jueves, 26 de diciembre de 2013

Fic "Te he echado de menos" TORG Capitulo XVI



Capitulo XVI
Tom estaba acostado boca arriba en la cama con Georg tratando de subírsele encima. Todos sus problemas se habían esfumado como por arte de magia y disfrutaba en esos momentos  de hacer forcejeos con Georg para que no le tocara.
— ¡Para Georg! —le grito a sabiendas de que el castaño no lo haría. No lo dejaría en paz.
Georg le inmovilizo las manos y lo beso con tanta fuerza y deseo que su cabeza quedo dando vueltas. Pero eso no significaba que iba a ceder. Un poco de juego era bueno.
— ¡Te he dicho que no quiero!
—Pero yo si quiero cervatillo.
El rubio detuvo el forcejeo y lo miró alzando su gruesa ceja castaña. ¿Le había llamado cervatillo?
— ¿Qué pasa Bambi? Ya vas a ceder ¿Tan rápido? —Georg se burlo descaradamente buscando provocarlo. Cuando Tom se molestaba podía ser un arma mortal y eso en el sexo era perfecto.
— ¡Yo no soy Bambi! —le grito forzándolo a que le soltara los brazos y poder saltarle encima como una fiera.
Georg apretó los brazos de Tom con más fuerzas hasta hacerlo gemir. Tom por su parte no iba a ser el sexo débil así que busco su fuerza interior y se quito al castaño encima de él dejándolo debajo inmóvil. Se deslizo hacia abajo rozándole la creciente erección en sus pantaloncillos y sonrió con victoria.
—No cantes victoria Bambi, el cazador puede voltear la tortilla.
¡Maldito fuera Georg y su mierda de Bambi! Le jodía que lo llamara así porque sentía que era el débil y aunque fuera cierto no le gustaba que se lo recordara todo el tiempo.
—Fueras idiota.
Tom encontró de casualidad unos cordones e hizo una cuerda para amarrarle la mano derecha a la esquina de la cama, con otros dos más termino el trabajo y se levanto de la cama.
Georg frunció el ceño esperando a que Tom hiciera otra cosa pero este solo le miraba sonriendo desde la esquina de la cama. Habría sonreído igual si no fuera por el dolor que le provoco mover las muñecas.
— ¿Qué harás? —pregunto comenzando a asustarse ¿A Tom le iba el BDSM? Mierda, eso sí que era un dato impresionante. — ¿Me vas a sodomizar?
Tom no dijo ni sí, ni no. Se saco la ropa de forma lenta permitiéndole mirar la sensualidad que se desprendía de ese bendito cuerpo delgado. La vista era perfecta para Georg quien se quedo quieto y volvió a mover las muñecas quejándose. Quería tocarle, quería fundirse en su cuerpo; besarlo; morderlo; comérselo entero, pero con sus jodidas muñecas atadas ¿Qué diablos podía hacer? Ahora sí se arrepentía de haberlo llamado cervatillo.
—Tommy, niño bonito ¿Podrías desatarme para poder follarte hasta que chilles del placer?
La erección de Tom reacciono a ese comentario. De solo imaginarlo su cuerpo temblaba pero no iba a desatarlo porque quería tomarlo y dejarlo colado. En realidad Tom no sabía que podía hacer todas esas cosas sensuales y es porque nunca había querido ni sentido comodidad con ninguna persona.
—Anda bebé yo sé que tú quieres, me deseas tanto como yo a ti, esto no me gusta.
Tom se subió sobre Georg y le retiro los pantaloncillos de cuadros que tenía. Su erección dio un salto hasta quedar reposando en el ombligo del muchacho así que el rubio aprovecho para tomarla en sus manos y besar la punta hasta metérsela completa en su boca.
El castaño cerro sus ojos sintiendo la lengua de Tom torturarle su masculinidad. Movió sus caderas, subió y bajo gimiendo lo más bajo que podía mientras miraba a los ojos de su novio. Él solo quería darle placer.
Tom se entretuvo bastante rato con el pene del de ojos esmeralda hasta que este se corrió en su boca derramando toda la semilla. El liquido bajo por su garganta y lo saboreo, eso realmente no sabía a nada y era un poco espeso. Limpio su boca mirando la cara orgásmica de Georg mientras recuperaba su respiración. Sus mejillas estaban ruborizadas y una línea de sudor corría por un lado de su frente. Él, se sentó sobre el abdomen del castaño y se dispuso a masturbarse delante de él.
—Oh Tom, que guarro eres.
