jueves, 7 de agosto de 2014

5 señales de que tu cuerpo pide sexo. Capitulo 1 ~Fic Twc

Categorias: Slash
Personajes: Bill Kaulitz, Georg Listing, Gustav Schafer, Simone, Tom Kaulitz
Género: Humor/Comedia, Lemon, Romance, Twincest No Relacionado, Universo Alterno
Advertencias: BotBill
Pareja Principal: Bill/Tom
Pareja Secundaria: Bill/Gustav
Resumen:  
Bill es un periodista con una vida algo normal, todo es ajetreado para él, no hay tiempo ni siquiera para su vida sexual. Está un poco frustrado en cuanto al tema del sexo por experiencias pasadas que ponen en tela de juicio sus relaciones con los demás chicos. Hay tanta escases de hombres buenos que son pocos los que logran despertar algo en él.
Después de leer un artículo en internet, se da cuenta de que a su vida le hace falta un poco mas de acción. Pero el problema está en que el único ser humano en la tierra que despierta sus pasiones se llama Tom Trümper. Cada vez que el jovencito está cerca, su cuerpo parece reaccionar de forma impulsiva. Y se maneja solito. ¡Malditas hormonas!
 Tal vez debería plantearse buscar a alguien más… O seguir por donde desea.  
“—Estoy destinado a una vida sin sexo, de puro trabajo y cuidarte a ti mi gordito —besó la cabeza del can.”
Nota del autor: Esta idea me surgió por un articulo que leí. Espero lo disfruten y me hagan saber qué les pareció. Las leo y les respondo todo. A veces no utilizo este blog porque casi nadie lee o comenta.




Capitulo 1

Suspiró cansado, soñoliento, con demasiadas ganas de sentarse frente al ordenador y ver cualquier cosa que le distrajera del mal y ajetreado día que había tenido, sobre todo porque en todo lo que fue de mañana y tarde, jamás logró ver al chico de informática. Gah!
Subir y bajar escalones, escuchar las groserías de su jefe y sobre todo, tener que lidiar con Mónica, la asistente-barra-estúpida-barra-ogra del hombre que lo mantenía trabajando como un perro todos los días. Eso hacía de lunes a viernes.
Sí, al principio pensó que trabajar en un periódico era lo más genial del planeta, iba a cubrir reportajes especiales, hablar con personas importantes para realizar entrevistas. Pero la cosa jamás se acercó a lo que pensó.
Tener que hacer reportajes sosos no era lo suyo pero seguía ahí, porque esperaba pacientemente el día que consiguiera impresionar al jefe con alguna investigación suya. 
Cualquiera diría que tenía una vida maravillosa, llena de aventuras, magia, amor... Ja, eso era lo que menos tenía. Si los demás no se daban cuenta de su aburrida vida, era porque siempre tenía una sonrisa en el rostro. Nadie tenía porque enterarse que su vida entera era más aburrida que la de su abuela de ochenta años, ella que con esa edad, en menos de un año, había tenido tres novios. ¿Y él? Bueno, él tenía a su cachorro Pumba. Dormían juntos, desayunaban juntos y eso era compañía suficiente para él.  Al menos pensaba que era suficiente.
Su madre bien se lo decía, ella era la única que sabía que su vida no era más que una mentira. Porque claro ¿Quién podía ocultarle tales cosas a sus madres? Ellas tienen poderes, siempre lo saben, siempre se te acercan sólo para preguntar qué es lo que te pasa. Como todas las veces, tratas de negarlo, pero nunca, jamás, llegas a ocultarlo, porque a fin de cuentas, las madres son telequinesicas, adivinas, súper poderosas.
Ella siempre lo repetía cada vez que lo visitaba en su departamento, se sabía las palabras de memoria:
«Bill, querido, para que se te quite esa carita de limón chupado, tienes que buscarte a alguien que te de donde es, donde más te gusta ¿lo entiendes? Sexo cariño, ya eres un hombre hecho y derecho, necesitas amor. ¿Quién no lo necesita?»
