lunes, 28 de octubre de 2013

Fic "Te he echado de menos" TORG Capitulo IX



Capitulo IX

—Cariño, te está buscando tu amigo Bill, dice que es urgente lo que tiene que decirte pero le he dicho que aun duermes, dijo que iba a esperarte.
La madre de Georg estaba parada en el marco de la puerta observando la habitación de su hijo mayor. Él estaba boca abajo con los ojos a medio abrir.
—Dile que no estoy para nadie. —susurro entre dientes tratando de quedarse dormido de nuevo. ¿No podían dejarlo descansar en paz? Necesitaba al menos tres horas más de sueño para poder estar perfecto para su clase nocturna.
— ¿Podría dejarme a solas con él señora Listing? Y disculpe mi atrevimiento de subir así a la habitación de su hijo pero lo que tengo que decirle es importante.
Georg abrió los ojos de par en par pero no se movió, siguió boca abajo con la cobija cubriéndole la cara.
—No te preocupes, si es tan urgente y no puede esperar te dejo con mi hijo. Estas en tu casa.
Karla salió de la habitación cerrando la puerta a su paso. Georg se removió un poco en su cama pero no miro a Bill.
—Mírame Georg, levántate de una buena vez, sé que estas despierto. —Bill sonaba molesto.
A duras penas, Georg salió de su comodidad, se sentó y miro a Bill quien tenía el ceño fruncido y se notaba bastante enojado. A saber porqué.
—Debes tener algo muy importante que decir para despertarme a esta hora. ¿A quién embarazaste? —pregunto en tono de broma y a la vez molesto, odiaba que lo despertaran.
Bill puso los brazos en jarra colocándose frente a él. El castaño seguía sin comprender esa actitud extraña de su amigo, nunca se había comportado así.
— ¿Vas a hablar o qué? es muy mierda de tu parte haber venido hasta mi casa a despertarme y no decirme nada.
El pelinegro cogió una silla y se sentó, quedaron frente a frente.
— ¿Por qué le hiciste eso a mi hermano? —Soltó de repente.
Georg se paralizo. Jodido sea Tom, le había contado a Bill y eso no era bueno.
— ¿Hacerle qué? no hice nada. —negarlo todo, sí. Su palabra contra la de Tom.
—No seas descarado.
Bill era del tipo de persona que perdía la paciencia cuando no le contestaban con la verdad y como quería. Coloco una mano en el cuello de Georg, acercando su rostro hasta casi tocarse los labios.
—Eres un maldito Georg, de todos los hombres del mundo; ¡Tenias que elegir a mi hermano! —Grito— ¡Tenias que herirlo de esa forma!
Georg no podía decir nada. Estaba en shock porque jamás había recibido una descarga de rabia de Bill hacía él. Era entendible, había jodido a lo que más quería en la tierra, su gemelo.
—Cálmate, puedo explicarlo. —susurro. Bill empezaba a apretarle el cuello tan fuerte que le costaba respirar.
— ¡¿Qué me vas a explicar?! —grito apartándose. — Le dijiste a mi hermano que lo querías, él estaba enamorado de ti Georg. ¡Enamorado! Y eso es raro en él.
— ¿Te lo ha contado? —El corazón de Georg comenzaba a latir extraño. ¿Qué era eso? ¿Culpabilidad? No era su jodida culpa que el pendejo se enamorara. —No es mi culpa que tu hermano se enamorara de mí. —suspiro calmado sobando su cuello, debía tener marcas de la mano del menor.
El pelinegro estallo contra él. Georg freno el cuerpo de Bill con los pies, lanzándolo contra la biblioteca y provocando que todos los libros cayeran al suelo. El aludido no se quedo donde había caído, se levanto y corrió hasta el castaño esta vez lanzando un golpe directo al ojo. Los dos empezaron a forcejear hasta que fue Georg quien quedo debajo de Bill, él aprovecho para asestarle un golpe en la mandíbula. ¡Eso había dolido!