Georg sonrió mirando como Tom movia de arriba hacia abajo su mano y hacía caras orgásmicas mientras se acariciaba. Él era un jodido monumento y lo ponía a mil que hiciera todas esas cosas guarras. Tom estuvo masturbándose hasta correrse sobre el pecho de su novio, se inclino y lo beso en los labios. Fue un beso salado pero lleno de pasión. Georg intento moverse de nuevo pero el jodido amarre lo lastimaba y sabía que Tom no lo desamarraría.
—Te amo Georg, te amo con todo lo que soy.
Esas palabras salieron desde lo más profundo del corazón de Tom, él jamás las había dicho en voz alta por miedo al rechazo pero ahora que se entregaba a ese hombre podía decirlo con libertad. Dejo de besar a Georg y lo desamarro. Él no sabía cómo podría reaccionar su novio pero de igual manera lo había dejado salir.
Georg bajo sus manos lentamente hasta recuperarse del entumecimiento. “Te amo Georg” esas palabras le taladraron un hoyo en la cabeza ¿Amaba a Tom? ¿O solo quería protegerlo porque le había hecho daño? ¿Qué era lo que sentía en verdad? Su cabeza era un dilema que decidió ignorar. Él no estaba preparado para decir nada de eso por lo que se dispuso a pegar a Tom contra el respaldo de la cama y prepararlo para invadirle su canal.
Tom gimió en respuesta a Georg, quien se había puesto rudo. Sintió un pequeño aguijonazo en el pecho por no haber escuchado esas palabras que deseaba pero sabía que no sería fácil para Georg.  Se propuso disfrutar sin pensar en ello.
Georg entro en Tom invadiéndolo completo. Le encantaba hacerlo por detrás porque adoraba ver la unión de ambos mientras se disfrutaban el uno del otro. Los embistió suave en un principio hasta que el orificio se adapto al mete saca. 
Las manos de Tom temblaron cuando se corrió sobre las sabanas, su cuerpo flaqueo pero Georg le retuvo hasta que le lleno todo el canal de su semilla. Los dos cayeron tendidos sobre la cama haciendo cucharitas. Georg no quería abandonar la cálida sensación que le daba estar dentro de Tom.
Suspiró besando la nuca y descubriendo que su querido niño se había hecho un tatuaje pequeño que decía en letras cursivas: “You & I” eso le pareció sexy y adorable al mismo tiempo. Tom estaba recuperando la normalidad en su respiración.
— ¿Cuándo te hiciste el tatuaje?
—Oh. —Tom sonrió recordando que se lo había hecho en el viaje de campo que hizo con sus padres. Ese día había estado pensando mucho en  Georg, y gracias a su prima Valentina, había escuchado you and I de Lady Gaga todo el jodido día. — Mi primo Jev es tatuador profesional, llevo sus cosas a casa de los abuelos y entonces le dije que me hiciera un tatuaje, quería estas palabras y pues ahí las ves.
Georg beso donde se había tatuado y sonrió. —Me gusta.
Tom se sintió feliz de saberlo, paso la mano por un costado de Georg y la dejo ahí para que él no se moviera y se rompiera su conexión.
—Pero mejor te hubieras tatuado mi nombre en una nalga, eso habría sido mucho mejor y hubiese pagado por ver cómo te lo hacían. —rió alto.
—Pendejo. —Él no pudo ocultar la sonrisa que se dibujo en sus labios.
El silencio se hizo presente. Tom cerro sus ojos dejando escapar un largo suspiro de satisfacción, se sentía pleno y feliz.
—Avísale a Bill que estas bien. —dijo Georg de repente.
Tom abrió los ojos y negó con la cabeza. Era mejor que Bill no supiera donde estaba hasta la mañana siguiente en que volviera a casa.
—Debe estar preocupado. —insistió él.
—Lo sé, pero es mejor que me vea mañana, solo quiero estar contigo sin pensar en nada de lo que paso en casa.
—Está bien.
Tom cerró los ojos de nuevo relajándose, Georg beso sus hombros y ambos se quedaron dormidos. Ya después habría tiempo para explicarle a su hermano donde se había quedado.
***
— ¿Podrías calmarte? Llevas tres horas escandalizado, si hubiese sabido que te ibas a poner así, yo no te digo nada. —Raven miraba a Bill quien tenía las orejas rojas del enojo.
—Voy a ir a casa de Georg y sacaré a Tom de las orejas. ¡Se fue corriendo a los brazos de quien lo despreció y utilizó! Esto tiene que ser una broma.
