Verano caliente en
puerta, playas, salidas de campo y montones de actividades en la costa
merecedoras de los días que pasaría en el gimnasio trabajando su cuerpo. Ese
que merecía un poquito del sol veraniego de Los Ángeles.
Mientras hacía algunos
abdominales, pensó que sería una buenísima idea infartar a sus miles de fans
con una foto mostrando su torso desnudo, una que dejara babeando a todos,
incluyendo a los hombres. También para
que vieran la variedad de tatuajes que había en su cuerpo. Los amaba todos y
cada día pensaba en ir por más, ya hasta tenía diseñado el siguiente.
Se levantó, limpió el
sudor con la toalla y tomó agua hasta saciar su sed. Se paró frente al espejo y
sonrió al ver que su cuerpo tenía grandes cambios desde 2009 hasta el presente
año. Sus brazos más grandes, su abdomen un poco más marcado y cómo no, mejor
pecho. En parte debía el cambio a Tom, él siempre le alentó a que mejorara su
figura, aunque amara verse delgado y estilizado.
Infló su pecho con
orgullo, el trabajo hace la perfección.
Volvió a sonreír frente
al espejo mientras se acomodaba un poco el cabello, se tomó dos fotos y en
ninguna le gustaba como salía su cara así que optó por mostrar solo el
abdomen.
A la tercera foto quedó
satisfecho, no dejaba ver mucho pero tampoco se escapaba nada y si sus
sospechas eran ciertas las chiquillas iban a colapsar.
— ¿Qué estás haciendo?
El teléfono salió
disparado hacia el espejo, por poco partiéndolo, cayó en el suelo y para cuando
lo fue a levantar, agradeció que no se hubiera partido en quinientos pedazos.
Si se rompía, el causante lo pagaría con sangre.
La risa de su hermano
gemelo estalló por todo el lugar haciéndole girar hacia él y lanzarle una de
esas miradas fulminantes que solía hacer cuando de verdad estaba enojado. ¿Pero
cómo enojarse viendo a su gemelo reír de aquella manera tan rica y alegre? Era
una maravilla que contagiaba a cualquiera, por lo que empezó a reírse también.
— ¡Tenias que haber
visto tu cara! —Tom lo señaló con el dedo mientras se doblaba de la risa.
— ¡Ya no es gracioso! —dijo
riéndose.
—Pues tú estás riendo
—el castaño suspiró recuperándose del ataque de risa, mirando el cuerpo de
Bill— ¿Qué hacías? —La seriedad en su rostro era una especie de alarma que no podía
ignorar, pero aunque lo sabía, lo hizo y se paseó por el gimnasio presumiendo
su cuerpo.
—Me tomaba una foto.
— ¿Foto? ¿Y para qué
tomas una foto de tu pecho desnudo?
— ¿Cómo qué para qué?
Pues para mostrarla. Duh. —Hizo una mueca.
Tom entrecerró los ojos
y caminó hasta él quitándole el celular de la mano. Bill esperó a ver su
reacción, pero él solo sonrió.
—No tienes mejor cuerpo
que yo.
Esperaba todo menos
esas cinco palabras. ¿Qué había dicho?
— ¿Qué? O sea, tú has
perdido tu figura por tragar tantas porquerías, ¡Estas tan gordo como una
ballena! —Atacó.
Tom soltó una
carcajada.
—No estoy gordo, solo cachetón,
pero no gordo, me ha crecido el culo, pero no estoy gordo. —O al menos era eso
lo que se decía todos los días cuando se miraba en el espejo.
Bill dio en el clavo,
lo supo al ver ese tonito de desesperación en la voz de Tom. Como a una chica
cuando le dices que está gorda.
—No deberías mostrar
esa foto Bill —Dijo en tono de advertencia.
— ¿Por qué no?
—Porque no.
—Dame un por qué, si es
algo razonable yo veré, además es mi instagram y puedo hacer lo que yo quiera.
Tom suspiró sentándose
en el suelo.
—Porque no quiero que
nadie más vea tu cuerpo.
Bill soltó las ínfulas
de reina y se arrodilló para quedar a la par de Tom, quien tenía esa carita de
niño chiquito que le daba tanta ternura. Sí, Tom a veces era demasiado infantil
para tener veinticuatro años y lo peor de todo era que, con esa carita, conseguía
hasta la luna.
—Tom, no seas tonto, es
solo una foto.
—Vale, puedes subirla
pero déjame poner el hashtag yo ¿te parece? —sonrió ampliamente, mostrando su
bonita sonrisa.