— ¡Esto es por joder a mi hermano! —Bill bajo de encima de él y limpio su labio inferior que sangraba— Te advierto algo Georg, tú te acercas nuevamente a mi hermano y te juro por Dios y mi madre que no veras la luz del día de nuevo. ¡¿Me entiendes?! —grito.
La madre de Georg entro a la habitación asustada por los gritos, al ver a su hijo con el rostro manchado de sangre grito. Bill abandono la habitación y Georg permaneció en silencio acostado sobre la cama. No le dolían los golpes, le dolía la enemistad que se había creado con Bill y tampoco era sólo eso… le dolía (y no se explicaba porqué) que Tom estuviese sufriendo por él. Merecidos tenía cada uno de los golpes que Bill le propino.
***
Lluvia, eso era lo que Tom diagnosticaba para ese día. Eran alrededor de las diez de la mañana y él estaba sentado en una de las mesas más apartadas de la cafetería de la universidad. No quería escuchar el bullicio de personas hablando, parejitas besándose y sus amigos queriendo “ayudarlo” con su problema. Lo que menos deseaba era la compasión de los demás.
Dos semanas. Una y media, llorando como un imbécil y la otra estudiando como nunca antes para tratar de distraer su mente de todo lo que había pasado los últimos días. La primera semana había esperado atento a que sonara su celular y fuera Georg quien pidiera disculpas, eso no había sucedido y no sucedería nunca. Bill decía que las cosas mejorarían y él sólo sonreía diciéndose a sí mismo que su gemelo tenía razón. De eso no podía morirse.
Tal vez su peor error fue dejarse llevar por los sentimientos y pensar más con el corazón que con la cabeza. Las cosas iban demasiado rápido y debió imaginarse que sucedería algo tarde que temprano porque con Georg todo era así. No lo había visto en dos semanas y eso lo agradecía, aunque le preocupaba saber cómo estaba. Pero no, no iba a preguntar a nadie por él.
Se había encontrado con la dulce muchacha del bar unas dos veces  en las últimas dos semanas y gracias a las ocurrencias de esa chiquilla —que en realidad tenía diecinueve años y aparentaba más—, lograba sentirse un poco mejor. Tal vez su otro peor error fue contárselo a su hermano y a Gustav, ellos dos ahora odiaban a Georg con todas sus fuerzas y le parecía estúpido porque él no podía odiarlo, y no era porque lo amara; era porque odiar a alguien no te hace bien, envenenas tu alma y te amargas. Él no podía ser así. Odiaba que sus amigos trataran de animarlo llevándolo a algunos lugares para distraerse cuando lo único que él deseaba era estar acostado en su cama leyendo algún libro de biología o química. Trataban de ayudar pero lo único que conseguían era irritarlo a tal punto que terminaba contestándoles mal y mandándolos a la mierda.
—Un euro por tus pensamientos.
Tom levanto la mirada y se encontró con dos ojos celestes que lo miraban con ternura. Rafael se sentó en la mesa sin ser invitado. Ellos no se veían desde la fiesta.
—Quiero pedirte una disculpa Tom. —dijo sin dejar de mirar al chico de rastas que estaba cerrando su libro para levantarse e irse. — Admito tener toda la culpa, estaba borracho y sé que no es excusa pero yo no me pude contener, he de admitir que siempre me atrajo tu forma tan encantadora de ser y por eso ese día el alcohol saco a la luz lo que yo quería hacer contigo desde hace tiempo.
Tom alzo la ceja. ¿Quería follarselo? Porque eso era lo que estaba dándole a entender.
— ¿Querías follarme? —susurro para no ser escuchado por nadie más que Rafael— Jo, tío, eres imbécil ¿no?
El de los ojos celestes suspiro tomando la mano de Tom. Él le esquivo. — No. Quiero decir; yo quería intimar contigo pero no de aquella manera, me explico; quería que tú estuvieras de acuerdo pero yo estaba muy borracho, jamás había estado así.