Raven pensó que Bill era un poco dramático pero se estaba pasando de la raya. Hacía rato que se habían retirado de la cafetería por la histeria que tenía el joven pelinegro frente a ella. Tuvo que tomar el auto de Bill y manejar hasta su departamento, Bill no quería ir a su casa. Los dos estaban sentados en la sala y ella le dio un té para calmarlo, Valeriana (1) era lo que quería darle para hacerlo dormir y dejara el drama innecesario que estaba haciendo.
—Es estúpido tu comportamiento. —Bill iba a replicar y ella le hizo una señal para que callara. Señal que él obedeció y ella sonrió por dentro. — primero porque tu hermano es un muchacho mayor de edad que puede decidir lo que hacer con su vida y segundo porque también es decisión suya estar con quien quiera. Sí le hizo daño, tu hermano es quien tiene que darse cuenta de que no le conviene tropezarse con la misma piedra.
— ¡Pero es mi hermano! —defendió su punto. Tom tenía que estar loco para volver con Georg o siquiera pensar que él había cambiado.
— ¿Y eso qué? claro que lo son, eso no lo quitara nadie. —ella se sentó en frente a él en la mesita. — pero tú no puedes andar cuidándole el trasero a tu hermano. Vuelvo y repito él sabe lo que hace.
Bill suspiro tomándose el té. Sabía que ella tenía un poco (toda) la razón pero no iba a decirlo en voz alta.
—Deja ya que tu hermano mañana te contará las cosas y si no es así pues tú le preguntas y listo el pollo. —ella le palmeo la cabeza levantándose.
Ella y sus refranes venezolanos que daban risa porque después de echar cabeza nunca los entendía. Cuando ella se levanto,  él no pudo evitar mirarle su bonito trasero respingón. En otra ocasión tal vez se lo hubiera tocado pero solo quito la mirada y sonrió tomando otro sorbo de té dándose cuenta de que sabía asqueroso.
— ¡Puaj!
Raven se dio la vuelta y sonrió. —Sabía que cuando se te pasara la histeria eso no te iba a gustar.
Bill entrecerró los ojos limpiándose la boca con un pañuelo.
— ¿Qué diablos es eso? —pregunto buscando algo para eliminar el mal sabor.
—Hiervas que me trajo mi mamá cuando vino. —ella hizo un gesto tierno con la boca.
Él se levanto y camino hacia ella. Ella era demasiado pequeña para él, apenas le llegaba al pecho pero su estatura era una de las cosas que le gustaba.
Raven se sintió intimidada pero no bajo la cabeza ni miro a otro lado, mantuvo la mirada fija en la de él.
Bill le acaricio la mejilla y se inclino para besarle la nariz. Ella sonrió por ese gesto y bajo la cabeza mirando sus bonitos pies descalzos. Bill también le miro los pies y sonrió.
—Bonitos pies. —Dijo mientras veía que sus pies eran chiquitos, gorditos y sus uñas estaban pintadas de negro. Algo que le gustaba de una mujer eran sus pies, le parecía que era importante que los mantuviesen arreglados y aseados.
Ella se ruborizo y subió la mirada de nuevo, Bill hizo lo mismo así que ella tomo la iniciativa de besarlo. Subió sus pies a los de Bill y se impulso para besarlo en los labios. Él se mostro sorprendido pero luego le puso una mano en la cintura pegándola a su cuerpo y la otra en la mejilla besándola. Los dos dejaron escapar un suspiro.
***
—Tommy, despierta.
El peli-rubio se removió entre las sabanas pidiendo cinco minutos más para dormir pero recordó que no estaba en su casa. Se sentó y miro a Georg, él ya estaba vestido y le sonreía.
Estaba tan jodido. Ese narizón era una de las razones por las que se mantenía en pie.
Y pensar que llevaba años amándolo en secreto y ahora estaban juntos. Suspiro embobado admirando la belleza del rostro casi perfecto de SU novio.
—Tom, debes darte un baño, apestas.
Tom se ruborizo y frunció el ceño levantándose, tomando la toalla y las demás cosas que Georg le dio para que se aseara.  Una vez en el baño se metió a la regadera y se relajo. Pensó en lo que era posible que sucediera en su casa cuando regresara pero podría decir con toda sinceridad que le importaba muy poco las opiniones de ellos. No quería saber nada del tema, preferiría quedarse en otro lado que escuchar a su madre de nuevo, estaba demasiado molesto con ella.
Después de la ducha bajo a tomar el desayuno junto a Georg. En la cocina estaba Paul alimentando al pequeño Michael. Ese señor era bastante agradable y a pesar de que sabía que Tom era homosexual, lo aceptaba y no era como Karla. Tom se sintió querido por los tres.
