Nota del escritor: Gracias por sus comentarios en las otras historias y por seguir mi blog, espero este shot sea de su agrado.
Autor:
Raibelys
Clasificación:
NC-17
Categoría: Slash
Género: Lemon, primera vez, Twc no relacionado, Universo Alterno, horror, fantasía.
Advertencia: Muerte de personaje principal.
Disclaimer: Todos los personajes reconocibles en las historias son propiedad de sus respectivos dueños, las acciones y los hechos pertenecen a su autor.
Resumen:
Tom vio a un chico en una fiesta de Halloween. Lo
siguió y para su gran sorpresa, entró al lugar al que más temía desde que era
un pequeño niño.
Él cementerio.
Él cementerio.
Capitulo único.
“Negra fue la noche en la que se entregó a sus pensamientos más débiles.”
“Negra
fue la noche en la que se entrego a sus pensamientos más débiles.”
El cementerio municipal
era uno de los lugares a los que el joven y castaño muchacho le temía desde que
era un niño. Había escuchado historias espeluznantes de ese tétrico lugar,
desde espíritus malignos hasta personas que profanaban las tumbas de los recién
sepultados para robarle sus pertenencias o los órganos y hacer pactos
satanistas. Solamente pasar por ahí hacia que a él se le erizara la piel. Las estatuas
que parecían estar cuidando la entrada eran terroríficas y al entrar, así fuera
de día, provocaba escalofríos a cualquiera persona.
El joven se hallaba
sentado bajo el frondoso árbol de manzanas que estaba en su casa con su amigo
Andrew y Tyron. Estos dos hablaban de lo genial que estaría ir a la fiesta de
halloween que organizaban en la secundaria.
Ellos ya iban a la
universidad pero podrían entrar sin problemas.
—Qué dices Tom. ¿Iras a
la fiesta de Halloween? —preguntó Andrew acomodando su largo y lacio cabello
negro hacia atrás de sus orejas. Sus ojos azules brillaban con emoción pues Halloween
era su fecha favorita del año.
—Estoy ansioso por ir —respondió
Tom sonriendo, también era su fecha favorita, más que todo porque siempre se
hacían fiestas buenísimas en su comunidad —Ya tengo mi disfraz, este año seré
el conde Dracula —puso un gesto misterioso mostrando sus dientes. —morderé
muchos cuellos ese día.
Tyron estalló con una
carcajada.
—He oído que la fiesta
será en un local cerca del cementerio, eso le dará el toque especial a la
noche. ¿Se imaginan qué entren espíritus a la fiesta y se hagan pasar por
personas? ¡Eso sería espeluznante y genial!
Tom lo fulminó con la
mirada.
—Tú estás viendo muchas
películas de terror mi querido amigo. Esas cosas pasan por culpa de nuestra
propia mente, tú ves lo que tu mente quiere ver.
Tyron frunció el ceño y
Tom continuó la plática con Andrew, con respecto a lo que se iba a poner para
la fiesta, sólo faltaba una semana.
No era que Tom no
creyera en los fantasmas, espíritus, demonios y todas esas cosas. Él creía pero
no quería darle la importancia que no merecía. Él jamás había visto algún
espíritu, nunca había jugado la ouija, juegos de brujería ni nada de eso así
que no le sumaba importancia alguna. Lo único a lo que temía era al cementerio
municipal y era sólo porque su fachada era terrible y nunca le había gustado
estar en ese tipo de lugares.
***
— ¡Tom, ¿Estás
listo?!¡Es hora de irnos!
Tyron estaba parado al
pie de la escalera esperando que Tom saliera rápido para poder irse a la fiesta.
Era miércoles, la
temperatura ese día era estable y los ánimos crecían entre los jóvenes de esa
localidad, todos emocionados por la gran fiesta anual de Halloween.
Tom bajó las escaleras
portando un traje negro, una capa del mismo color que le cubría los hombros, su
cabello castaño recogido en una coleta baja y el típico maquillaje de vampiro. Los
pupilentes rojos le iban de maravilla, era la representación del verdadero
conde Vlad Draculea.