Tom vio sinceridad en esos penetrantes ojos que lo miraban con arrepentimiento.
—Eres atractivo, me gustas Tom, por eso he venido a pedirte una disculpa.
El joven rubio alzo las cejas con sorpresa, no se esperaba aquella confesión. Pensó en Georg e inmediatamente decidió cortar el toro por los cuernos, no podía tener nada con Rafael porque amaba todavía a un imbécil que de seguro andaba feliz por la vida picando en cada flor que se le aparecía en el camino.
—Yo te perdono Rafael pero no me digas estas cosas. Te gusto, está bien pero no voy a corresponderte jamás. Primero porque no me gustas aunque pienso que eres atractivo y segundo porque no tolero tu comportamiento de ese día, independientemente de todo lo que hayamos tomado y esas cosas, odio un hombre así. —Se levanto y añadió— búscate a alguien que sea como tú, lo necesitas.
Dichas esas palabras,  Tom desapareció entre el gentío universitario del que había huido desde temprano. No se sentía preparado para tener una relación con nadie y así estaría por mucho tiempo.
***
Una semana después.
Gloriosas vacaciones de verano, por fin habían llegado.
 Tom recogía su libreta y respiraba con tranquilidad por haber ya culminado el semestre con buenas calificaciones. Después de leer los libros de autoayuda de Paulo Coelho —y solo porque Patricia había insistido en que leyera sobre el escritor brasileño— se sentía mucho mejor y disfrutaba de sus días sin pensar en eso que le había hecho daño.
— ¿Dónde está Bill? —pregunto Gustav entrando al salón de clases donde Tom aun estaba guardando sus cosas en su mochila.
—Debe estar con alguna de sus amigas o qué se yo. Me dijo que tú pasarías por nosotros hoy y creo que solo nos iremos tú y yo. —Suspiro— no sé qué pasa con Bill, lo he notado extraño ¿Te ha contado algo?
Gustav frunció los labios y negó con la cabeza. —No, no me ha dicho nada pero pienso que es por una chica.
Tom alzo la ceja. — ¿Una chica?
—Sí, ¿Sabes quién es Raven?
—No, no sé. —el rubio estaba más confundido que al principio.
—Bueno, ella estudia Bioquímica y tu gemelo se la pasa detrás de ella tratando de conquistarla, ella no es fácil. No es de esas con las que él se relaciona y supongo que lo difícil hace que se frustre. Terminará enamorándose yo que te lo digo.
Tom sonrió imaginando a Bill enamorado, quizás fuera buena idea y esperaba que su hermano no fuera tan cabezota y lastimara a la chica o terminara lastimado él mismo por ser tan… él. Quizás sería mejor tener una conversación con él sobre eso mas tarde.
Gustav y él caminaban por el pasillo del área de ciencias de la universidad cuando de repente su amigo recordó que había olvidado algo importante en su salón de clases.
— ¡Rayos! Debo ir a buscar algo en mi salón Tom.
— ¡¿Qué?! —exclamo. Gustav estudiaba administración y eso estaba del otro lado del campus, ¡Joder!  No quería esperar, quería regresar a casa. Jodido fuera su auto, tenía que dañarse justo el último día de clases, cuando lo único que deseaba era correr a refugiarse en el seno de su cálida habitación. —Tú salón de clases está del otro lado del campus ¡Te tardaras una eternidad!
—Claro que no. —el rubio acomodo sus gafas y sonrió palmeando el hombro de Tom. — iré rápido, lo prometo. Aprovecha y busca a Bill, debe de estar por aquí.
Tom suspiro resignado, tenía que esperar de igual manera a su hermano. Gustav emprendió su camino hasta el otro lado del campus y él camino derechito hasta la salida esperando encontrarse a su hermano en el camino. No tuvo suerte, no había señas de que él estuviera por allí.