—Definitivamente no, mi madre está loca de remate la vida no es solo sexo. Además —se agachó cuando salió del cuarto de baño y Pumba estaba esperándolo, meneando su pequeña colita de forma juguetona—, no consigo a nadie atractivo en estos tiempos. Todos son tan básicos y normales.
El único que podía ver como alguien atractivo era el chico que trabajaba en su mismo edificio. El amigo de su compañera de oficina. Oh, ese chico... ¡Basta! No podía pensar en él, pues su cuerpo parecía reaccionar de una forma un poco extraña.
Hormonas, malditas hormonas.
Aun recordaba la última vez que tuvo sexo. ¿Cuánto de eso? Joder, muchísimo tiempo, su culo, probablemente, estaba más apretado de lo normal. Y siendo sincero, no quería pasar por aquella experiencia de nuevo. Con una primera vez traumática y una segunda vez peor, no le había quedado ganas de estar con nadie de nuevo.
—Estoy destinado a una vida sin sexo, de puro trabajo y cuidarte a ti mi gordito —besó la cabeza del can.
En bata de baño, caminó por toda la habitación hasta encontrar su ordenador. Se sentó en la cama y puso a Pumba, quien dormía, a su lado, mientras se acomodaba para teclear algo en su blog personal y revisar sus redes sociales.
Todo estaba tan aburrido ahí, su prima Melanie había publicado una foto en donde mostraba a su quinto bebé. Esa mujer y su marido tenían a casi el equipo completo, no sabía cuando ella iba a parar de tener tantos niños. Su madre lo había etiquetado en una foto de cuando era un bebé, demasiado vergonzosa, en ella aparecía desnudo, a penas tendría cuatro o cinco años, y sus tías comentando lo “tierno” que se veía con sus nalguitas rosaditas.
—Mierda, mejor elimino esto de mi biografía, no quiero que nadie del trabajo vea esta foto.
Suspiró, pero fue demasiado tarde, su jefe había comentado la foto diciendo que se le veía bien bonito y tierno en la foto. ¿Qué mierda significaba eso  y por qué él se entrometía en una foto que ni siquiera le importaba? Iba a llamar a su madre para decirle todo lo que se merecía. Su jefe era un energúmeno que le caía mal, no tenia derechos.
—Pumba, a veces creo que tu abuela es la única mujer en este mundo capaz de hundirme lentamente delante de todos. Ella adora hacerme pasar momentos bochornosos.
Así era su madre, desde que tenía uso de razón.
Siempre fue de tener muchos amigos, en la secundaria, incluso en la universidad tuvo mucha gente a su alrededor. Todos pensaban que él era el mejor ligando chicas, y no era mentira, se liaba con todas pero con ninguna había tenido relaciones porque justo en su último año en la universidad se declaró homosexual de manera abierta.  Ahora se reía de aquellos tiempos, la graduación fue la vez que perdió la virginidad con Jared, y lo que recordaba no era nada agradable. Joder.
—Mejor ni me acuerdo de él, no vaya a ser que me den ganas de vomitar.
Suspiró de nuevo. ¿Qué pasaba? Estaba suspirando demasiado. Siguió indagando en su facebook pero nada le parecía, era tan aburrido. ¿Cómo alguien podía pasarse todo el día mirando lo que los demás hacían? Esa era una vida sedentaria y horrible. Bah, ya estaba harto de estar ahí, ni siquiera jugar al Candy Crush le distraía, prefería dormir.
Estuvo a punto de cerrar sesión cuando un artículo publicado por una amiga suya llamó su atención. “5 señales de que tu cuerpo pide sexo” vale, sería divertido saber si su cuerpo necesitaba sexo. A decir verdad, muy en el fondo, se sabía que sí, sí quería sexo. Pero le costaba admitirlo.
—Esto de verdad es interesante.
Le dio clic al link y en una nueva pestaña de su navegador se abrió el blog. Era muy mono, pero había demasiado rosado en él, tanto que le aturdía. Sí, era uno de esos blogs femeninos que hablaban de todos los temas. Bajó con la flechita y comenzó a leer el artículo.