Andrew estaba al lado
de Tyron, chasqueó la lengua y babeó por su amigo a quien amaba en secreto.
—Santos Dioses nórdicos.
—susurró Andrew.
—Vas a morder muchos, muchos
cuellos hoy conde Chocula —Tyron sonrió malicioso.
—Oh sí. —Tom llegó al último
escalón y miró a Andrew. Él iba disfrazado de… ¿Dé que iba disfrazado? — ¿Dé
qué estás disfrazados tú?
— ¿Yo? Oh, y eh… estoy
disfrazado de William Lemp él fue un hombre de negocios que se suicido en 1940 —él
pasó una mano por su traje. — genial ¿no?
—Síp, lo es. —respondió
Tom algo indiferente, en realidad era un traje simple, lo único que parecía tétrico
era la sangre artificial que tenía la camisa blanca que tenia.
Los tres amigos se
subieron al auto de Tyron. Llegaron al a fiesta en donde ya había un ambiente
bueno.
No había nadie en esa
fiesta que no estuviera disfrazado, desde brujas hasta demonios, ángeles caídos
y monstruos terroríficos. Tom no tardó mucho en sentirse a gusto.
Tyron se fue a buscar a
su novia y él se quedo junto a Andrew quién lo abandonó para ir en busca de un
trago.
— ¿Por qué tan solo mi
Tommy?
Tom se dio la vuelta
para encontrarse frente a frente con Hada. Una molesta chica de secundaria que
vivía cerca de su casa y quería algo con él. Sonrió por educación y le saludó.
—Hola Hada. No pensé
que te dejaran venir tus padres, escuche que estabas castigada.
Ella rodó sus verdes
ojos.
—Va, sí, estoy
castigada pero no iba a dejar de venir a esta fiesta además esperaba
encontrarte corazón. —se lanzó sobre él y le robó un beso.
Él la apartó procurando
no ser brusco con ella.
—Te he dicho miles de
veces Hada, que no quiero tener nada que ver contigo. ¡Mi madre me mataría! Y
tus padres me demandarían por abuso a una menor —Suspiró— deja de insistir
¿vale? Tienes quince años, eres una niña que debería darse a respetar.
Ella lo miró con
indignación fingida, hizo un gesto de malcriada y se dio la vuelta retirándose.
« ¡Gracias a Dios!»
exclamó Tom en sus pensamientos. No quería
que nadie le arruinara la noche.
Él se decidió a caminar
por el lugar saludando a sus amigos que se encontraban en la fiesta.
Llegó al sitio de las
bebidas y se sirvió un ponche, comió unas galletas de chocolate y posó su
mirada sobre toda la gente en la pista, escaneó a todos hasta detenerse en un
chico que estaba parado en la esquina mas apartada de las personas bailando. El
chico vestía de blanco y llevaba puesta una bata manga larga que se arrastraba.
Entrecerró los ojos para verle bien porque también parecía ser una chica.
Curioso, se acerco aun más hacia donde estaba la chica ó chico con el cabello
negro como el ébano. Cada vez que estaba más cerca podía observar los rasgos
físicos de esa persona. Era demasiado alto para ser mujer y tenía un rostro
demasiado bello y femenino como para ser un hombre. Cuando quiso llegar más a
ese ser este se dio la vuelta para caminar hacia la puerta de salida de
emergencia, él se detuvo pensando en no seguirle pero no se contuvo y corrió
hasta salir del lugar y ver que en el callejón no había nadie.
—Mierda, le perdí. —suspiró
sintiéndose extrañamente derrotado.
Se decidió a volver a
la fiesta, pero antes de darse la vuelta
miró un pedazo de tela blanca arrastrándose a la salida del callejón y supo que
era él o ella, así que corrió hasta allí. Vio al ser no identificado alejarse
caminando calle abajo, caminó despacio recuperando el aliento hasta que vio
donde se metía esa persona.
—Pero ¿Qué diablos? ¿Qué demonios va a hacer en el
cementerio? —se preguntó sorprendido.
