sábado, 7 de junio de 2014

Los Amantes del teatro Lincoln. One-Shot~TWC

Nota de la autora: Lo he subido a petición de Dargelis, espero que les guste, lo escribí para un desafio en Tokio Hotel Ficción.

Titulo: Los Amantes del teatro Lincoln.
Clasificación: PG/13
Categoría: Slash  
Género: Twc no relacionado, Universo Alterno, romance.




Lo quería, lo deseaba, lo necesitaba y sería suyo  al  precio que fuera. Y si no era de él, entonces tampoco sería de Tom.
"—Ya lo viste morir, no vemos en el infierno."
Banner realizado por: Luminous Trace



En un principio actuar ser solo su amigo era un horror. Lo quería, lo deseaba, lo necesitaba y sería suyo  al  precio que fuera. Y si no era de él, entonces tampoco sería de Tom.
Corría el mes de noviembre de 1955, el teatro Lincoln abría sus puertas nuevamente, para millones de personas que querían gozar de un espectáculo único en el mundo. El barítono Bill Kaulitz se presentaba por primera vez fuera de su natal Alemania,  qué mejor lugar para hacerlo que en el teatro donde se presentaban los grandes.
Los nervios lo mataban, los nudos en su estomago estaban volviéndolo loco. Pero ahí estaba él con su mejor amigo tratando de calmarlo, dándole un poco de té con miel que siempre le hacía sentir mejor.
—Muchas gracias Zahir. Pero ahora necesito otro favor tuyo.
El joven pelirrojo frunció el ceño imaginando qué era eso que Bill iba a pedirle de favor. Como lo odiaba por ser tan feliz, iba a pedir algo que le hinchaba el hígado con solo imaginarlo.
—Dime.
—Quiero que vayas por Tom y le digas que venga a verme antes de la presentación —el pelinegro de ojos caramelo sonrió tomándole las manos— sabes que no podré hacer nada si no tengo a mi novio aquí presente.
Y le ardía el estomago cada vez que llamaba “novio” a Tom. Bill era un idiota que dependía de él hasta para respirar, y él lo odiaba. Odiaba saber que no lo amaba a él sino a Tom, a un pobre diablo que conoció dos años atrás en una de sus presentaciones.
Al principió se lo tomó bien, pensó que sería pasajero y que, a como estaba la situación de los homosexuales en ese entonces, no le daría problemas de ningún tipo. Pero las cosas cambiaron cuando Bill, de la noche a la mañana, le había comentado que ellos dos eran una pareja de “libertinos” que rompían las reglas de la sociedad amándose como jamás lograrían hacerlo con nadie más. Porque en los años 50, tener una relación con un hombre no sólo era mal visto, era un pecado que los condenaría a vivir en el infierno por el resto de sus días, y aun así, ellos querían seguir juntos.
—Claro que iré Bill, lo traeré para ti.
Pero el ingenuo muchacho no sabía los planes que tenía para esa noche. No pasaría ni un minuto más de su vida viendo la cara de felicidad que ambos jóvenes mostraban cuando se besaban o incluso hacían el amor.
¿Y cómo lo sabía? Los espiaba cada día, cada noche. Ellos jamás se dieron cuenta que detrás de sus paredes había alguien observando como un fantasma.
Hubo un tiempo en que sus intensiones eran enamorar a Bill hasta el punto de volverlo loco y dejara a Tom, pero nada salió cómo lo que planeó. Sus armas de seducción no sirvieron y esto provocó un poco de distanciamiento por parte del pelinegro que le dejó muy en claro que solo quería una amistad con él.
Al parecer el amor de Bill por Tom iba más allá de lo que se pudo haber imaginado nunca.
—Juré en el nombre de mi madre que me vengaría.
Y así lo tenía planeado.
La hora de la presentación se acercaba. Encontró a Tom tras el escenario haciendo los últimos arreglos para que la presentación fuera un éxito. Si algo le agradaba de él, era que le gustaba todo saliera perfecto y era bueno que fuera así, esa noche nadie la olvidaría jamás.