Pasadas las horas del almuerzo él decidió volver a su casa. Mientras se detenía frente al semáforo encendió su celular y vio el registro de llamadas, todas de Bill y una sola de su madre. Se sintió mal al ver las llamadas de su hermano, eran más de diez.
Llego a casa, se deshizo de su abrigo y subió las escaleras sin detenerse a mirar a nadie que estuviese en la sala o el comedor. Se propuso ignorar todo aquello que le robara la tranquilidad que tenía esa mañana. Pero, cuando llego a su habitación Bill venia saliendo de la suya y al verle lo único que hizo fue abrazarlo como si tuvieran años de no verse.
—Tom, hijo de la semilla. —Su gemelo le dio un abrazo demoledor.
—Perdóname por no avisarte. —susurro el gemelo mayor al oído del menor que lo aplastaba. Por lo menos no estaba preguntándole nada.
—Tengo que hablar contigo. —el pelinegro se aparto y metió a Tom en su habitación.
Tom suspiró. Ya se imaginaba que su pequeño y adorable hermanito no se quedaría tranquilo con el abrazo. Él preguntaría hasta saber la verdad. Tenía que buscar una buena mentira para decirle, aunque eso lo llevara a sentirse malvado por mentir.
—Ya sé que estabas con Georg, no tienes por qué estar pensando en decirme alguna mentira.
Los ojos del mayor se ensancharon por la sorpresa. ¿Cómo sabía que había estado en casa de Georg? ¡Dios mío el drama que venía a continuación era enorme!
Él inhalo y exhalo buscando calmarse para no explotar también. Cuando intento hablar se dio cuenta de que no tenía nada que decir.
—Yo no voy a hacer dramas, no te voy a reprochar nada. Lo único que yo quiero saber es: por qué. —Bill tenía el rostro relajado y no parecía estar muy enojado. Tom agradeció eso.
—Todos merecemos una segunda oportunidad y en estos últimos días, él me ha demostrado que me quiere. Yo lo quiero, lo quiero más de lo que puedes imaginarte y lo único que deseo es estar con él. Soy un cursi de primera pero es la verdad.
—Yo no sé qué pensar realmente. Yo creo que tú eres masoquista, te gusta sufrir pero a la vez también pienso que eres valiente y tan buena persona que perdonas con facilidad a los que te hieren. Yo no voy a decirte que no estés con él, porque es tu decisión y porque ya eres mayorcito. Lo único que puedo decirte es que te cuides y que le digas a Georg que cuide su manera de tratarte porque de herirte de nuevo no tendré piedad y le mataré. —Sentenció el menor con el ceño fruncido. —Ahora ven aquí y dame un abrazo, tengo que contarte lo que ha pasado con Raven.
Tom sonrió levantándose de la cama y abrazando a su hermano. Se sintió agradecido de contar con el apoyo del ser que mejor lo entendía en el mundo. También estaba agradecido de no tener que volver a decir una mentira a su hermano cuando tuviera que verse con Georg.
El pronóstico para esa relación se veía bueno, todo (en ese aspecto) ya estaba mejorando.


Fic "Te he echado de menos" TORG Capitulo XV



Capitulo XV
Tom estaba  sentado en una banqueta del parque mirando a scotty juguetear con otros perros. Esa tarde estaba tranquila y un poco soleada, muy buena para salir a dar un paseo. Le menciono a Georg lo que iba a hacer pero esté le había dicho que no podría ir porque tenía algunas cosas que hacer.
La hoja de un árbol cayó entre sus piernas y él la cogió detallándola. Era naranja y bella. Tenía la costumbre de guardar las hojas secas que caían de los árboles y coleccionarlas, costumbre bastante extraña pero cada hoja que encontraba tenía algo especial. La guardo en el bolsillo de sus pantalones y continúo mirando a su perro.
— ¿Tom?
Él escucho a alguien decir su nombre y miro hacia el lado derecho para encontrarse con la azulada mirada de Rafael. Santos cielos, ese hombre estaba guapísimo hasta decir basta. Tenía un aspecto elegante pero a la vez casual. Él le sonrió amablemente y se levanto para darle la mano y saludarlo, después de todo eran amigos.
—No pensé encontrarte aquí. —él de orbes azules sonrió. — estas cambiado.
— ¿Cambiado? —Tom frunció el ceño y se sentó.
—Sí, no lo sé, te veo diferente, creo que más alegre y estas un poco mas llenito. La última vez que te vi estabas pálido, demacrado y delgadísimo.
—oh. —Tom se rió de eso, tenía mucha razón. Un mes atrás parecía un muchacho enclenque y desaliñado debido a su apatía por la vida. — Gracias.