Dicen que la curiosidad
mató al gato. La calle estaba sola, y el frío se intensificó en ese momento.
Las puertas del cementerio estaban abiertas y las estatuas de piedra eran los rígidos vigilantes. Tragó saliva porque el
miedo se apoderó de él. Había escuchado mucho sobre ese lugar al que sólo
pisaba de día y una vez al año con el propósito de visitar la tumba de su difunta
abuela.
—Bueno Tom, es hora de
que pierdas el miedo —se animó a sí mismo realizando respiraciones profundas
para liberarse de su miedo. ¿Qué podría pasar?
Entró al lugar y la
temperatura bajo dos grados. Él sintió sus dedos congelándose, se abrazó a sí
mismo y se permitió seguir caminando, mirando hacia los lados. Las estatuas de
arcángeles cuidando los cuerpos de los difuntos le daban ese toque de película
de terror. ¿Quién en su sano juicio entraba allí a esas horas y con ese frío?
Él y quién quiera que fuese la persona que le había llevado hasta ahí. Tom se
adentró mucho mas sin darse cuenta de que se estaba alejando de la salida, la
brisa que vino a continuación hizo que se le erizara la piel.
— ¿Por qué me estas
siguiendo?
Tom dio un salto
dándose la vuelta para encontrarse con el ser más hermoso que podría haber
visto en su vida. Era la misma persona de la fiesta y a la que había estado
siguiendo. Era un hombre no le cabía la menor duda. La piel de él era tan pálida
como la de un muerto, sus labios estaban pintados de morado, y sus rasgos eran
delicados y bien definidos, tenía pómulos demasiado marcados, y eso para él era
un maquillaje increíble. Su cabello era tan negro como la noche, poseía
reflejos rubios dándole un toque gótico, no pasaba de los veinte, de eso estaba
seguro. Él respiró aliviado al ver que era una persona real y no un fantasma.
—Me has asustado —se
sobó la nuca y frunció el ceño. —Sólo quería saber quién eras y te seguí hasta
aquí.
Él joven frunció los
labios ladeando la cabeza, gesto que provocó una sonrisa en Tom. Estaba
intrigado por saber quién era él.
— ¿Me dirías tu nombre?
Yo nunca te he visto por aquí ¿Dónde vives? ¿Dónde estudias? —Preguntó, después
se detuvo a pensar en que había formulado muchas preguntas juntas.
—Me llamo Bill —respondió
el pelinegro mirando a los ojos rojos del muchacho. — Vivo aquí y no, no
estudio —suspiró a lo último.
— ¿Aquí? —Tom frunció
el ceño— querrás decir cerca de aquí.
—No, yo vivo aquí, en
el cementerio —Él joven frente a él no parecía temblar ante la idea de vivir en
un cementerio.
Tom abrió los ojos
sorprendido. Dioses, él tenía que estar loco como para vivir allí. Pero bueno,
cada quien con sus desvaríos mentales.
Lo que sucedía con él era
que se sentía muy atraído por ese muchacho joven y hermoso.
—Oh, qué bien.
Bill sonrió tímido y se
sentó en una lapida cruzando sus piernas.
— ¿Tú cómo te llamas? —preguntó
curioso.
—Tom, yo me llamo Tom —él
sonrió sentándose al lado de Bill.
—Oh, lindo nombre. —Bill
sonrió.
—Gracias.
Los dos se quedaron en
silencio hasta que Tom volvió a tomar la palabra. El castaño comenzó a sentirse
más a gusto mientras seguía platicando con Bill, un hombre de ensueño. Él se moría
por tocar ese rostro tallado por los mismísimos ángeles pero se contenía respetando
el espacio personal de ambos. Apenas y se conocían, pero no podía negar que la
atracción iba más allá, era como sí lo conociera de mucho tiempo atrás. Tal vez
así fuera, según Bill, tenía muchísimo tiempo viviendo en ese lugar.
El reloj marcó las once
y cincuenta y ocho minutos. Bill se levantó con una expresión temerosa y miró a
Tom.