—Tom, Bill quiere verte.
— ¿Le pasa algo? —preguntó con la voz preocupada. El joven rubio iba vestido con uno de sus mejores trajes de gala, haciendo resaltar sus bellos rasgos masculinos.
—No te preocupes, él está bien, solo quiere verte antes de salir al escenario —sonrió con hipocresía y veneno inyectado en sus últimas palabras— vete rápido, yo ahora iré a llevarles un poco de té con miel que tanto les gusta.
Tom corrió de inmediato en busca de su amado y dejó a Zahir organizando lo que faltaba. El pelirrojo pidió a todos que dejaran lo que hacían y se quedó mirando fijamente el escenario en donde cometería el más grande crimen que se le hubiera ocurrido.
***
Tom entró en el camerino de Bill y cerró la puerta, no del todo para permitir que Zahir entrara. Se acercó a él por detrás y le plantó un sonoro beso sobre su pálido cuello.
—Me han dicho que querías verme.
Bill se levantó de su silla y se guindó del cuello del mayor, plantándole un largo beso apasionado. Sus largas piernas se enroscaron en la cintura de Tom, provocando un leve gemido que no logró salir de sus labios debido a la intensidad de los besos que le daba.
—De haber sabido que me besarías así, habría llegado con más rapidez—susurró en sus labios.
—Estoy nervioso y entre nervios me provoca comerte a besos... —El pelinegro se sonrojó— y otra cosa más.
—Tenemos tiempo para hacerlo, pero soy un caballero y no quiero arruinar tu vestimenta.
Tom bajó al joven con cuidado e hizo que este se diera la vuelta para mirarlo desde el espejo. Se veía magnifico. El traje de lino negro, quedaba justo y perfecto en su delgada y estilizada figura. Sus ojos maquillados de negro le daban un aspecto gótico y siniestro que encantaba a las personas que lo aclamaban. Las manos del rubio viajaron al lazo que Bill tenía en el cuello y lo acomodó un poco, dejando un rastro de besos húmedos sobre el cuello del más joven.
—Si haces eso...
—Te ves precioso — susurró en su odio.
Bill cerró los ojos y suspiró. Tanto amaba las cosas que Tom le hacía.
—Te amo Tom.
—Y yo te amo a ti más que a mi vida, si algún día te mueres, renunciaría a ella para encontrarme contigo en donde sea.
Bill le volvió a besar sonriendo de felicidad.
Zahir les observaba desde la puerta con el té que preparó especialmente para ellos dos.
***
El bullicio se escuchaba, las personas tomaban sus asientos y esperaban para disfrutar de la maravillosa voz de Bill Kaulitz, la voz de un Dios, como decían en su país natal. Voz que retumbaba los sitios en los que era escuchada.
Bill esperó a que el presentador dijera que podía pasar y escuchó como todo el mundo vitoreaba  por su presencia. Se plantó en medio del escenario y miró al montón de personas presentes, aunque de repente todo a su alrededor se volvió completamente negro. No pasó mucho cuando se recuperó y miró hacia un lado buscando a Tom y lo vio hablando con Zahir, quien sonreía mientras Tom le miraba con el rostro preocupado.
Sus manos comenzaron a temblar pero eso no lo detendría. Cuando abrió la boca para cantar, sintió un liquido extraño salir de su boca y derramarse sobre sus manos,  al ver sus manos, se dio cuenta que era sangre lo que  se derramaba. Sus piernas fallecieron junto con todo su cuerpo, no podía moverse.
— ¡Bill! —gritó Tom corriendo hacia el escenario.
La gente comenzó a gritar despavorida, temiendo lo peor. Patrick se acercó a Tom tirado con Bill en el piso y miró a los presentes.
—Toda mi vida he estado junto a Bill, lo he ayudado en todo lo que he podido e incluso, le ayudé para conseguir clases de canto gratis cuando su familia no era más que una escoria en la sociedad. Le di dinero cuando lo necesitó, le ayudé a enriquecerse y lo único que le pedí a cambio fue amor. Tal vez me di a entender mal pero...