— ¿Qué ha sido de ti? —Rafael se sentó a su lado.
—No mucho, las vacaciones han sido buenas, estuve fuera de la ciudad por un tiempo corto, y nada más. —conveniente no era que mencionara a Georg. —todo tranquilo. ¿Qué tal te ha ido a ti? Supe por Gustav que te enviaron a hacer un curso de química en Francia.
—Jo, me alegro por ti pequeño. —dijo alegre. — me fue genial en Francia, siempre me ha gustado estar allá, su gente es adorable.
Tom asintió sonriendo. Rafael no parecía el mismo desde la última vez que lo vio, se veía diferente también, estaba alegre y no se veía tan déspota. ¿Qué le pasaba a los hombres que conocía? Últimamente habían estado extraños. Bill actuaba diferente porque estaba saliendo con Raven y Gustav estaba atontado con su nueva novia, en definitiva el amor hace el cambio en las personas que menos esperas.
Rafael seguía hablando y Tom prestaba atención a todo lo que decía porque se sentía a gusto, además de que le hacía falta una pequeña distracción porque estar solo comenzaba a aburrirle.
— ¿Cómo te va en el amor? ¿Ya tienes un novio? —pregunto Rafael de repente.
Tom sabía que lo preguntaría así que no se sorprendió mucho. No sabía que responderle porque a pesar de que quería gritar a los cuatro vientos que es feliz estando con Georg, no podía hacerlo para no causar problemas.
—Tengo a alguien. —respondió serio esperando que no le preguntara mas.
El de ojos azules suspiró. —Oh, me alegra saber eso. ¿Lo conozco?
«Sí, y bastante bien» —No, no lo conoces.
—Siento que hablar de este tema te incomoda —Rafael negó con la cabeza—, y no entiendo porqué, a mi me quedo muy claro que no quieres nada conmigo. —entrecerró los ojos. — ¿Es muy cercano a mi?
Tom negó con la cabeza y miro hacia otro lado. Rafael le agarro las mejillas con una mano y le beso los labios. Él no supo qué hacer en ese momento porque paso demasiado rápido, cuando reacciono se aparto de él y le dio una gran cachetada.
—Tom ¿Qué está pasando aquí?
La voz de Georg llego desde atrás provocando que Tom se asustara y volteara de una vez.
—Pue-do puedo explicarlo…—fueron las únicas palabras que salieron de su boca.
Georg camino hacia Rafael pasándole por un lado a Tom e ignorándolo por completo. Rafael estaba de pie sonriendo y al de rastas le provoco asesinarlo porque había fingido falsa amabilidad.
— ¿Tú eres su novio? —pregunto Rafael riendo. — no me digas que lo elegiste a él en vez de a mí.
Tom quiso correr a golpearlo pero Georg fue más rápido y a pesar de que Rafael le sacaba tres centímetros más, lo cogió por el cuello y lo estampo contra un muro de cemento.
—No es tu problema saber quién diablos sea yo. Te veo molestando a Tom de nuevo y juro por mi hermano que parto toditos y cada uno de tus huesos. ¿Me estas entendiendo?
Rafael se rió y empujo a Georg con los pies, recupero el aire. — No tienes por qué ser tan violento Georg. Mejor cuídalo, donde lo vea de nuevo me importa muy poco lo que haga para escaparse, esa vez no estarás para cuidarlo.
Rafael se dio la vuelta para irse y Tom detuvo a Georg antes de que este fuera a matarlo de verdad. ¿Qué se estaba creyendo Rafael? Era un miserable hijo de nadie.
—No le hagas caso, está loco de remate. —Tom se coloco frente a Georg— es un imbécil.
Georg le miro fijamente y luego se dio la vuelta para retirarse. ¿Pero qué demonios…? Se hacia el muy machote defendiéndolo y ahora ni siquiera le dirigía la palabra.
— ¡¿Qué pasa contigo?! —le grito cuando lo vio alejarse de verdad.
El castaño no se daba la vuelta así que él perdió el orgullo corriendo hacia él.
— ¡Georg! —le toco el hombro haciendo que él, detuviera sus pasos. — todo fue un mal entendido, yo no quería, yo…
Ni siquiera tiempo para respirar le dio cuando Georg le planto un beso en los labios. Ese beso lo sentía en lo más profundo de su ser, comenzó siendo fiero y delirante, sus lengua hicieron contacto y se peleaban por ser las dominantes. La mano de Georg bajo por toda la espalda del joven, descansando en la cinturilla de sus pantalones, al contrario de las de Tom que viajaron desde la espalda hasta los hombros de su gran hombre. La verdadera máquina para detener el tiempo se llama: beso.