—Tienes que irte ahora —dijo
mirando hacia la parte más oscura del cementerio.
Las ramas de los
arboles comenzaron a crujir y a moverse por el viento. La temperatura volvió a
bajar de repente y Tom sintió el corazón en la garganta.
— ¿Te quedarás aquí esta
noche?
—Debo hacerlo, nunca
podre salir de aquí —le dijo posando su triste mirada sobre él.
Tom sintió el corazón
arrugársele al ver la expresión en el rostro maquillado de su nuevo amigo. Le
tomó las manos para consolarlo y se dio cuenta de que estaba más frío de lo que
podría estar un humano.
—Tu-tus manos están
congeladas ¿Seguro qué quieres quedarte?
Bill miró con sorpresa
las masculinas y bellas manos de Tom presionando las suyas. Eso era imposible.
Los ojos de él se llenaron de lágrimas y Tom no entendía por qué.
—Pu-puedes tocarme —susurró
Bill olvidando que debía sacar a Tom de allí.
—Claro que puedo
tocarte. Todo ser vivo puede tocarte, estamos vivos.
Un ruido provino desde
la entrada del cementerio, Tom se vio obligado a mirar hacia allá y vio que
alguien cerraba las puertas.
— Ven conmigo, están
cerrando las puertas —le dijo a Bill.
Bill le soltó una mano
y decidió echarse a correr con él. Tom no podía ver bien donde estaban porque
todo se iba haciendo más y más oscuro. El corazón le martilleaba el pecho y ya
no podía respirar bien, necesitaba aire, mucho aire para poder seguir.
— ¡Detente, necesito
respirar!
— ¡No podemos, no
todavía, te harían daño! —gritó Bill.
Las piernas de Tom ya
no darían para mucho y cuando pensó que iba a desmayarse por la falta de
oxigeno Bill se detuvo frente a un mausoleo. Él se pegó al muro de cemento y
dejo su cabeza caer hacia atrás recuperando el aliento.
—Venga Bill, ¿Por qué
me hiciste correr tanto? —Bajó la mirada y se encontró con un Bill de forma
etérea. Sus ojos se ensancharon y su respiración se cortó.
— ¡No entres en pánico,
por favor! —le dijo Bill acercándose un poco.
Tom quiso echarse más
para atrás pero el muro no le permitía mucho, a menos que él pudiera traspasarlo.
Bill brillaba y sus pies no parecían estar tocando el suelo pues su bata ya no
se arrastraba.
—Dime que no eres un fantasma,
dime que no un fantasma —Tom lo miraba sin poder creer nada de lo que estaba
pasando. Era una pesadilla, tenía que estar durmiendo. Necesitaba despertarse.
Bill bajó la mirada y
tomó la mano de su acompañante. Tom sintió su cuerpo entero calentarse al
sentir ese toque, él le estaba transmitiendo una paz interior que hacía que el
miedo que tenía se disipara.
—Estoy muerto desde
hace cien años —dijo Bill suspirando y volviendo a su forma normal —No te
asustes por favor.
¿Cómo le pedía eso? Él
estaba asustado hasta la medula y pensaba que se desmayaría en cualquier
momento.
— ¿Co-cómo te moriste?
—preguntó cuando pudo emitir algún sonido.
Bill suspiró
—Ocurrió en mil
novecientos, era el hijo de un banquero y una mujer campesina. Mi madre tuvo
mucha suerte de que mi padre se casara con ella. Para ese tiempo casarse con
una campesina no era bien visto por las personas que tenían mucho dinero como
mi padre. Cuando cumplí los veinte años, mi madre y yo íbamos de viaje a
visitar a una tía, nos acorralaron varios hombres y fuimos llevados a un oscuro
lugar en donde fuimos torturados hasta morir. En ese tiempo capturaban a la
gente de dinero y las torturaban cruelmente. —bajo la cabeza eliminando la
lágrima qué corría por su mejilla — los cuerpos de mi madre y mío fueron
encontrados y devueltos a mi padre quien construyó este lugar para nosotros.