El pelirrubio se lo
pensó tres veces antes de aceptar. ¿Qué podría colocar Tom?
—Está bien, pero no
coloques nada que sea vergonzoso. ¿Entendido?
Tom asintió y cogió el
celular de Bill. Pasó un largo rato, hasta que por fin él se dignó a dejarle
leer lo que estaba escribiendo.
— ¿Qué hiciste?
—Puse: “Este cuerpo
tiene un dueño y se llama Tom Kaulitz, si se llega a perder, favor revisarle
las nalgas, tiene mi nombre y mi numero de teléfono tatuados en esa zona”
#PertenezcoATom #MeDaTodaLaNoche #LoAmo #TokioHotel #MuerteDeFansEn321...
Cuando Bill procesó lo
que acababa de escuchar, saltó hacia Tom y le quitó el celular con el corazón
latiendo tan fuerte que se le saldría por la boca. ¡Estaba completamente loco!
Las fans, los críticos, todo el jodido mundo se volvería loco.
De paso que reveló algo
que era muy privado, demasiado intimo porque para que fuera expuesto de esa
jodida manera.
Quiso patearle la
cabeza hasta que muriera. Pero eso sería asesinarse a sí mismo, así que se lo
pensó.
— ¡Estás tonto del
culo! —gritó histérico.
Tom solo reía
provocando que el menor se encolerizara a un más y le arrancara el celular de
las manos.
—¿Por qué tanta molestia?
No hice nada más que decir la verdad. ¿Tan molesto es para ti? —preguntó con
cierto tono afligido, que solo Bill sabía que era fingido.
—¡No me molesta que
sepan que te amo y que soy tuyo! Pero una cosa es decirlo así, directamente,
sin anestesia y otra diferente es preparar a todo el mundo primero. Quedamos en
darle a las fans poco para que nuestra relación no sea tan escandalosa.
Miradas, toqueteos e insinuaciones que eleven su imaginación, pero no una tan
exagerada como esta. ¡Nos mataran los G's!
El gemelo mayor siguió riéndose.
—¿De qué mierda te ríes?
¡Estoy hablando en serio!
—Para ya tu euforia,
revisa tu celular.
¿Para qué hacerlo si ya
lo hecho era irreversible? a menos que borrara la publicación, que de nada serviría
porque las fans ya lo habrían publicado en facebook.
Bajó la mirada hacia su
celular y se dio cuenta que no había ninguna publicación referente a lo que Tom
le había dicho. ¡Maldito! Estaba histérico y a punto de tener un colapso emocional
para nada, porque no había publicado ¡Nada!
—Te odio Tom —la risa
se apoderó de él, más que risa, era alivio.
—Me amas, eso es todo
lo que puedes hacer, amarme.
—Eres un idiota, por un
momento creí que...
Él interrumpió.
—Creíste que yo no
tengo dos dedos de frente y que iba a publicar eso así. No quiero un ataque de
tercera guerra mundial Bill. —Se levantó y lo besó en los labios— Porque no me
importa que muestres tu pecho o tu abdomen, de todas maneras quien puede ver
todo lo demás soy yo.
La sonrisa lobuna que
se dibujó en sus labios derritió el cuerpo del que tenía el torso desnudo.
—Eres un maldito
idiota.
—Y tú un creído de
mierda —rió.
—Entonces voy a subir la
foto a instagram. —Agarró el celular de nuevo y escribió— “Consigue que tu cuerpo de invierno esté listo
para el verano” #SabadoEsMiDíaFavorito —le dio clic y se publicó en instagram—
¡Listo!
—Dejemos que ellas se
imaginen cosas guarras que yo puedo hacer contigo.
—Eres malvado con las
chicas —rió jaloneándole el moflete.
—Un poco.
A los diez minutos el
sonido de un whatsapp distrajo a Bill de su objetivo, quitarle los pantalones a
Tom. Se detuvo y vio el nombre de Georg en la pantalla. ¡Inoportuno!
—¿Quién es?
Georg le decía que
revisara algo en instagram así que fue directo ahí.
—Es Georg pero me da
igual, no responderé hasta después de que... —se separó de Tom entrecerrando
los ojos. — Bendita sea la hora en la que Georg Listing se creó un Instagram,
no va a parar de burlarse de mí.
¡ Ay por Dios! como me rei estuvo genial gracias por subirlo aqui me encanto
ResponderEliminargenial
ResponderEliminar