A Ellos no les importaba nada más que estar sumidos en ese gran beso, no importaban espectadores, ni nadie más que ellos dos. Tom tuvo que separarse porque el oxigeno en sus pulmones ya era nulo, tomo una bocanada de aire y abrazo fuerte a su compañero.
—No me hables cuando este enojado Tom, puedo lastimarte. —le susurró Georg al oído.
Tom se aferro a él cerrando los ojos y sonriendo de emoción.
—Sabes que no fue culpa mía, debiste ver que él fue quien me beso.
—Lo sé, pero me sentía airado con él, no contigo. —le beso el cuello y se aparto un poco para mirarle a los ojos. — no quiero ni siquiera que lo veas, sí se te acerca de nuevo avísame para matarlo.
El rastudo asintió depositando un beso dulce en los labios de él. Que ardiente se veía su Georg celoso, era sin lugar a dudas el hombre más sexy que había conocido en su jodida vida.
***
—Tommy cariño, he venido aquí con alguien que deseaba verte desde hace mucho.
Tom estaba sentado en su cama, con la laptop en su regazo. La dejo a un lado cuando escucho a su madre abrir la puerta de su habitación. ¿Quién quería visitarle? Georg no sería, él no pisaba esa casa por Bill, y Gustav tampoco, a él lo había visto la noche anterior.
—Hola Tom.
Él levanto su ceja derecha, mirando a la esbelta chica que estaba parada al lado de su madre. ¿Qué demonios? De ojos verdes, cabello castaño y tez pálida. Cassandra estaba más alta de lo que la recordaba ¿Cuántos años tenía sin verla? ¿Cuatro ó cinco? Que importaba, lo que quería saber era qué diablos hacía ella en su casa, luciendo bastante provocativa con su falda tan corta que no dejaba nada a la imaginación y su escote lucia unos grandes y operados pechos.
—Cassi quiso venir a verte, está de visita en la casa de la abuela y paso a verte. —sonrió Simone.
Tom supo más rápido que inmediato, que su madre lo único que buscaba con eso era que hiciera algo con Cassandra.  Se sintió decepcionado de la mujer que tenía como madre así que para ahorrarle las molestias a todo el mundo, se levanto de su cama, cogió una chaqueta negra de su armario y sin siquiera detenerse a saludar a la chica se abrió paso para salir de la habitación.
— ¡Tom Kaulitz, no seas grosero! —grito Simone pisándole los talones.
El rubio se dio la vuelta quedando frente a frente con su madre quien era unos centímetros más baja que él. Miro a la castaña observar desde la puerta y luego volvió a ver a su madre.
— ¿Qué querías que pasara mamá? ¿Crees qué yo soy estúpido? ¡Conozco tus intenciones! Lo único que tú deseas es que yo me acueste con ella.
La joven no pareció molesta por lo que él había dicho y eso le hizo comprobar que era cierto. Su madre tenía los ojos abiertos por la sorpresa y las mejillas ruborizadas, apenada.
— ¿Me equivoco? —pregunto enojado.
Simone no decía nada, estaba en silencio mirando hacia el suelo.
— ¿Crees qué no sé que tú no me aceptas como soy? Te he escuchado mamá. Te escuche hablando con mi padre sobre mi “Anormalidad” y que esperas que esto mejore. Pero te lo diré ahora mismo. —Simone levanto la mirada mirándole sorprendida—, yo soy homosexual, a mi me encantan las pollas y los pechos planos, me encantan el aroma masculino. Yo soy gay y me importa mucho lo que tú pienses, fingiste apoyarme y eso duele más que cualquier otra palabra que me hayas dicho.
Ella negó con la cabeza tratando de decir algo pero estaba tan sorprendida que no podía, sus palabras estaban trancadas en su garganta. Bill salió de su habitación al escuchar los gritos y vio a su hermano parado frente a su madre con la cara roja de la cólera.
— ¿Qué demonios está pasando aquí?
Tom tenía el corazón tan dolorido que ignoro la pregunta de su gemelo. Bajo las escaleras y salió de esa casa como alma que se lleva el diablo, se subió a su auto y manejo sin tener rumbo. Estaba tan obstinado de todo. Saco su celular y llamo al único que podría ayudarlo en esos momentos pero le caía la contestadora, no le quedo de otra que manejar hasta la casa de Georg y presentarse sin invitación previa.
Llegando a la casa de Georg, vio el auto de la madre de él estacionado en frente de la casa, no quería tener que soportar los desplantes de esa mujer por lo que opto por esperar a que Georg saliera al jardín, tenía que hacerlo en algún momento.