Tom supo que él no le
haría ningún daño. Relajó su cuerpo y le dio un leve apretón a la mano de Bill,
él se sorprendió y sonrió de lado.
—No sé porque tú puedes
verme, nadie vivo puede verme excepto tú.
—Yo tampoco lo sé
—respondió sincero.
—Ni tocarme, hace
muchísimos años que nadie me ha tocado.
Tom sonrió ya sin
ningún tipo de miedo pero luego se sintió curioso por saber ¿Quién le haría
daño?
— ¿Por qué dijiste que
me harían daño?
Bill le encamino hacia
el mausoleo y al entrar cerró las puertas, dentro estaban tres tumbas, la
lapida de una de ellas decía:
“Elizabeth
Joanna María Williams mi esposa y la mujer que mas amé, descanse en paz.”
En la segunda decía: “Bill Alejandro De Arimatea Jansen, el mejor
hijo que pude tener, te amaré siempre, descanse en paz.”
Y la tercera era del
padre de Bill seguramente: “Eric Jansen,
marido y fiel amante de su esposa, descanse en paz.”
Tom sintió respeto por
el padre de Bill y se sintió terrible de saber que había muerto de una forma
tan inhumana.
—Cada año en Halloween
podemos caminar libremente por este plano y mezclarnos con los humanos en sus
extrañas fiestas. Nunca antes había salido del cementerio pero este año sentí la
curiosidad de ir a una de esas fiestas humanas, claro, nadie podía verme porque
yo no quería, pero tú me viste y eso es extraño, más que todo porque pudiste
tocarme.
— ¿Llamas a eso
extraño? Extraño es para mí todo esto. —dijo Tom sentándose en una roca—jamás
pensé que iba a ver a un espíritu y jamás imaginé que entrara aquí de noche.
Bill sonrió.
—Ellos, los espíritus
errantes, mejor conocido como demonios pudieron haberte visto y llevarse tu
alma. Ellos sólo aparecen por aquí en Halloween cuando necesitan almas de
humanos estúpidos que deciden venir a meter sus narices en donde nadie les está
llamando. Sin ofenderte.
—Tranquilo, vine
siguiéndote porque creí que estabas vivo.
Bill esbozó una tierna
sonrisa y Tom sintió el deseo de tocarle la mejilla. Levantó su mano
dirigiéndola hacia el bellísimo rostro observando cómo Bill se tensaba y le
miraba la mano, seguramente él no estaba acostumbrado a ser tocado por nadie.
La mejilla de Bill ya
no estaba fría, tenía una temperatura agradable para su piel. Bill cerró los ojos
suspirando y Tom anheló besar eso fríos labios. Probablemente estaba teniendo
un delirio porque deseaba besar a Bill con todas sus fuerzas, como nunca lo
había sentido con nadie. Ese joven muchacho había sufrido cosas terribles y él
sólo sentía necesidad de protegerlo, no entendía el porqué, ya que Bill estaba
muerto pero quería quedarse allí con él y abrazarlo… eternamente.
—Si-si-sigue haciendo
eso.
Bill se mordió el labio
inferior y Tom no se cohibió de acercarse al bello rostro y besarle en los
labios. El castaño colocó sus manos en la cintura del pelinegro mientras
presionaba sus labios a los de él, abrió un poco sus ojos y vio los de Bill
abiertos de par en par, seguramente, por la sorpresa de haber sido besado.
Él se apartó para
escuchar alguna palabra de Bill, pero no decía nada.
— ¿Bill?
En la parte izquierda
de Bill se encendió una especie de luz roja intermitente. Los dos estaban
sorprendidos, más que todo Bill, eso nunca le había sucedido.
— ¿Qué sucede?
—preguntó Tom preocupado, preguntándose si eso significaba algo malo.
—No lo sé —admitió el pelinegro observando su pecho.
—Eres como Rodolfo el
reno de la nariz roja, sólo que no es tu nariz la que brilla, sino tu corazón —Tom
se rió y comenzó a sacar algunas conclusiones.