— ¿Qué le has hecho? —gritó Tom con los ojos llenos de lagrimas pero inyectados en ira.
—Déjame terminar Tom, no me interrumpáis.
Bill seguía soltando chorros de sangre por la boca mientras miraba a Tom y trataba de decir alguna palabra.
—Yo no quería el tipo de amor que me estaba dando, yo no quería ser solo su amigo. Yo —caminó dos pasos al frente suspirando— quería ser su amor, su vida, su enamorado.
La gente se quedó en silencio, todo el mundo soltó el aliento que estaba conteniendo y miraron con desprecio al pelirrojo que les hablaba.
—Y llegó este imbécil —señaló a Tom— a quitarme todo lo que yo quería —rió acercándose a ellos dos. Bill agarraba fuertemente la mano de Tom y él lo miraba mientras lloraba— por eso he decidido acabar con vuestra vida —sacó una pistola y apuntó la cabeza de Tom sonriendo de forma macabra— si no es mío, no es de nadie. Prefiero matarlos antes que seguir viendo que se aman. ¿Quién querría ver a dos hombres amándose como lo hacen ustedes?
Todo el mundo empezó a gritar de nuevo. Tom sollozó viendo a Bill mientras se le escapaba la vida.
—No te vayas mi amor, no sin mí —susurró aceptando el hecho que pronto Zahir apretaría el gatillo.
—No-no-me iré sin ti. Te amo...
Pero fue demasiado tarde, el último aliento de vida se escapó de sus labios y Tom gritó sollozando tan fuerte que retumbó hasta en los oídos de Zahir, quien tragó fuerte e hizo una mueca de molestia.
—Ya lo viste morir, no vemos en el infierno.
El disparo voló los sesos del joven Tom y este cayó sobre el cuerpo de Bill. Zahir observó los cuerpos detenidamente y comenzó a reír. Eran nervios, era placer, era culpa, ni siquiera lo sabía.
—Adiós.
Zahir se voló los sesos mientras seguía observando los cuerpos de Bill y Tom, ambos tomados de la mano. Bill con los ojos en blanco y Tom ensangrentado.
***
Dos años más tarde.
—Mamá ¿Por qué no me cuentas la historia de los amantes de Lincoln Central?
—No es una historia que quieras saber  Dorothy, pasó hace mucho tiempo.
—Tengo dieciséis años, siento ser grosera, pero merezco saberlo.
La joven madre suspiró y asintió sentándose en una silla frente al gran escenario del teatro de nueva york.
—No hay mucho que contar, nadie sabía nada. Bill y Tom eran amantes y Patrick el mejor amigo de Bill, este moría de celos por no ser el amor de Bill y entonces decidió envenenarlo  para hacer que Tom viera su sufrimiento, luego mató a Tom de un disparo en la cabeza y lo siguiente fue que se mató el mismo.
— ¿Y qué hay sobre los fantasmas? Mamá, es lo que me interesa saber —dijo la rubia acariciando su trenza.
— ¿Quién te ha dicho eso? —la mujer frunció el ceño.
—Mis amigas de la escuela.
—Bien, dicen que tres semanas después de lo sucedido, el vigilante vio a dos jóvenes bailar en medio del escenario del teatro, cuando se acercó a verlos habían desaparecido. Esa misma persona, los volvió a ver de nuevo, ambos tomados de la mano y caminando hacia el piano que de repente comenzó a sonar con una melodía melancólica.
—Quiere decir que sus almas siguen aquí.
—Y se acompañaran en la eternidad —susurró mirando hacia un punto fijo del escenario.
No existía tal historia, ella misma había visto con sus propios ojos a esos dos hombres danzar y tocar el piano. Derramar ese amor que vio la primera vez que los conoció a ambos, porque ella estuvo presente en el momento que aquellos dos amantes se dieron sus últimos besos en el camerino.
Las almas gemelas nunca mueren, permanecen juntas hasta después de la muerte.
 

1 comentario:

  1. ¡ME ENCANTO! ES HERMOSO COMO TODO LO QUE HACES espero otro un beso

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