sí mismo era haberlos separado.
***
—¡¡Tommy!!
Michael Listing salió de su escondite al escuchar la voz de su amigo Tom, corrió hacia él y se guindo de su pierna.
— ¡Tommy, Tommy, Tommy!
—Venga, él no se emociona así cuando yo llego. —Georg frunció el ceño y luego rió.
Tom sonrió apartando al pequeño de su pierna y poniéndose a su altura, abrió sus brazos y permitió que Michael lo abrazara.
—Hola Bob Esponja. —Tom le beso la mejilla.
—No habías venido a verme. —el niño hizo un mohín demasiado tierno. Tom le beso la frente. —Fue por mi hermanito ¿Verdad? Fue por culpa suya que no querías venir. —Michael le dio un golpe en la entrepierna.
— ¡Michael Alexander! —Georg se doblo del dolor y miro a su hermano. —pequeño ¡Demonio! —grito.
Michael se asusto y se abrazo a Tom quien miraba a Georg y se aguantaba la risa, eso fue divertido.
—Fue sin querer hermanito. —susurró Michael temeroso. — lo juro.
Georg se sentó en el piso inhalando y exhalando hasta que se le paso el dolor y miro a su hermano, sabía que había sido sin querer.
—Está bien, diablito, pero ten más cuidado.
Tom se comenzó a reír y beso la mejilla del niño. —Eso fue divertido.
— ¿Divertido? ¡¿Divertido, dices?! ¿Te doy una patada en las pelotas a ver si es divertido? —Georg entrecerró los ojos.
—No gracias. —rió Tom.
—Tommy ¡Vamos a jugar con mis autos nuevos! —grito Michael emocionado.
—Ve por ellos. —dijo Tom acariciando la rubia y rizada cabeza del  niño.
Michael se fue corriendo y él volteo la mirada hacia Georg.
—Mi hermano está recibiendo más atención que yo. Voy a tener que ponerme pañales y hablar como un  bebé para que me veas. —Georg tenía la ceja derecha alzada.
—No seas tonto Georg. —Tom le dio un corto beso en los labios. — así de hombre estas mucho mejor.
—Eso lo sé. —Georg le dio otro beso, este fue más largo y apasionado. — Te he echado de menos.
—Yo también. —él suspiró. — ya ves que a papá le dio por llevarnos a Bill y a mí de paseo al campo con sus papás. Fue una semana difícil sin verte, pero al fin estoy aquí. ¿Está tu madre? —miro a los lados, no quería encontrarse con ella porque sus miradas hostiles eran molestas.
—Nop, ella está trabajando hasta tarde hoy en el hospital. —le beso la mejilla y se le acerco al oído. — hoy quiero tenerte conmigo, hay que dormir a Michael.
Tom se ruborizo y asintió emocionado con la idea, su cuerpo ya lo necesitaba. En esa semana que había estado fuera de la ciudad hablando solo por mensaje con él, lo había extrañado un montón y deseaba estar con él.
Escapo de Bill y sus preguntas sobre a donde iba y nadie sabía dónde estaba así que serian horas en paz con el hombre que cada día quería más y del cual descubría cosas nuevas que ni siquiera cuando eran amigos sabía que existían.
Entre beso y beso no se habían dado cuenta que tenían a un espectador.
— ¿Por qué están pegando sus bocas? —Michael dejo caer sus carritos de sus manos y formo una O grande con su boca.
Tom y Georg se separaron de un salto y miraron al niño que los miraba sorprendido. Tom no sabía dónde meterse y Georg estaba  preocupado por lo que el niño pudiera decir más tarde. ¿Cómo le iban a explicar para que su pequeño cerebro lo entendiera?
—Yo-yo eh explícale tú —Georg señalo a Tom.
«Claro, el más pendejo siempre» pensó Tom.  Camino hacia Michael y lo cargo en sus brazos.
—Tu hermano y yo nos queremos y por eso nos estábamos dando un beso. —explico sonriendo.
Michael frunció el ceño mirando a Tom. — ¿Tú eres una niña? Porque mi mamá dice que los niños dan besitos a las niñas.
Tom suspiró negando con la cabeza. —No, yo no soy una niña, soy un niño pero me gustan los niños.
—Todos tenemos algo diferente y en Tom es que a él le gustan los niños y… bueno a mi también. —intervino Georg sonriendo apenado.
—Entonces tú quieres a mi hermanito. —le dijo a Tom y luego miro a su hermano. — y tú quieres a Tommy.
Los dos asintieron.
—Está bien, eso es lindo, se quieren como hermanitos. —el niño inocente sonrió. — tengo otro hermanito. ¡Yeih!
Tom sonrió. —Pero no puedes decirle a nadie que tu hermano Georg y yo nos dimos un besito.
— ¿Por qué? —pregunto ladeando su cabecita.
—Porque es un secreto de nosotros tres ¿Entiendes? —dijo Georg acercándose a  él.
—Entonces no diré nadita a mami ni a nadie. —tapo su boca riendo.
Los dos respiraron aliviados pero eso no quitaba que Michael siendo un bebé no se le pudiera escapar en algún momento. Georg sabía que ahora tenía que estar más al pendiente de ese niño.




2 comentarios:

  1. AY POR DIOS! A VER SI AL NIÑO NO SE LE ESCAPA ALGO Y ESTE PAR DE ENAMORADOS QUE NO TIENEN CUIDADO JAJAJAJ ESPERO ANSIOSA EL SIGUIENTE CUIDATE

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  2. owwwwwwww lo ame *u*
    Amor el TORG *uuuuu*
    Tan dulce el pequeño :3
    Un abrazo Rai :3

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