Bill también lo hizo y
la luz intermitente en su corazón se desapareció. Tom frunció el ceño y se
acercó para comprobar algo. Sí su teoría descabellada era cierta, Bill podría
sentir como si estuviera vivo.
— ¿Quieres sentir de
nuevo Bill?
Él asintió sin
pensarlo, era su más grande deseo desde que había quedado atrapado en este
lado. Tom lo besó de nuevo pero esta vez lo hizo más salvaje, colocó las manos
en sus caderas y jugó con la cinturilla del pantalón experimentando un calor
interno que lo sofocaba pero le hacía querer más de él.
Mientras lo recostaba
en su propia tumba se detuvo a pensar en lo que estaba haciendo. ¿De verdad iba
a tener sexo con un fantasma? ¿Era eso si quiera posible? Al parecer lo era
porque Bill sentía todo, absolutamente todas las caricias y los besos que él le
estaba dando.
Bill nunca había sido
acariciado de esa manera tan intima y delicada, nunca había experimentado el
calor en su cuerpo de ser acariciado por otra persona, ni siquiera estando vivo
y ahora siendo un espíritu era realmente maravilloso.
Tom se deshizo de su
ropa y de la de él para descubrir que para ser hombre, Bill tenía un cuerpo
curvilíneo y bastante femenino. Tenía una cintura pequeña y lo único que le
demostraba lo hombre que era de verdad, era su miembro engrosado, bien dotado.
¿Cómo es que podía
experimentar todo eso? Millones de ideas
recorrían su cabeza pero eso no lo iba a detener. Le haría el amor a ese chico
porque era lo que más deseaba en esos momentos.
Los dos descansaron uno
al lado del otro después del coito, hasta que fue Tom quien se quedó dormido.
***
La noche estaba más
oscura que nunca, un aullido y las ramas de los arboles quebrándose fue lo que
despertó a Tom del letargo. Se sentía un poco cansado pero satisfecho. Miró a
los lados y se dio cuenta donde estaba.
—Entonces no era un
sueño —susurró sentándose sobre la tumba y buscando algún rastro de Bill.
Su ropa estaba perfecta
sobre su cuerpo, se bajó de la tumba y buscó a Bill con la vista pero no
encontró nada « ¿Será qué todo si fue realmente un sueño?» pensó mientras abría
las puertas del mausoleo y entrecerraba sus ojos para poder ver aunque sea un
poco en esa oscura y tenebrosa noche. El miedo se apodero de él de nuevo al
verse sólo en ese lugar, decidió caminar derecho hasta la luz más cercana
sintiéndose a la vez decepcionado.
— ¿A dónde vas?
—preguntó alguien por detrás.
Tom se envaró y su
corazón se detuvo.
—No tengas miedo.
Él reconoció esa voz
melodiosa y se dio la vuelta para encontrarse con un Bill diferente al que
había conocido temprano. Ya no tenía el rostro tan pálido, ni tenía ojeras muy
pronunciadas debajo de sus ojos, él ahora tenía un color carmesí adorable, sus
labios rosados y brillosos.
—Eres hermoso —fue lo
único que pudo decir antes de acercarse a él para abrazarlo, cosa que no pudo
lograr. Traspasó su cuerpo.
Bill ensanchó sus ojos
e intentó buscar una explicación para ello.
Tom volvió la mirada
hacia Bill mirando como los ojos marrones de él se cristalizaban.
—Pensé que todo había
sido un sueño, que habíamos hecho el amor y todo había sido un sueño y ahora no
puedo tocarte —dijo Tom con un tonó de desesperación evidente. Era amor lo que habían
hecho, eso lo tenía muy claro.
Bill miró hacia el
cielo y supo que pronto amanecería, él volvería a vagar como alma en pena por
el cementerio hasta la próxima noche de Halloween en la que pudiera salir como un
vivo. Su corazón se sentía extrañamente adolorido porque aunque sonara
estúpido, estaba enamorado.
—Todo se acabó Tom,
tienes que irte —dijo el pelinegro sintiéndose frío de nuevo.
—Quiero quedarme
contigo —Tom se le acercó sabiendo que no podría tocarlo —no puedo irme así.