Al salir hacia el campus los pequeños rayitos de sol le acariciaron el rostro, olía a tierra mojada. El día estaba iluminado por el astro sol, algo que no sucedía mucho en Berlín, siempre había un clima frío y a veces era castrante salir y que pudieras morir por tanto frío. Camino hacia dentro de nuevo porque había recordado que tenía que hablar con la profesora de plantas I y el trabajo que había realizado con Georg.
A medio camino observo la puerta del gimnasio abierta, se suponía debía estar cerrada así que se acerco hasta allí como todo un curioso a ver quien estaba allí. No había nadie.
Se dio la vuelta negando con la cabeza y en ese momento choco con un cuerpo duro, jadeo por el golpe. La libreta y la carpeta con hojas que tenía en las manos salieron volando esparciéndose por todo el lugar.
— ¡Joder, ¿Qué no puedes tener cuidado?! —exclamo molesto acuclillándose para recoger su libreta y algunas hojas que tenía a su alcance.
—Lo siento Tom.
Esa voz le hizo quedar paralizado, era Georg. Tardo unos segundos en reaccionar calmado y decidió permanecer en silencio. ¿No podía terminar su día de clases bien? ¿Tenía que encontrarse con él?
« Dios ¿Acaso no tienes otras ochocientas mil personas que fastidiar? ¿Tengo que ser yo?»
—Toma. —Georg le paso las hojas que habían quedado fuera del alcance de Tom. — para la próxima ten más cuidado.
¿Cuidado él? Ja, sí, iba a tener cuidado pero de no toparse con él nunca más.
—Gracias. —Dijo muy bajo apartándose de Georg y dándose la vuelta para seguir con su camino. ¡Jesús! Sus manos y piernas temblaban de emoción, quizás por verle. Se odiaba sólo a sí mismo por emocionarse de esa manera.
—Espera. —sintió la mano de Georg apretarle el brazo, ese toque encendió su pecho.
Tom no volteo a mirarlo, se quedo así, sintiendo la suavidad de la mano de Georg sobre su antebrazo y quiso llorar, ese simple toque hacía que el frío en su pecho se fuera, dejando una sensación cálida en su interior.
« ¡No,  Tom! no puedes permitir que te domine el sentimiento, apártate y vete.» pensó, sus emociones tenían una pelea interna con su razonamiento lógico.
—Quiero hablar contigo por favor. ¿Me lo permites?
El aludido se dio la vuelta para quedar cara a cara con el individuo. ¿Para qué quería hablar con él si ya había dicho demasiado? Negó con la cabeza soltándose de su agarre.
— ¿Para qué quieres que hablemos? Todo entre nosotros quedo dicho y yo no quiero escuchar más de lo mismo. Además si lo que quieres es pedirme disculpas las acepto pero creo que el tiempo de espera caduco. Y si vienes a burlarte porque me enamoré de ti, mejor devuélvete por donde viniste.
Georg se veía extraño, mal, dolido, enfermo y eso le preocupaba mucho.
—Quiero pedirte disculpas y hablar contigo en serio. No vengo a burlarme, no tengo porqué hacerlo. —Sus ojos reflejaban al Georg que había conocido cuando sólo eran chavales. Ese que cuando estaba equivocado lo aceptaba y asumía las consecuencias.
—Ya te dije que las acepto. —su voz se quebró un poco, quería llorar de verdad. Verlo de esa manera le rompía el alma, al mismo tiempo le molestaba porque, o era un gran actor o de verdad estaba arrepentido.
Georg levanto la mano dejándola reposar en la mejilla de Tom. Él se quedo sorprendido y fue cuando dejo de respirar. « ¡Vete, no dejes que te toque, no caigas!» se gritaba a si mismo pero él no podía moverse.
—Perdóname.
El alma de Tom regreso a su cuerpo haciéndolo estremecerse.


Gracias por sus comentarios. :)

2 comentarios:

  1. Simplemente genial.
    Es la primera vez que leo algo así y.. es fascinante XD♥. ¡Siguela!

    Saludos :33.

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  2. OMG! estuvo hermoso espero el siguiente un beso

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