La espera se hacía eterna y él ya no podía estar mucho más ahí, se iba a matar.
—Por favor Georg, por favor.
La madre de Georg salió de la casa y se subió a su auto, lo puso en marcha y él lo observo hasta que desapareció. Sin más, salió del auto y corrió hasta la puerta y pulso el botón del timbre y fue el padre de Georg, el señor Paul, el que le abrió y sonrió amablemente. Georg se parecía a su padre sólo en la nariz perfilada y el cabello castaño, todo lo demás era de la madre.
—Buenas tardes señor Paul. ¿Esta Georg? —pregunto tratando de no sonar muy desesperado.
—Hola muchacho, él está en su habitación ó eso creo, pasa y búscalo. —le sonrió y le abrió paso para que entrara.
Tom asintió y paso adelante esperando encontrarlo en su habitación para evitar un drama ante los ojos de Paul. Subió las escaleras y luego camino hasta dar con la habitación de Georg. Entro y consiguió a su novio jugando con su Xbox.
—Geo…
Las lágrimas que estaba conteniendo hacía rato empezaron a agolparse en sus ojos, cayendo una detrás de la otra. Georg se levanto tan rápido como su humano cuerpo se lo permitió y lo primero que hizo fue abrazarlo y cerrar la puerta de la habitación.
Georg no podía ver a Tom llorar así, le beso la frente y luego los labios tratando de calmarlo. Lo llevo a su cama y ambos se sentaron allí. Pacientemente Georg escucho los sollozos de su novio hasta que lo único que pudo escuchar fueron respiraciones suaves y sentimentales.
— ¿Qué ocurrió Tom?
—Mi madre de nuevo. —respondió entre sollozos.
— ¿Qué te hizo esa vieja ahora?
—Llevo a una mujer para que seguramente se acostara conmigo y le grite en su cara que me gustan las pollas. —suspiró.
Georg tenía ganas de matar a la madre de Tom, era una cabezota de las peores y odiaba que lastimara a SU chico.
—Sabes una cosa, esta noche te quedas en mi casa, por hoy no vuelvas ni llames a nadie, quédate conmigo a ver si tu madre se preocupa aunque sea un poquito por ti y recapacita todo lo que dijo.
Tom se aparto de él mirándolo. —Pero tu madre te mataría si me ve aquí.
—No me importa, además mamá está de guardia nocturna como todo este último mes así que no te preocupes por eso. —Georg le beso los labios.
—No llores mas, sabes cuánto odio que lo hagas. Tranquilo ¿sí? Ella algún día tendrá que aceptar lo que eres y no hay mas, sonríe para mí y todo estará bien.
Tom se le guindo del cuello sonriendo. De verdad Georg estaba para él cuando más lo necesitaba y él valoraba mucho eso.
***
Bill se había cansado de llamar al celular de Tom, estaba apagado y conocía bien a su hermano, no le contestaría hasta quién sabía cuándo. 
Bajo las escaleras y se dirigió a tomar su abrigo para salir a distraer su cabeza y ver si podía conseguir el auto de Tom estacionado en cualquier lugar de la gran ciudad, tenía que estar metido en algún lado. De camino a la puerta se consiguió a su madre sentada en el sofá de la sala, ella tenía la mirada perdida y las lagrimas rodándole por las mejillas. Se preocupo porque más allá de todo ella es su madre.
—Mamá…
Ella volteo a mirarlo y suspiró secándose las lágrimas con sus manos. —No vengas a regañarme Bill, te lo pido por favor.
Bill trago fuerte, odiaba ver a una mujer llorar y más si esta mujer era su madre pero era la propia culpa la que no la dejaba tranquila.
—No voy a regañarte pero si voy a decirte que hiciste todo mal.
—Ya lo sé Bill, ya sé que hice todo mal, que no debí juzgar y menospreciar a mi hijo por ser homosexual pero entiéndeme yo nunca desee esto para mi hijo.
—Él es una persona normal con un gusto diferente, no tiene nada de malo, debes amarlo. Yo aprendí a amarlo mas de lo que ya lo hacía antes de saber sus preferencias personales. Antes que todo es un ser humano y merecer ser tratado y respetado como tal.
Simone asintió, ella se sentía solo un poco arrepentida de haber tratado así a su hijo pero eso no quería decir que lo iba a aceptar del todo.
—Lo entiendo Bill, ahora ve y busca a tu hermano, necesito pedirle perdón.
Bill sabía que su madre no estaba siendo del todo sincera y le molestaba eso. Sin decir nada más, salió de casa.