— ¿Qué puedes esperar?
Soy un alma en pena, un ser que no pudo cruzar la línea y está condenado
eternamente a vagar por este lugar. Tú estás vivo, tú puedes conseguir algo más
allá. Debes irte, no puedes hacer nada más porque nunca podrás volver a tocarme
hasta el siguiente Halloween.
Tom pensó en los pros y
los contras de lo que estaba por hacer. La única manera de poder quedarse era
morirse y eso haría. Porque Bill había llenado el vacio que tenía adentro
cuando su acto sexual había terminado, porque Bill había encendido esa llama
muerta en su corazón y deseaba permanecer con él hasta la eternidad.
Él miró hacia los lados
buscando algo con que llevar a cabo su suicidio. Encontró una estaca, agradeció
a Dios y sin pensarlo dos veces, sin escuchar los gritos ahogados de Bill, la
hundió profundamente en su corazón, sin dolor, sin tristeza.
***
— ¿Tommy?
Bill observaba el alma
de Tom salir de su cuerpo estacado en el frío suelo. Sus ojos estaban llenos de
lágrimas por ver a su amado muerto. El alma de Tom desapareció de repente y se
asustó pensando lo peor.
— ¡No te vayas por
favor! —gritó a todo pulmón arrodillándose en el suelo, se sentía desdichado y
culpable de la muerte de alguien inocente que en su delirio decidió morir para
permanecer con él eternamente y ahora ni siquiera sabía dónde estaba.
—No llores Bill.
Una dulce y masculina
voz llego a sus oídos, al darse la vuelta Tom estaba de pie junto a él, vestido
de negro, sus ojos avellana brillando y su
aspecto ahora era pálido, ojeroso pero sonriente.
—Dios mío Tom —el
pelinegro se levantó y envolvió al castaño en un abrazo demoledor. Ahora si
podían tocarse, ahora si podían besarse.
Tom besó los labios cálidos
de su Bill sintiendo su sabor y su olor. Era perfecto.
—Tom, pensé que te habías
ido para siempre, pensé… yo pensé…—el joven hacía mohines con las lagrimas
cubriéndole los ojos.
—Estoy aquí, estaré
aquí contigo eternamente —le dijo besándole suavemente los labios.
—No tenias que hacerlo,
tu-tu familia, tus amigos, todo el mundo
lamentara tu muerte. —Bill se apartó de él — ¿No pensaste en eso?
—No, y aunque me
importa, ellos lo superaran y yo estaré feliz contigo —lo acerco de nuevo hacia
su cuerpo fundiéndose otra vez en un largo beso— al final de todo nadie jamás
iba a llenarme como tú.
El cuerpo de Bill se
relajó pensando que esté era el mejor momento de su vida y la mejor
demostración de amor que alguien podía hacerle.
Tom se aparto de él y
le tomó la mano caminando hacia su cuerpo estirado sobre el suelo, su boca
había quedado abierta y sus ojos abiertos. Bill se inclinó para cerrarle los
ojos, él sólo se despidió de su cuerpo y sonrió admirando la hermosura del que
tenía a su costado. Sabía que esa era la mejor decisión que había tomado en su
vida. La muerte era su felicidad ahora que estaría en la eternidad con él.
—Los días oscuros que
dejé atrás, ya nunca más me quebrarán —Susurró Tom hasta perderse con su nuevo
amor hasta la eternidad.
hdjasdaskd me gustó. Muy fantaseoso, pero me gustó.
ResponderEliminarTú haces los TWC diferentes... hubo un tiempo en que leí uno y me asqueó horriblemente.., pero este... me dejó maravillada. Lindo, lindo.
Sube pronto♥.
Saludos.
Oh muchas gracias. <3
Eliminarestuvo maravilloso como siempre me encantan tus historias espero mas capitulos de las otras un beso
ResponderEliminarWow apenas eh vuelto a retomar las lectutas de los blogs, y aunque no soy fan del twc eh de decirte que el tuyo me encanto, me.han.encantado todas tus.fic :)
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