Las personas que no mantienen relaciones sexuales en mucho tiempo, tienden a sufrir de problemas con el colesterol y son propensas a mantener tejido adiposo en sus cuerpos. El sexo es ejercicio de mantenimiento. Dijo; Daniela Cooper, investigadora de la Universidad de Tufts en Massachusetts, EU.
A continuación 5 señales de que tu cuerpo necesita un poco de atención.

1. Enfermedades y ganas de morir. Cuando tenemos sexo liberamos endorfinas, mismas que actúan como analgésicos en el sistema nervioso central.
Neurólogos de la Universidad de Munster, Alemania, indican que una buena sesión de sexo alivia el dolor de cabeza y la migraña.
Por si esto fuera poco, si no tienes suficiente sexo podrías ocasionar tu deterioro mental, emocional y hasta caer en depresión o decidir suicidarte.

Bill se rió de lo que leía. ¿Era en serio todo eso? Lo pensó mejor y se dio cuenta que podría ser verdad. La frase “Mal follado” había sido inventada por y para él. Lo estaba, sí que sí. No solo porque con Jared había sido mete-saca nada más, si no porque con Julio, había sido peor y para nada romántico. Los dos fueron mierdas con él y jamás, nunca les iba a perdonar.
Continuó leyendo.

2. Insomnio. Cuando no se tiene suficiente sexo esto deriva en el desarrollo de trastornos del sueño, como el insomnio. Luego viene una avalancha de problemas; se te dificultará la concentración, te irritarás más fácil, sentirás fatiga más rápido, perderás tus reflejos, no podrás ver bien y dejarás de coordinar tus movimientos ¡Que miedo! mejor co... me bien y ten buen sexo.
Entonces, cuando no se tiene sexo no se puede dormir y según Mathew Walter, profesor de psicología de la Universidad de Berkeley, cada noche de sueño reduce un 40 por ciento nuestras capacidades de asimilar conocimientos. El sueño ayuda a limpiar la memoria a corto plazo dejando espacio para nuevos conocimientos e ideas. Por eso deben tener buen sexo para dormir mejor y luego pensar con más claridad.
Eso era cierto, era jodidamente cierto. A veces, cuando tenía una jornada de trabajo extensa, regresaba a casa agotado, soñoliento y con ganas de caerse muerto en la cama. Pero como no, una vez que estaba acostado, su mente trabajaba más de lo que quería y no le permitía dormir como debía. Joder, estaba asustándose.  ¿De verdad tenía que ver con el sexo? Una vez su madre le dijo que cuando tuviera relaciones sexuales no podría parar jamás, porque el sexo es una necesidad básica. Pero, él había sobrevivido por mucho tiempo ¿no? Y todavía (eso quería creer) no le hacía falta tener a nadie entre sus piernas.
3. Sientes que nadie te ama. Es muy claro que al no tener contacto sexual con la frecuencia deseada nos sentimos menos amados, poco atractivos y francamente unos "perdedores"; el nivel de autoestima de las personas que tienen poco sexo baja a niveles peligrosos.
Diversos estudios científicos apuntan a que la abstinencia sexual deprime y nos hace infelices. Si sientes que nadie te ama, es momento de tener sexo (con protección, recuerden siempre usar condón y otros).
¡Eso...eso...Eso era lo que él sentía! No era que los hombres fuesen poco atractivos, era él quien pensaba que ellos no podían quererlo. A veces se sentía menos atractivo que el resto y por eso dejaba pasar todas sus oportunidades para ligar con alguien. Y tal vez estaba exagerando, siempre se consideró un hombre muy atractivo con un toque de feminismo. Su cabello era de un tono rubio brillante que adoraba, iba rapado a los lados dejando el cabello platinado levantado y poderoso. Los rasgos finos de su rostro le daban un toque de elegancia que combinaba con la barba de tres días y sus imponentes ojos marrón claro. Muchas personas se sorprendían al ver su belleza. Pero lamentablemente él, muchas veces, no se sentía como se veía.
En definitiva ese artículo estaba hecho exclusivo para él.
4. La piel deja de brillar. Pues sí, resulta que es obvio cuando alguien no está teniendo suficiente sexo; las personas literales "se apagan". La piel de los individuos con pobres vidas sexuales envejece más rápido, en ocasiones llegan a aparentar 10 años más de los que en realidad tienen.
El sexo aumenta la circulación sanguínea y la oxigenación, todo esto favorece el aspecto de la piel, el órgano más grande del ser humano. Entre más y mejor sexo tengan, su piel lucirá más lozana, sin la intervención de un cirujano.
Se miró los brazos y creyó ver su piel envejecida, rasposa... ¡No! Estaba paranoico. Su abstinencia sexual no le provocaba nada porque nada de eso era cierto.
5. Todo el tiempo piensas en sexo. "El que piensa en pan, hambre tiene", y pues así de simple es. La señal más contundente de que necesitas sexo es que siempre estás pensando en eso. Sea "viernes de princesas" o "lunes Godínez", lo único que pasa por tu cabeza es tener sexo, con quien sea, donde sea. Ok ¡adelante! sólo recuerda que debes hacerlo con protección para evitar infectarte de enfermedades de transmisión sexual como el VIH, así como impedir un embarazo no deseado.
La mayor parte del día, pensamientos fugases de él teniendo sexo con el guapo chico de informática era lo que a veces hacia que sus días fueran menos aburridos. Siempre tenía que meditar antes de decir algo porque todo, absolutamente todo tenía que decirlo con doble sentido y eso muchas veces lo metía en problemas.
 Joder.
Cerró su laptop y se enfocó en su polla, esa que tenía tiempo sin ser usada, y que para rematar el colmo, estaba empalmada por pensar en el joven Tom, el chico de informática. Santísima mierda, tenía las hormonas alborotadas.
Un baño sería muy bueno para su cuerpo en llamas.
¿Por qué tuvo que pensar en él? Era un idiota. Tom era el  único hombre que se podía decir, lo atraía sexualmente, sí, hasta un poco más que eso. Pero él tenía una regla de oro, jamás salir con personas del trabajo, esas solo te distraen de lo que de verdad es importante. Pero es que Tom era una perdición, un bombón alemán que lo hacía salivar de solo pensar en sus manos recorriendo su cuerpo.
¡¿Por que seguía pensando en él?! Sin darse cuenta se encontró jadeando preso de un ataque (hormonal) pánico. Corrió al baño y a pesar de que ya se había duchado, abrió el grifo de agua fría y se metió ahí, colocando sus manos en la pared mientras el agua calmaba su enfebrecido cuerpo. Eso ni podía pasarle, no a él. Y tocarse, bueno era una opción pero tampoco le gustaba hacerlo. Nunca se había sentido tan necesitado.
— ¡No a mí!
Maldito sea ese artículo. Lo odiaba, le había recordado lo aburrida que es su vida y ese deseo oculto de querer follar con Tom en todos los lugares en los que se pudieran.


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