Manejo hasta el centro de la ciudad y decidió aparcar su auto frente a una cafetería. No quería bajarse del auto porque se sentía triste, demasiado triste para estar rodeado de gente. Agarro su celular y marco el numero de teléfono de Raven, era el primero en su lista de marcación rápida. Ella por su puesto tardo en contestar.
—Raven ¿Puedes venir a St. Oberholz? Necesito hablar con alguien por favor.
Raven tardo en responder, segundos que le parecieron eternos. — Vale, pero no recuerdo la dirección.
—Está en Rosenthaler platz (1), no hay perdida.
—Estaré ahí en un rato.
—Ok.
—Ok.
El pelinegro se decidió a bajar del auto y entrar a la cafetería. Al entrar el dulce y a la vez amargo aroma del café recién hecho inundo sus fosas nasales y se sintió a gusto cuando vio que en el recinto no había muchas personas. Se sentó en la mesa cerca del ventanal que daba hacia la Rosenthaler platz y miro a las personas caminar, pasear a sus perros y disfrutar de la belleza de ese lugar.
La tristeza de Tom lo estaba poniendo demasiado sentimental y cualquier cosa lo hacía suspirar. Aparte de eso todo su mundo estaba cambiando por la señorita que haría acto de presencia en unos minutos. Ella, a pesar de no ser una típica chica de revista, era la que lo tenía de rodillas por asi decirlo.
Raven estaba tardando mucho, comenzó a morderse el dedo pulgar por la espera así que cogió su celular y marco el numero de Tom de nuevo para ver si esta vez le contestaba y se dejaba de huevadas. Desaparecer no era la decisión que tenía que tomar. La contestadora fue la única voz que escucho y se sintió frustrado por lo que lanzo el teléfono contra la mesa.
—Mierda, le hago eso a mi iPhone y estoy segura que después estaría lloriqueando.
Bill levanto la mirada para ver a Raven en su look informal y adorable. Ella traía puestos un suéter de lana blanco manga larga y sin escote dejando ver solo sus casi no visibles clavículas que a él le parecían provocativas. Su cabello iba recogido en una cebollita y su fleco yacía a un lado. Sus gafas tenían una montura nueva de color morado y traía puesto un pantalón negro pitillo. Ella era una diosa en todo su máximo esplendor.
Él se levanto para saludar a la recién llegada. Ella traía un perfume nuevo, olía a durazno y su cabello desprendía un olor a frutas que lo volvió loco. Él se le quedo mirando y sonrió al ver las mejillas canelas de ella ruborizarse tenuemente mientras que apartaba los ojos. De repente parecía como que todos sus problemas se habían quedado en el olvido, siempre era así, siempre era por ella. Le aparto un mechón rebelde de su bonito rostro y la beso de nuevo, esta vez en los labios.
—Bi-Bi-Bill…
Ella no se movió, dejó que él volviera a besarla con esa delicadeza con la que la había tocado cuando llego. El corazón de ambos latía al mismo ritmo. Ella fue quien se aparto de él y se sentó en la mesa dejándole a él con la mirada fija en otro lugar del local.
— ¿Qué te sucede Bill?
Bill se sentó sin poder dejar de sonreír. En el último  mes habían ocurrido avances y aunque ella fuera testaruda y a veces demasiado seria para su gusto ahí estaba pasando algo más, y ella tenía que darse cuenta que todo en él había cambiado. Desde el primer beso no había ocurrido un segundo, ese era el segundo y el más hermoso.
Los problemas volvieron a la cabeza del pelinegro quien suspiró bajando las manos de la mesa para no mostrar lo nervioso que le ponía estar hablando de sus problemas con alguien más. Siempre era Georg quien le escuchaba y él no estaba, más bien era la razón de su problema.
—Mi hermano es homosexual como ya sabes y tuvo problemas con mi madre hoy. Se ha ido de casa apresurado y estoy preocupado, no siento que le haya pasado algo malo pero si siento su tristeza y desearía poder ayudarlo pero apago su celular y me jode que haga eso conmigo ¡Soy su hermano! —Comenzó a hablar rápido y a mover las manos sin darse cuenta— Me tiene hasta los huevos con sus misterios y estoy seguro de que…
— ¡Bill! —Raven le tomo las manos y lo miro a los ojos. — yo vi a tu hermano hace unas horas.
Bill se detuvo y miro las manos de Raven.
— ¿Qué?
—Lo vi hace unas horas, yo vivo cerca de ese amigo tuyo, el del cabello castaño y ojos verdes. Vive a unas seis casas de la mía, fui a casa de mi tía que vive en frente y lo vi bajarse a toda prisa.
—No-puede-ser.